Evangelio sábado 27 de noviembre

Sábado 27 de noviembre de 2021 | Gonzalo Manzano

27 de NOVIEMBRE del 2021

Evangelio según San Lucas capítulo 21, 34 - 36.

Sábado de la Trigésima Cuarta Semana del Tiempo Ordinario.

Término del Tiempo Ordinario y del Año Litúrgico 2021.

Jesús dijo a sus discípulos: "Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, para que ese día no caiga de improviso sobre ustedes como una trampa, porque sobrevendrá a todos los hombres en toda la tierra.
Estén prevenidos y oren incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así podrán comparecer seguros ante el Hijo del hombre.

Meditación de Gonzalo Manzano González

"Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida"

Jesús parece decirme: Este es el gran mal de este tiempo. Todos ustedes viven preocupados de cosas efímeras, y apegados a placeres que adormecen su mente y corazón. Algunos jamás salen de su hedonismo, otros no pueden más que velar por necesidades cada vez más grandes, suponiendo que son "necesarias" cuando en realidad ellos mismos las disfrazan de imprescindibles. Está muy bien que quieras preocuparte de tu familia, de tu trabajo, de quienes dependen de ti, pero en ningún caso debes olvidarte que nadie puede servir a dos señores. Esta vida es fugaz en comparación a la Vida Eterna a la que te invito.

Mis preocupaciones cotidianas efectivamente me aturden. No me dejan ver más allá, quizás porque efectivamente son grandes, pero también porque yo mismo dejo que crezcan desmesuradamente en mi corazón. Tengo claro que mi intención no es negativa, y creo estar lejos de ser suntuoso o hedonista, pero sí me dejo llevar por la angustia de no poder atenderlas como creo que corresponde. Si de verdad tuviera más fe, si de verdad creyera en el poder de mi oración, confiaría mucho más en que esas preocupaciones no son nada frente al poder de Cristo, pero torpemente me dejo llevar por un pragmatismo que me aleja de Él.

Señor Jesús, te pido perdón nuevamente porque dejo de poner mi atención en Ti, y traslado mi mirada a aquellas cosas que el Demonio me pinta como imprescindibles. Son cosas buenas, pero él se encarga de presentarlas como si estuvieran por sobre mi necesidad de Ti. No dejes Señor, que ese Mentiroso nuble mi vista, y esconda el verdadero sentido por el que esas preocupaciones son importantes: lo son porque al hacerme cargo de aquellas que me permiten ejercitar mi amor al prójimo, me acercan más a Ti. Eres mi Señor, mi amigo, el que muere por mí y me guía en medio de la oscuridad. Perdóname y bendíceme, Señor.

AMÉN

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