Evangelio miércoles 9 de febrero

Martes 8 de febrero de 2022 | Osvaldo Andrés Iturriaga

9 de FEBRERO DEL 2022
Evangelio según San Marcos capítulo 7, 14 - 23
Miércoles de la Quinta Semana del Tiempo Ordinario

Y Jesús, llamando otra vez a la gente, les dijo: "Escúchenme todos y entiéndanlo bien.
Ninguna cosa externa que entra en el hombre puede mancharlo; lo que lo hace impuro es aquello que sale del hombre. ¡Si alguien tiene oídos para oír, que oiga!". Cuando se apartó de la multitud y entró en la casa, sus discípulos le preguntaron por el sentido de esa parábola.
El les dijo: "¿Ni siquiera ustedes son capaces de comprender? ¿No saben que nada de lo que entra de afuera en el hombre puede mancharlo, porque eso no va al corazón sino al vientre, y después se elimina en lugares retirados?". Así Jesús declaraba que eran puros todos los alimentos. Luego agregó: "Lo que sale del hombre es lo que lo hace impuro. Porque es del interior, del corazón de los hombres, de donde provienen las malas intenciones, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, la avaricia, la maldad, los engaños, las deshonestidades, la envidia, la difamación, el orgullo, el desatino. Todas estas cosas malas proceden del interior y son las que manchan al hombre".

Meditación de Osvaldo Andrés Iturriaga Berríos

"Ninguna cosa externa que entra en el hombre puede mancharlo; lo que lo hace impuro es aquello que sale del hombre".

Siento que el Señor me dice "la creación de Dios es perfecta y buena a sus ojos, de la misma manera en que los bienes materiales pueden usarse para hacer el bien. El problema es cómo te relacionas tú con esas cosas: ¿vives esclavizado por tener ciertos bienes, o sufres por no poseer otros? Las cosas que posees, ¿las pones al servicio de los demás, o sólo para satisfacerte a ti mismo? Cuidado con que tus bienes o que tu deseo de mantener cierto "nivel" de vida se conviertan en prioridades, ya que eso inevitablemente te terminará por alejar de lo verdaderamente importante."

Intento pensar en todas las "cosas externas" que de alguna forma han entrado en mí, desde bienes materiales hasta el sinnúmero de sucesos, experiencias, personas y aprendizajes que han llenado mi vida. Y en esta infinidad de cosas, puedo reconocer como única constante el amor de Dios, regalándome, enseñándome, corrigiéndome. Sin embargo, muchos de esos dones y bendiciones los he contaminado o desaprovechado al usarlos no para servir a los demás, sino a mí mismo. Cuántas veces he transformado algo bueno, en algo para satisfacer mi egoísmo; o he respondido con indiferencia cuando sólo he recibido amor.

Querido Señor, tal como a tus discípulos, me cuesta mucho entender el sentido profundo de tus palabras, y más todavía ponerlas en práctica. El ajetreo de la vida diaria me distrae, me encierra en mis rutinas y me hace poner mi atención en cosas que, aunque parezcan inofensivas, me alejan de Ti. Regálame el poder tener oídos que realmente te oigan, el saber darme el tiempo para detenerme a escucharte, y así todo lo que salga de mí no sea otra cosa que tu voluntad.

AMÉN.

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