Evangelio martes 3 de noviembre

Martes 3 de noviembre de 2020 | Juan Francisco Bravo

3 de NOVIEMBRE de 2020

Evangelio según San Mateo, capítulo 22, 34 - 40

Martes de la Trigésima Primera Semana del Tiempo Ordinario

Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron con Él, y uno de ellos, que era doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?"Jesús le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. Éste es el más grande y el primer mandamiento. El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas".

Meditación de Juan Francisco Bravo Collado

Amarás

Pareciera que Jesús me dice: "Todo se mide en el amor. Y el amor sucede en el presente. El amor no es algo que puedes pensar que hiciste en algún momento o que llegará en el futuro. Es ahora. En el momento que estás. Requiere de una forma muy especial: permanecer en el presente y anclar el corazón en el amor del padre y desde ahí irradiar amor a todo lo que te rodea. Puede ser incómodo, puede hacerte vulnerable, puede obligarte a trabajar más de lo que esperabas. Pero va a valer la pena."

Mi primera sensación ante este texto es de complicarme. De sentir que se ha dicho tanto de él que me abruma tener que tocar yo el tema. Sí, amar es lo central. ¿Qué mas queda que decir al respecto? Poco. Pero, al mismo tiempo sé que puedo amar más y mejor en mi propia vida, que puedo estar más consciente de dónde pongo mi amor y que puedo ir descubriendo cuándo elijo dejarlo de lado. El llamado que este texto me hace no es a aprender algo desde la cabeza, sino que a experimentarlo en mi día a día: aquí y ahora mismo.

Jesús, perdón porque mi primera inclinación al encontrarme contigo es quedarme preocupado de lo que voy a escribir en esta meditación. Por quedarme anclado en poner algo interesante y olvidarme del regalo que es estar contigo. Por quedarme en el parecer y no en el ser. Hoy quiero estar en tu presencia en la oración y permanecer en esa oración durante todo el día, como si estuviera ante el Altísimo. Quiero experimentar el amor aquí y ahora, que constituye mi organismo de vinculaciones, donde mi amor por Ti, por mis hermanos y también por mí mismo teje un encuentro que va más allá de la obligación de seguir un mandamiento.

AMÉN

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