Evangelio miércoles 15 de enero de 2020

Miércoles 15 de enero de 2020 | Alejandra Castelblanco

15 de ENERO del 2020

Evangelio según San Marcos, capítulo 1, 29 - 39

Miércoles de la Primera Semana del Tiempo Ordinario

Cuando salió de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés.
La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron de inmediato.
El se acercó, la tomó de la mano y la hizo levantar. Entonces ella no tuvo más fiebre y se puso a servirlos. Al atardecer, después de ponerse el sol, le llevaron a todos los enfermos y endemoniados, y la ciudad entera se reunió delante de la puerta. Jesús curó a muchos enfermos, que sufrían de diversos males, y expulsó a muchos demonios; pero a estos no los dejaba hablar, porque sabían quién era él. Por la mañana, antes que amaneciera, Jesús se levantó, salió y fue a un lugar desierto; allí estuvo orando. Simón salió a buscarlo con sus compañeros, y cuando lo encontraron, le dijeron: "Todos te andan buscando". El les respondió: "Vayamos a otra parte, a predicar también en las poblaciones vecinas, porque para eso he salido". Y fue predicando en las sinagogas de toda la Galilea y expulsando demonios.

Meditación de Alejandra Castelblanco de Prieto

"La suegra de Simón estaba en cama con fiebre"

Jesús parece decirnos: yo sé que los hombres se enferman, sufren, se desaniman, tienen dolencias... pero al igual que la suegra de Pedro, yo puedo sanarlos. Necesito que me lo digan, que se desahoguen, que me cuenten lo que les pasa. No tengan duda que yo me acercaré, los tomaré de la mano y los levantaré. Ustedes son libres, yo no intervendré en sus vidas si ustedes no me invitan a ser parte de ella. Por eso hoy la invitación es esa: cuéntenme como están, confíen en mí que yo he venido a estar con ustedes y a levantarlos de sus males.

Muchas veces pienso que basta con que uno se sienta mal para que Jesús lo entienda y lo solucione, pero no tomo conciencia que es necesario contárselo, narrar por pasos lo que uno siente o piensa, no por Él, sino por uno que al hacerlo ya se va sintiendo un poco más aliviado y la aflicción toma la verdadera dimensión que tiene. También es cierto, que no siempre la solución es inmediata, pero cuando uno le cuenta con confianza a Jesús lo que le pasa, espera con más tranquilidad y sabe que lo que vendrá será su voluntad.

Querido Señor: quieres tener contacto directo con nosotros, quieres que te contemos lo que nos pasa, quieres compartir con nosotros nuestros dolores y problemas para que aprendamos de ellos y de tu mano podamos pararnos y caminar mejor. Gracias por estar ahí presente en nuestro día a día en los problemas chicos de cada día y en las grandes dificultades que nos nublan y no nos dejan ver claro que de tu mano todo se resuelve. Que María sea mi ejemplo, ella siempre estuvo contigo y con confianza supo vivir a plenitud su vida en la tierra.

AMÉN

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