Evangelio sábado 7 de agosto

Sábado 7 de agosto de 2021 | Gonzalo Manzano

7 de AGOSTO del 2021

Evangelio según San Mateo capítulo 17, 14 – 20.

Sábado de la Décimo Octava Semana del Tiempo Ordinario

Cuando se reunieron con la multitud, se le acercó un hombre y, cayendo de rodillas, le dijo: "Señor, ten piedad de mi hijo, que es epiléptico y está muy mal: frecuentemente cae en el fuego y también en el agua. Yo lo llevé a tus discípulos, pero no lo pudieron curar".
Jesús respondió: "¡Generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganmelo aquí". Jesús increpó al demonio, y este salió del niño, que desde aquel momento quedó curado. Los discípulos se acercaron entonces a Jesús y le preguntaron en privado: "¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?". "Porque ustedes tienen poca fe, les dijo. Les aseguro que, si tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, dirían a esta montaña: 'Trasládate de aquí a allá', y la montaña se trasladaría; y nada sería imposible para ustedes".

Meditación de Gonzalo Manzano González

"¡Generación incrédula y perversa!"

Jesús parece decirme: A veces me hacen perder la paciencia, porque les he dicho lo que necesitan para salvarse y simplemente no quieren oír. Les digo que crean en Mí, que crean de verdad, que confíen, pero no hay caso. Siguen queriendo salvarse por ustedes mismos. A veces me pregunto cómo es que pudo calar tan hondo en sus corazones, la soberbia del pecado de Adán. Sólo necesitan asumir que no pueden salvarse solos, y que si bien deben poner todo de su parte para alcanzarla, sin mi intervención su salvación no es posible.

Me cuesta tanto ceder el control. Debería ser muchísimo más dócil a la acción del Espíritu, para realmente cambiar mi vida. Estoy pasando por tantas incertidumbres e igualmente soy incapaz de ser un fiel hijo de Dios. Sé perfectamente que solo no puedo, pero sigo empecinándome en intentar conseguir lo que necesito sin incluir a Dios. Si de verdad entregara a Dios estas incertidumbres, todo aquello que no depende de mí, y yo sólo me dedicara a poner mi completo esfuerzo en aquello que sí depende de mí, no debería desesperar, porque sabría que Él está conmigo, y con Él, todo lo puedo.

Señor Jesús, te entrego mis miedos y problemas. Ya no aguanto más si no te incluyo en el proceso de superarlos, y torpemente, reconozco que podría haberlo hecho así desde siempre, pero la ceguera de mi pecado me impide confiar. ¡Sálvame, Señor, que solo no puedo! Me encuentro impotente ante este mundo que quiere todos los pedazos de mí. Sin Ti, yo no puedo, y sólo cuento contigo para superarme a mí mismo, convertir mi vida en un Sí como el de tu Madre, y lograr acercar mi corazón al tuyo. Te lo ofrezco, mi Señor, y sólo te pido que escuches a tu Madre que intercede por mí.

AMÉN

Comentarios
Nombre:   Procedencia:
Comentario:
Código de seguridad:   captcha
Caracteres restantes: 1000