Evangelio miércoles 1 de enero de 2020

Miércoles 1 de enero de 2020 | Ignacio Torres

1° de ENERO del 2020

Evangelio según San Lucas, capítulo 2, 16 - 21

Solemnidad de Santa María Madre de Dios

Fueron rápidamente y encontraron a María, a José, y al recién nacido acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que habían oído decir sobre este niño, y todos los que los escuchaban quedaron admirados de lo que decían los pastores. Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón. Y los pastores volvieron, alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, conforme al anuncio que habían recibido. Ocho días después, llegó el tiempo de circuncidar al niño y se le puso el nombre de Jesús, nombre que le había sido dado por el Ángel antes de su concepción.

Meditación de Ignacio Torres Karmy

"Y los pastores volvieron, alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído."

Jesús pareciera decirme: Alégrate y regocíjate de paz y amor, por haber creído que Dios mismo se haría carne y habitaría en medio de los hombres. Anda pues alabando y glorificando a Dios, para dar testimonio a tantos que están tristes, cansados y desesperanzados con el sentido de su vida. Hombres y mujeres heridos por un Chile que ha perdido el sentido de Dios, del dar antes que recibir, del comprender al otro, y que finalmente es dejar de vernos por lo que somos: Hijos de Dios.

El evangelio de hoy, me vuelve hablar de la Navidad, Dios se hace presente y me invita a que este esencial acontecimiento no se borre jamás. Los pastores vuelven alegres y agradecidos por haber sido testigos de contemplar al Salvador del mundo, al Emanuel que cambia hasta los más duros corazones. No existe nada, ni nadie quién no pueda conmoverse con el acontecimiento de la Navidad; y el Señor me invita a compartirlo concretamente con los más tristes y abandonados de esperanza.

Señor mío y Dios mío, hoy me sigues indicando que el acontecimiento de la Navidad es pieza esencial del camino de la fe y sentido de la vida. No sólo me invitas a dar testimonio de este inmenso misterio; sino que, además, de conservarlo a través de la oración, en lo más profundo del corazón. Señor mío, Chile necesita los frutos de la Navidad, frutos de dialogo, tolerancia y humildad; como también frutos de esperanza, amor y sacrificio para los demás; que esta Navidad me movilicen día a día.

AMÉN

Comentarios
Nombre:   Procedencia:
Comentario:
Código de seguridad:   captcha
Caracteres restantes: 1000