Evangelio miércoles 23 de octubre

Miércoles 23 de octubre de 2019 | Ignacio Torres

23 de OCTUBRE del 1019

Evangelio según San Lucas, capítulo 12, 39 – 48

Miércoles de la Vigésima Novena Semana del Tiempo Ordinario

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete. Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.» Pedro le preguntó: «Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?» El Señor le respondió: «¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas? Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, lo encuentre portándose así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes. Pero si el empleado piensa: "Mi amo tarda en llegar", y empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas, a comer y beber y emborracharse, llegará el amo de ese criado el día y a la hora que menos lo espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son fieles. El criado que sabe lo que su amo quiere y no está dispuesto a ponerlo por obra recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá.»

Meditación de Ignacio Torres Karmy

"Estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre."

Jesús pareciera decirme: vivir el evangelio no debe ser algo excepcional o puntual, sino algo cotidiano, natural y propio de la vida del cristiano. Yo quiero estar contigo siempre. No hay tema, realidad o momento que sea ajeno a mi persona. El mundo tiende a confundir que las obras cristianas son algo puntual, y no como un estilo de vida común y corriente, así como el pan de cada día se hace fermentar con la levadura. Así estaréis preparado, el uno con el otro, siempre.

El evangelio del día de hoy, me invita a revisar como es mi vida de cada día; y reconocer la presencia del Señor en ella. Dejar de lado la actividad puntual o aquel apostolado particular; como aquellos check-in para mantener la conciencia tranquila; sino que comprender que el Señor no me quiere "sorprender" y quiere estar conmigo siempre. Comprendo que soy yo el que sale de la casa, siendo incapaz de incluir al Señor en todos mis ámbitos de acción y quehaceres.

Señor, Cristo Jesús que buen Padre eres, que me has invitado a estar contigo siempre. Si Señor, quiero abrazar tu estilo de vida, fermentando así la masa de cada día. Señor permite que mi vida no se llene de un sinfín de actividades excepcionales, sino que de lo que me toca hacer cada día, según mi vocación de laico en el trabajo, con mi familia, y amigos; puedas permanecer siempre conmigo. Señor acompáñame con tu madre en todas las decisiones que deba realizar.

AMÉN

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