Evangelio martes 19 de julio

Martes 19 de julio de 2022 | Juan Francisco Bravo

19 DE JULIO DEL 2022

Evangelio según San Mateo capítulo 12, 46 - 50

Martes de la Décimo Sexta Semana del Tiempo Ordinario

Todavía estaba hablando a la multitud, cuando su madre y sus hermanos, que estaban afuera, trataban de hablar con él. Alguien le dijo: "Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren hablarte". Jesús le respondió: "¿Quién es mí madre y quiénes son mis hermanos?".
Y señalando con la mano a sus discípulos, agregó: "Estos son mi madre y mis hermanos.
Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre".

Meditación de Juan Francisco Bravo Collado

Todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre".

Siento que Jesús me está diciendo: "Tú y tus prejuicios tienen tanto de qué aprender. Deja de pensar en términos de bandos, y date cuenta de que no importa tanto a qué adscribes, sino qué haces. El que hace la voluntad de mi Padre construye sobre roca y ese es mi hermano. Guíate por el amor, guíate por las bienaventuranzas, guíate por los que hacen algo concreto por aquellos que están más aproblemados y tristes. Así que si quieres ser tú también de los míos –mi hermano- haz la voluntad de mi Padre que está en el cielo".

Cuando me enfrento a este texto, mi primera impresión es confundirme y molestarme porque pareciera que Jesús desconoce a la virgen María. ¿Cómo puede ser eso? Pero, cuando profundizo, veo que, en vez de negarla a ella, en vez de decir que ella no es su familia, Jesús pone el foco en otro punto: amplía su familia. No se limita a aquellos que creen en él o que somos miembros de su iglesia... sino que aquellos que cumplen la voluntad de su Padre. Da lo mismo si soy súper practicante, si opino tal o cual cosa, si voto por 'x' o por 'y'... lo que importa es que cumpla la voluntad de su Padre.

Jesús, yo quiero ser de los tuyos y, aunque no siempre he cumplido la voluntad de tu Padre, ahora quiero hacerlo. Quiero encontrarme tú a tú contigo, descubrir la Divina Providencia en la palabra y en la vida y, sobre todo, quiero cumplirla a cabalidad, porque tengo la esperanza de que me dé vida ¡y vida en abundancia! Señor, quítame este corazón de piedra que no ve a los demás en mis hermanos; muéstrame cómo ser un hombre de verdad, lleno de pobrezas que tú puedes transformar en tesoros para mis hermanos y los míos.

AMÉN

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