Evangelio miércoles 25 de febrero

Miércoles 25 de marzo de 2020 | Ignacio Torres

25 de MARZO del 2010

Evangelio según San Lucas, capítulo 23, 1 - 12

Solemnidad de la Encarnación del Señor

En el sexto mes, el Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: "¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo". Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Ángel le dijo: "No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin". María dijo al Ángel: "¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?". El Ángel le respondió: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios". María dijo entonces: "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho". Y el Ángel se alejó.

Meditación de Ignacio Torres Karmy

"¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo."

Jesús pareciera decirme: ¡En medio de la tribulación y el desconcierto, no tengas miedo! En medio de las crisis y epidemias, ¡no tengas miedo! No temas, son las palabras del Ángel Gabriel a María; porque Yo estoy contigo. Alégrate, porque te quiero y no hay nada de lo que estás viviendo que me sea ajeno. Déjate conducir por el Espíritu y aprovecha este tiempo de Cuaresma, para vivir y concentrarse en lo esencial, vuélcate a los tuyos, con alegría, magnanimidad y espíritu de servicio.

La frase que he escogido del evangelio de hoy, es una de las más famosas del evangelio y que me llena de esperanza de reconocer a un Dios que no cansa de amarme, de estar conmigo, y cubrirme con sus infinitos dones. El evangelio me invita a confiar, como la Santísima Virgen, que a pesar del oscuro escenario social, económico que estamos viviendo, Cristo me invita a dejar los cálculos humanos, y abrirse confiado en que se cumpla su Palabra en mi vida.

Señor mío y Dios mío, que sería de mi sin tu Palabra, sin tu infinito amor a través de las personas, y tu compañía en mi oración. Son tantas las incertidumbres que estoy viviendo, que necesito confiar que tu Palabra y plan de haga carne en mi vida. Querida Virgencita, tu eres madre, tu eres Reina, tu confiaste ciegamente en la Palabra. Que tu ejemplo, valentía y radicalidad me lleven a transitar con alegría e inmensa confianza en este tiempo que me has regalado.

AMÉN

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