Evangelio viernes 6 de mayo

Viernes 6 de mayo de 2022 | Alejandra Castelblanco

6 DE MAYO DEL 2022

Evangelio según San Juan capítulo 6, 52 - 59

Viernes de la Tercera Semana de Pascua

Los judíos discutían entre sí, diciendo: "¿Cómo este hombre puede darnos a comer su carne?". Jesús les respondió: "Les aseguro que, si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. Así como yo, que he sido enviado por el Padre que tiene Vida, vivo por el Padre, de la misma manera, el que me come vivirá por mí. Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron sus padres y murieron. El que coma de este pan vivirá eternamente". Jesús enseñaba todo esto en la sinagoga de Cafarnaúm.

Meditación de Alejandra Castelblanco de Prieto

"...y yo lo resucitaré en el último día"

Jesús parece decirnos: mi Padre me envió al mundo con una misión definida y por una razón única: por amor a sus hijos. "Tanto amó Dios al mundo, que envió a su Hijo para salvarlo". Seguro han escuchado esta frase miles de veces, pues bien, Yo soy ese hijo, Yo vine al mundo, Yo cumplí mi misión de salvarlos al morir en la cruz. Yo vencí a la muerte. Resucité, y ese mismo regalo tendrán ustedes si comen de mi carne y beben de mi sangre. La forma de hacerlo, participar de la Eucaristía y teniendo una vida espiritual acorde a la vida terrenal, es decir, siendo consecuentes y dando testimonio de vida.

Ayudando a mi hija en una tarea acerca del islam, me preguntó qué significa ser radical. Mientras respondía, pensaba en mi propia radicalidad, en mí como católica comprometida, que caigo en la tentación de acomodar las cosas a mi pinta. Me gustaría ser más radical, pero no en juzgar a otros sino conmigo misma, revisarme más seguido para limar mis tibiezas. No quiero perderme la resurrección que Jesús me promete. Claro, implica esfuerzo, sacrificio, pero también tranquilidad en el alma y sobre todo: Esperanza. En la vida eterna, en el reencuentro con los que han partido y una contemplación al Padre que es el mayor regalo.

Querido Señor: Gracias por hacernos hijos del Padre, gracias por permitir que te conozca, eres nuestro ejemplo y guía. Gracias por darnos a la Santísima Virgen María, siempre dispuesta a escucharnos y acogernos en el Santuario. Gracias por regalarnos la esperanza, por tener siempre la posibilidad de volver a empezar, de enmendar el camino y hacer borrón y cuenta nueva. Gracias por el sacramento de la Reconciliación y el de la Eucaristía que nos devuelven la gracia y nos conducen a una comunión íntima y profunda. Gracias Señor por prometernos la resurrección.

AMÉN

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