Evangelio sábado 3 de abril

Sábado 3 de abril de 2021 | Gonzalo Manzano

3 de ABRIL del 2021

Evangelio según San Marcos, capítulo 16, 1 - 7.

Sábado Santo. Santa Vigilia Pascual

Pasado el sábado, María Magdalena, María, la madre de Santiago, y Salomé compraron perfumes para ungir el cuerpo de Jesús. A la madrugada del primer día de la semana, cuando salía el sol, fueron al sepulcro. Y decían entre ellas: "¿Quién nos correrá la piedra de la entrada del sepulcro?". Pero al mirar, vieron que la piedra había sido corrida; era una piedra muy grande. Al entrar al sepulcro, vieron a un joven sentado a la derecha, vestido con una túnica blanca. Ellas quedaron sorprendidas, pero él les dijo: "No teman. Ustedes buscan a Jesús de Nazaret, el Crucificado. Ha resucitado, no está aquí. Miren el lugar donde lo habían puesto. Vayan ahora a decir a sus discípulos y a Pedro que él irá antes que ustedes a Galilea; allí lo verán, como él se lo había dicho".

Meditación de Gonzalo Manzano González

"Ha resucitado, no está aquí."

Jesús parece decirme: Muchos no dan crédito a esto. Según los judíos y muchos otros, "mi cuerpo no está ahí" porque mis Apóstoles urdieron un plan maestro, que lo escondió para fabricar el mito. No los culpo de nada. Muchos tampoco creyeron que Lázaro había resucitado, o que caminaron los paralíticos, o que vieron los ciegos, o que quedaron perdonados los pecados de muchos. La incredulidad es propia del ser humano, al punto que Tomás tampoco creyó. Y tú, ¿crees? Al menos, ¿quieres creer? Pide el don de la fe, pídelo, aunque no creas, pídelo para que creas. Te aseguro que tu petición llegará al Padre.

Paso la vida pensando en esto. Claro que tengo fe, o al menos así lo creo. Creo que en verdad Cristo no estaba ahí luego de aquella Noche Santa. Vibro con el Pregón Pascual, me emociona todo el Triduo, y en realidad, se me queda presente en el cuerpo y el alma. Pero al cabo de un tiempo, cuando se enfría el fervor, cuando va decayendo el empuje de la Cuaresma, vuelvo a ser ese mismo inconstante, tibio creyente y débil de carácter, que se pasa la vida pensando pragmáticamente y sin visión ni perspectiva, aquella que me permite ver a Dios en las cosas cotidianas, y me hace vislumbrar su plan perfecto.

Creo, Señor, de verdad creo. Pero soy inconstante, se me olvida, y dejo de pedir porque asumo que "ya sabes lo que te pido". Sé que lees en mi corazón incluso más claro y profundo que yo mismo, pero me confío en eso y dejo de hacerte llegar mi solicitud. Te pido que, en este Tiempo Pascual, logre internalizar y hacer hábito el pedirte más fe. Quiero creer siempre, ver el mundo más cerca de tu perspectiva, y así comenzar de a poco a apuntar a las metas más altas. He sido desorganizado, y no he sido constante en mi crecimiento espiritual. Enséñame, Señor a seguirte, para acercarme más y más a Ti.

AMÉN

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