Evangelio martes 10 de septiembre

Martes 10 de septiembre de 2019 | Juan Enrique Coeymans

10 de SEPTIEMBRE del 2019

Evangelio según San Lucas, capítulo 6, 12 - 19.

Martes de la Vigésima Tercera Semana del Tiempo Ordinario

En esos días, Jesús se retiró a una montaña para orar, y pasó toda la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio el nombre de Apóstoles: Simón, a quien puso el sobrenombre de Pedro, Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Simón, llamado el Zelote, Judas, hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor. Al bajar con ellos se detuvo en una llanura. Estaban allí muchos de sus discípulos y una gran muchedumbre que había llegado de toda la Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón,
para escucharlo y hacerse curar de sus enfermedades. Los que estaban atormentados por espíritus impuros quedaban curados; y toda la gente quería tocarlo, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.

Meditación de Juan Enrique Coeymans Avaria

"y pasó toda la noche en oración con Dios"

Jesús pareciera decirnos: Es importante estar siempre en oración, aun en medio de los afanes diarios buscando el querer del Padre. Pero conviene que Uds. valoren el retirarse y recogerse, el estar solos y en silencio, para que el Padre hable. Uds. creen que orar es decir muchas cosas como quien le habla a una pared. Pero nunca se quedan en silencio, sin decir nada. Y ahí se sorprenderán como el Espíritu les dirá cosas que no sospechan ni se imaginan. El Padre no es un Dios silencioso, sino respetuoso. Déjenlo hablar.

Es cierto, si uno saca la cuenta las veces que deja que hable Dios, son tan pocas. La oración se transforma en un pliego de peticiones, y no en un estar con Él, mirarlo, y no decirle nada. Esa experiencia la he tenido varias veces, pero me olvido de practicarla, como si uno fuera capaz solo de repetir lo que no sirve, y no lo que produce un bien. Debo poner en mi Horario Espiritual, los momentos de estar con El solo y en silencio cada día. Con un corazón abierto y sencillo.

Querido Señor Jesús, que a pesar de tu inmensa e infinita intimidad con el Padre, te retirabas en la noche y permanecías en oración, para darnos ejemplo que la vida humana está hecha de sístole y diástole, de hablar y callar, de recibir y de dar. Te pido la gracia de darme tiempo todos los días para estar contigo y con tu Madre. Que ella eduque mi corazón para hacerlo semejante al tuyo, aunque la tarea sea ardua y casi imposible, Señor, creo en ti, confío en ti, dame el don de no desesperarme conmigo.

AMÉN

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