Evangelio sábado 12 de febrero de 2022

Viernes 11 de febrero de 2022 | Gonzalo Manzano

12 de FEBRERO del 2022
Evangelio según San Marcos capítulo 8, 1 - 10
Sábado de la Quinta Semana del Tiempo Ordi17nario

En esos días, volvió a reunirse una gran multitud, y como no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: "Me da pena esta multitud, porque hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer. Si los mando en ayunas a sus casas, van a desfallecer en el camino, y algunos han venido de lejos". Los discípulos le preguntaron: "¿Cómo se podría conseguir pan en este lugar desierto para darles de comer?". Él les dijo: "¿Cuántos panes tienen ustedes?". Ellos respondieron: "Siete". Entonces él ordenó a la multitud que se sentara en el suelo, después tomó los siete panes, dio gracias, los partió y los fue entregando a sus discípulos para que los distribuyeran. Ellos los repartieron entre la multitud. Tenían, además, unos cuantos pescados pequeños, y después de pronunciar la bendición sobre ellos, mandó que también los repartieran. Comieron hasta saciarse y todavía se recogieron siete canastas con lo que había sobrado. Eran unas cuatro mil personas. Luego Jesús los despidió.
En seguida subió a la barca con sus discípulos y fue a la región de Dalmanuta.

Meditación de Gonzalo Manzano González
"Hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer."

Jesús parece decirme: Este es un retiro, de aquellos donde de verdad has hablado conmigo. Imagínate, pasar tres días conmigo, escuchando mi Mensaje, meditándolo. ¿Qué crees que llevó a esas personas a quedarse en ese lugar conmigo? Es esa misma hambre de Verdad, hambre de Dios, de encontrarse con el Padre a través mío, intentando encontrar el sentido de sus vidas. Ellos quisieron tanto estar en este retiro, que incluso estaban dispuestos a quedarse sin comer. Querían estar conmigo porque entendían lo que Dios quería de ellos, la invitación que les traía de parte de Él.

Me pregunto qué hubiera hecho yo si hubiese estado en ese lugar con Jesús. Encontrarme con Él, poder preguntarle, que me explique qué quiere de mí. Tengo preguntas que quizás ameritan horas de conversación con Él, porque seguramente mi cabeza dura no entendería lo que me quiere decir, o quizás no lo entendería con la verdadera profundidad y significado que tiene. Pero aún así, compartir con Él hubiese sido una bendición. Y así me doy cuenta que ¡siempre está conmigo, que siempre quiere conversar conmigo! En estas meditaciones, en mi oración diaria, en la eucaristía y los demás sacramentos.

Señor Jesús, me invitas a cada momento a compartir contigo, en medio de las tareas del hogar, mientras trabajo, cuando cuido a mis hijos o juego con ellos. Quieres que no me pierda en tonterías, y yo como niño pequeño, no hago caso de tus advertencias. Incluso, luego de experimentar el dolor de no tenerte por un momento, o de sentir que no te tengo, sigo haciéndome el loco con todas las llamadas a mi puerta. Te pido perdón, Señor, porque de verdad eres lo más importante de mi vida, y no soy digno de tanto sacrificio, ni del tuyo ni el de mis hermanos. Pondré todo de mi para tenerte más y más cerca en mi vida.

AMÉN.

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