Evangelio sábado 10 de agosto

Viernes 9 de agosto de 2019 | Gonzalo Manzano

10 de AGOSTO del 2019

Evangelio según San Juan capítulo 12, 24 - 26

Fiesta de San Lorenzo, Diácono y Mártir

Día del Diácono

Jesús dijo a sus discípulos: "Les aseguro que, si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto. El que tiene apego a su vida la perderá; y el que no está apegado a su vida en este mundo, la conservará para la Vida eterna. El que quiera servirme que me siga, y donde Yo esté, estará también mi servidor. El que quiera servirme, será honrado por mi Padre."

Meditación de Gonzalo Manzano González

"El que no está apegado a su vida en este mundo, la conservará para la Vida eterna"

Jesús parece decirme: La vida que les hemos regalado con el Padre y el Espíritu es un tesoro que ni siquiera es de ustedes para que dispongan de él. Ese tesoro es de todos los demás, que tienen la oportunidad de ejercer el amor en favor de ustedes, y de recibir los regalos que ustedes mismos pueden darles. Por tanto, no intenten conservar algo que no es suyo, sino que de los demás. Así, si cada uno se preocupa de conservar la vida de los demás y no la suya, todas las vidas se conservarán, y darán mayor gloria al Padre con ellas.

Siento que el llamado de la lectura no es a ser despreocupado por la vida, ni andar temerariamente tomando riesgos. Creo que el llamado es a no pensar en uno mismo, y dar la vida por el otro, si es necesario, tal como Él dijo e hizo en la Cruz. No hay amor más grande que dar la vida, y para poder hacerlo, es necesario no intentar conservarla. Quizás por eso es que, si bien no intento perder la vida, no tengo problemas en reconocer que no le tengo gran apego si con ofrecerla logro algo mucho mayor.

Señor Jesús, hoy te agradezco de corazón por plantar en mi corazón ese desapego a la conservación de mi vida. Me has hecho equilibrar el cuidado de ese tesoro con la lucidez para ver que no se trata de cuidarla a ella, sino que se trata de tenerla para ofrecerla a los demás. Veo tu sacrificio en la Cruz y encuentro el ejemplo de cómo hacerlo, y cómo lograrlo a pesar de los dolores y angustias. Quiero entregarme a ti en cuerpo y alma, buscando hacer felices a quienes me has entregado. Señor, que no pierda nunca este regalo.

AMÉN

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