Grandes Desafíos de Schoenstatt en Latinoamérica: Ponencia del P. Alexandre Awi (Brasil) – Congreso de Liderazgo schoenstatiano

Grandes Desafíos de Schoenstatt en Latinoamérica

Ponencia P. Alexandre Awi (Brasil) – Congreso de Liderazgo schoenstatiano

Bellavista, Santiago – 01/11/2010

 

I. PRIMERA PARTE

(1) Sabemos que la realidad de Schoenstatt en América Latina es muy diversa. Por esto, la primera dificultad de la presente exposición es pretender afirmar algo que sea válido para el Movimiento de Schoenstatt en todo nuestro continente. Reconozco que mi experiencia es muy limitada: viví algunos años en Chile y Argentina, visité el Paraguay algunas veces y trabajo en Brasil, donde también experimentamos realidades muy distintas al interior del país. Todo “punto de vista es la vista desde un punto”, se suele decir en Brasil. Por lo tanto, todo lo que yo pueda decir, debe pasar por el filtro de la experiencia que cada uno tiene de Schoenstatt en su propio país.

Por otro lado, debo reconocer también que, lo que voy a decir se distancia mucho de lo que yo había preparado para este congreso, pues creo que esta última ponencia, al final de tanta riqueza de vida y opiniones, más que abrir nuevos horizontes debe tratar de ayudarnos a sintetizar, a ver el bosque nuevamente, sin que nos perdamos en los árboles.

Entiendo la tarea de esta exposición – según lo que me pidió el P. Rafael Fernandez – como un abrir horizontes en forma realista y audaz, partiendo de lo que tenemos y de la urgencia del mensaje que quiso y quiere entregar Schoenstatt a la Iglesia y a la construcción de una nueva cultura. Mostrando tareas en que debieran aunarse las fuerzas en virtud de una mayor eficacia apostólica.

Además, por ser la última de todas las ponencias, no es mi intención decir algo nuevo… sino al revés, quisiera colaborar para una cierta síntesis. No voy a acrecentar más textos del Padre – como yo había previsto antes – ni traer nuevas preguntas, sino tratar de aunarlas, lo que es igualmente difícil. Quizás estamos agobiados ya con tanta riqueza, con tantos ejemplos de proyectos bien logrados y tantos desafíos planteados. También yo tengo los sentimientos encontrados que nuestro moderador tenía ya en la primera noche del congreso: alegría y orgullo por todo lo que hay por el Schoenstatt Vivo que hemos experimentado, y a la vez la preocupación y apremio por todo lo que aún debemos realizar.

(2) El sueño del Padre, su amplia visión de profeta (“A la sombra del santuario…”) puede frustrar a muchos, pues nos damos cuenta de lo lejos que estamos de la plena realización de nuestra misión. Ej.: algunos padres de la primera generación de los Padres de Schoenstatt comentan que aún no han visto realizado el gran ideal profético por el que han dejado todo y entregado sus vidas… y probablemente se van a morir sin verlo…

En todo caso prefiero la postura optimista de Felipe Kast y estoy convencido de que es nuestras fortalezas superan en mucho nuestras debilidades, y vale la pena seguir corriendo el riesgo de aprovechar las oportunidades que la Divina Providencia nos ofrece y que hemos auscultado.

La profecía del Padre sigue vigente. El ideal y la misión no han disminuido ni cedido ante la “dura realidad” de los hechos… Schoenstatt no es solamente un movimiento de piedad y de auto-santificación, sino de transformación social, que debe actuar y, de hecho, ya está actuando tanto en las bases como en los centros de decisión social y eclesial. No ha hecho todo lo que quisiéramos, pero ha logrado más de lo que muchos creían. 

  1. Puntos de partida: dos voces irrenunciables

 

(3) Para ayudar en la síntesis que debo hacer, quisiera evocar a dos “voces de Dios” – entre las muchas que hemos escuchado en estos días – que me parecen objetivamente irrenunciables. Cuando hoy se trata de auscultar las voces de Dios en el Schoenstatt latinoamericano es imposible no referirse a la V Conferencia del CELAM en Aparecida, en mayo del 2007. Dios ha hablado proféticamente a la Iglesia en nuestro continente y nos ha invitado a ser discípulos y misioneros de Jesús. Sabemos de la importancia que tuvieron algunos schoenstatianos en la gestación de esta Conferencia, en especial el Card. Francisco Javier Errázurriz y el P. Sidney Fones. En el desarrollo de Aparecida contamos también con la presencia de los Jensen, único matrimonio convocado por el Papa para participar de la Conferencia. El aporte de todos ellos en algunas partes concretas del documento final es muy clara. Y más allá de esto, la orientación dejada por Aparecida debe marcar también nuestros pasos como Schoenstatt latino-americano.

La “Misión Continental” a la que somos convocados, debe reforzar aún más la fuerte “consciencia de misión”, que es parte carismática de nuestra espiritualidad. El 31 de Mayo del 49 quiso dejar a la Familia de Schoenstatt “en permanente estado de misión”. De esa actitud ha brotado toda la vida que hemos experimentado en las exposiciones del congreso, y la Iglesia sigue pidiendo que contribuyamos a la misión continental a través de nuestra conciencia y acción misionera.

(4) Otra voz importante, que debe ser escuchada, ahora desde adentro de la propia Familia de Schoenstatt es el Mensaje 2014, dejado por la jornada de planificación en febrero del 2009 (conocida como Conferencia 2014), que fue un verdadero Cenáculo de la Familia del Padre. Somos invitados a volver a la fuente de la Alianza de Amor con María, que dio origen y da sentido a nuestra Familia, para desde ahí, fundar Schoenstatt nuevamente, como el Padre quería para cada generación:

(5) “¿Qué será de Schoenstatt si las generaciones futuras no están poseídas y penetradas por el mismo espíritu que nosotros? ¿No debiera permanecer, por todos los tiempos en nuestra Familia, la ley: cada generación debe conquistar nuevamente Schoenstatt para sí?” (P. José Kentenich, 11/8/1935, para sus 25 años de Ordenación Sacerdotal) Esto nos toca a nuestra generación, la generación del segundo siglo, del centenario de Schoenstatt.

El Centenario de la Alianza no es un “mirar hacia atrás”, con olor a “naftalina”, sino una mirada profética y decidida hacia los próximos 100 años para que la “cultura de alianza”, que se gesta a partir de Schoenstatt, lleve a la plenitud aquello que germinalmente estuvo presente en el primer siglo de nuestra historia.

(6) Yo tuve la gracia de estar presente en ambos acontecimientos – Aparecida y la Conferencia 2014, como algunos que están aquí – y soy testigo de que fueron fuertes momentos de la irrupción de Dios en nuestra historia. Dios nos habló claramente en ellos y nos pide una respuesta en este momento de la historia. No sé cuánto conocemos estos dos textos ni cuánto hemos sido contagiados por estos impulsos de vida. Ojalá lo tengamos muy presentes en nuestras reflexiones, pues no tenerlos en cuenta es tapar los oídos al Dios de la Vida y pifiar respecto a Su voluntad. Ellos nos dan un cierto “marco general” para los próximos años de Schoenstatt en Latinoamérica. De ellos ha brotado y sigue brotando mucha vida, y ésta es la vida que queremos recoger para llevar a la plenitud.

  1. Desafío de la unidad

 

(7) Puedo atestiguar que ambos acontecimientos estuvieron marcados por el carisma de la “unidad”. La Iglesia de América Latina y el Caribe, tan diversa en sus múltiples corrientes – lo que casi impidió que se llegara a un documento final en 1992 (en la Conferencia anterior, en Santo Domingo) – dio, en su V Conferencia un sorprendente testimonio de unidad en la diversidad y produjo un texto y un impulso de vida que alegraron e motivaron a todos (ej.: tema de los movimientos y de las CEBs).

También la Conferencia 2014 fue un verdadero Cenáculo que unió a la Familia del Padre en torno a él, dando testimonio de la unidad de un mismo carisma a pesar de la diversidad de culturas, lenguas y naciones. Fue hermoso experimentar como, por primera vez en la historia, representantes de la Familia de Schoenstatt de todo el mundo se reunieron para hablar del presente y el futuro de Schoenstatt, y demostraron tal sintonía y unidad – a pesar de las muchas diferencias – que sólo el Espíritu podría gestar. Y esto se dio porque nos sentimos unidos en el corazón del Padre, en la fuerza de la Alianza.

Por lo mismo, mi primera observación hacia el futuro es la siguiente: la unidad es uno de los grandes desafíos de Schoenstatt. Primero, que lo que se haga, se haga en unidad. El Schoenstatt del futuro o será unido o no será! Sólo juntos podremos representar al Padre: “Wir sind Vater”, como dijo el P. Heinrich Walter, al final de la Conferencia 2014.

(8) Esto es lo proprio de un carisma federativo y típico de una “cultura de alianza”. Antes de buscar el “qué” hacer, importa tener claro el “cómo”. O construimos los próximos 100 años como Familia, en unidad, o podemos “cerrar el boliche”, como dirían los argentinos. Hasta ahora la federatividad en Schoenstatt se ha entendido mucho más como “autonomía de comunidades” que como “coordinación de fuerzas”, “colaboración entre aliados”. Ambos aspectos son necesarios, pero el acento del segundo siglo de la historia debe estar en el trabajar como familia, en unidad.

Desgraciadamente aún se perciben “tensiones destructoras” entre algunas Comunidades de la Familia, que en algunos momentos han “paralizado” el movimiento. Fáltanos coordinación de nuestras propias fuerzas a fin de aplicarlas en fines estratégicos. Nos coordinamos, en gran parte, para celebrar acontecimientos, eventos, jubileos, pero no tanto para emprender tareas apostólicas urgentes. Pareciera que – diría el P. Rafael Fernandez – el “apostolado universal”, tal como se entiende a menudo, lleva a una dispersión universal y pérdida de efectividad apostólica.

El Padre soñó Schoenstatt federativo para que fuera modelo para la Iglesia. Nuestra experiencia de unidad en la diversidad debiera ser caso preclaro para la Iglesia. En esto aún tenemos mucho que crecer, y hay otros movimientos que lo hacen mejor que nosotros. Pero hemos tenido también iniciativas en este sentido (vimos acá varios ejemplos, o por ej: oración por el Bicentenario en Chile). ¿Cuán conscientes estamos de nuestro rol de coordinación de las fuerzas apostólicas de la Iglesia, como soñó el Padre a través de la Confederación Apostólica Universal (CAU)? Nuestra “cultura de alianza” pasa por ahí: crear lazos de unidad al interior de la Iglesia. En esta línea va también nuestro aporte al ecumenismo, tan importante en la Iglesia y tan poco presente en Schoenstatt (ecumenismo “hacia fuera”, pero también “hacia dentro” de la Iglesia Católica).

La Iglesia vive un gran desafío de unidad, de coordinación del apostolado, de valorización de los distintos carismas. Hoy más que nunca vale que ninguna comunidad por si misma puede responder válidamente a los desafíos que debe enfrentar la Iglesia. Trabajar unidos le da credibilidad a la Iglesia. Y Schoenstatt tiene mucho que aportar en esto. Si no hacemos, es porque el tercer fin de Schoenstatt está bastante olvidado y postergado en la Familia. Quizás el rescate de Pallotti puede tornar más vivo en la Familia esta misión asumida por el Padre en 1916. Con eso he abordado el primer desafío de Schoenstatt en Latinoamérica.

 

II. CULTURA DE LA ALIANZA 

  1. Desafío de la cultura de alianza

 

(9) Además de la “unidad”, el “cómo” vivir el próximo siglo de la Alianza de Amor, según el Mensaje 2014, está marcado también por las corrientes que están vivas al interior de la Familia (10): la vinculación al Padre, la corriente de Santuario en todas sus dimensiones y el ímpetu misionero, que coincide con el impulso de Aparecida. Estas corrientes van a marcar el trienio de preparación al centenario. Ser fieles a estas corrientes y dejarse mover por ellas es absolutamente esencial para que la “cultura de Alianza” llegue a plasmar todos los ámbitos de la vida de la Iglesia y la sociedad latinoamericanas.

(11) (Metáfora de los “Alpes suizos” para entender el Mensaje 2014)

(12) La “cultura de Alianza” es nuestra forma de actuar y, a la vez, el fruto de nuestra acción. Por esto, el segundo desafío que quisiera mencionar es justamente esto que se ha llamado “cultura de Alianza”. Habría mucho que decir sobre este tema y estoy seguro que lo han profundizado en los distintos países. Pero me parece que este es un punto clave si queremos realmente oír las voces de Dios al interior de la Familia de Schoenstatt.

Estuve muy atento durante las presentaciones y pude constatar que los distintos proyectos que fueron presentados tienen en común la preocupación por generar una cultura, que surge de los vínculos, del amor, de lo relacional… Si me atrevo a referirme a un denominador común, yo diría que todos ellos son portadores y gestadores de una “cultura de alianza”. Ésta me parece ser la “K-novedad”, para usar la expresión de Jaime Mañalich, Ministro de la Salud de Chile. Él se refería justamente a una nueva antropología, que acentúa lo relacional, la antropología del vínculo anunciada por la Misión del 31 de Mayo. (Él nos convidaba a construir un mundo con una antropología acentuada por el vínculo). Sé que es un riesgo que esta expresión se transforme en un cliché, pero a la hora de sintetizar los desafíos a futuro me parece que ella es tremendamente adecuada.

(13) Juan Pablo II, cuando habló a la UNESCO en Paris, el 1982, afirmó que: “una fe que no plasma una cultura es una fe que no está viva”, ya que para ser fecunda, la fe debe expresarse en formas de vida, que son capaces de generar una cultura con sello cristiano.

Pedro Morandé, un importante sociólogo chileno, que participó como perito en Aparecida, afirma que cuándo se habla de cultura, en el sentido más profundo de la palabra, en su sentido sociológico, percibimos que los fenómenos culturales no cambian a cada año o a cada década, sino que son fenómenos que duran por siglos.

(14) A esto se refería el Padre Fundador cuando decía: ““Cómo caigan hoy los dados  van a permanecer por siglos!”, es decir, cuándo se plasma una cultura, se necesita mucho tiempo hasta que esa cultura va variando y cambiando. (15) El Padre nos decía que no estamos hechos para el hoy, ni para el mañana, sino para el pasado mañana... Es decir, simplemente tenemos que hacer nuestra parte y saber esperar. Si queremos influir verdaderamente en una nova cultura, tenemos que cultivarla hoy, sino que solo vamos a ver los frutos a largo plazo. Una cosa son las corrientes y los estilos que están “de moda”, otra son los valores que impregnan la cultura, estos requieren tiempo. (ej.: cultura greco-romana; cultura Cristiana en Occidente; cultura musulmana)

(16) El Mensaje de la Conferencia 2014 nos recuerda que: “La Alianza de Amor es capaz de gestar una cultura que puede responder a las necesidades del tiempo en todos los ámbitos de la vida”. En todos los ámbitos de la vida, significa: en la familia, en la empresa, en el trabajo, en la educación, en la Iglesia, en el movimiento, en la política, en la sociedad... Y siempre abarcando las cuatro dimensiones de la relación con Dios, con el prójimo, consigo mismo y con el mundo.

La Alianza de Amor plasma una verdadera cultura en todos los ámbitos de la vida, es ver y vivir todo bajo el prisma de la Alianza, con los lentes de la Alianza

(17) Hablando en lentes... andaba por ahí y encontré una óptica muy especial, la tienda era en formato de “capillita” (tipo un Santuario, modelo alemán...) donde estaba escrito: “Óptica Alianza” y unos lentes con una propaganda que decía: “mire la vida con los lentes de la Alianza”! Lo experimenté, me gustó y decidí – por más ridículo que parezca – traerlos al Congreso... Y fíjense que comencé a ver mejor y a vivir mejor!... ver y vivir todo bajo el prisma de la Alianza, con los lentes de la Alianza ver y vivir todas las cosas como María vería y viviría! Fantástico! Voy a tratar de describirles cómo se ve con estas gafas...

(18) Menciono unas breves pistas para entender qué significa, en la práctica, una cultura de Alianza, según un estudio reciente (no publicado) hecho por un equipo de reflexión de los padres de la Provincia Pentecostés, que es muy iluminador. ¿Qué se ve con estos lentes?

Es una cultura marcada por el sello de lo divino: tiene una raíz religiosa, integrando lo divino a la vida, vinculada a un lugar y a un Dios personal, de modo confiada, afectiva y corresponsable.

Es una cultura del amor, que sirve a la dignidad y plenitud de la persona: Hace posible la dinámica del amor, por ello se fundamenta en la libertad, generando vínculos de solidaridad y tendiendo hacia una plenitud que da sentido.

(19) Es una cultura que promueve y privilegia la vivencia y desde ella integra todas las esferas de lo humano.

Es una cultura que conoce la pedagogía como camino, permitiendo la diversidad y originalidad, abarcando todas las etapas y dimensiones de la vida humana.

Es una cultura que anuncia a la Familia y lo familiar como su proyecto social y cultural: Suscita una cultura de la comunión, del diálogo, del encuentro; posibilitando ambientes familiares, con ejercicio de la autoridad al servicio de la vida, fortaleciendo las virtudes sociales y el respeto por la persona.

Es una cultura de los vínculos, destacando especialmente el vínculo a las personas, lugares e ideas.

Observen cómo estas características de la cultura de alianza están presentes en los proyectos e reflexiones aquí presentados a lo largo de estos días de congreso, como respuesta de Schoenstatt a los desafíos del tiempo:

 

- El Padre vino a Latinoamerica en búsqueda de Aliados (PK al P. Carlos Sehr, 1953)

- Este Congreso quiere crear lazos, crear red (objetivos del congreso)

- milagro de la Internacional Schoenstatteana, somos confederados, federativos…

- mundo en red, globalizado, todo se debe hacer en alianza…

- necesidad de unidad y alianza entre laicos y clero para una pastoral de conjunto…

- una Iglesia que quiere ser familia

- se habló del “cambio por el intercambio”

- tenemos en Schoenstatt una “fábrica de generar cultura”

- aportar a destacar la preeminencia del amor y de la persona (categoría alianza/vínculo)

- necesidad de articulación y coordinación entre nosotros y con otras instancias

- integración Schoenstatt y las parroquias

- es por el vínculo personal con María que recibimos su mundo y lo generamos…

- el hombre ha perdido su cualidad se ser relacional (Caritas in veritate: categoría de relacionalidad y gratuidad), nos recordaba Carlos Ferré

- en el campo de la economía y trabajo escuchamos expresiones como: cultura anti-corrupción, empresa comunitaria, preocupación con el vínculo (a la vivienda propia, entre los líderes y los empleados, asesoramiento en problemas personales, etc)

- en el campo político se habló de proyectos políticos que generen asociación, alianza, corporación; poder como ejercicio de servicio para solucionar problemas políticos y sociales…

- en el campo de la familia, escuchamos que “familia es alianza”, y se nos recordó el valor del “y-y” schoenstatteano (creo que fue Bárbara Brain quien lo dijo)… “y-y” es una fórmula de la “cultura de alianza”

- Carmen Domingues nos recordaba las corrientes que están produciendo un verdadero “cambio cultural” (ideología de género, individualismo, laicismo, etc)… nuestra “cultura de alianza” propone justamente lo opuesto… pero ella nos recordaba la necesidad de un trabajo más coordinado (más “en alianza”) desde la compleja estructura de Schoenstatt a fin de que nuestro aporte sea más efectivo (dones son tareas…)

- sin embargo hay experiencias logradas de cooperación (de alianzas entre miembros de diferentes comunidades de Schoenstatt, e incluso más allá) como nos mostraron Nelly Opazo con María Ayuda, Lucho Jensen o Bárbara Brain con la “Casa de la Familia” (y ésta decía que veía allí la CAU aconteciendo… La CAU no es posible sin una cultura de alianza)

- Lucho Jensen nos recordó que los desafíos de la bioética tienen que ver con el “amor humano”, con la “alianza matrimonial” y el proyecto Porta Vitae tiene una dimensión cultural, que quiere dar su aporte a la Iglesia y a la cultura…

- Nelly Opazo mostró cómo la misión de María Ayuda está en la sanación de los vínculos consigo, con los demás y con Dios, procurando rescatar los vínculos familiares (¡una verdadera escuela de la cultura de la alianza!)

- la reflexión sobre los medios de comunicación social, nos mostró como estos “modelan la cultura” (dijo Magdalena Ossandón, que produjo un programa que “quiere ver la cultura con otros ojos”… los ojos de la alianza, diríamos…) Ella nos recordó la importancia de “infundir alma en la cultura”, favoreciendo la interacción social y el vínculo personal. Y todo esto a la luz de la fe practica, con nuestra “aliada, la Mater”.

- el P. Raúl Arcilla dijo que Radio Maria está al servicio de la cultura y en diálogo con la cultura. Él rescató el texto de Aparecida que dice que el nivel más profundo del cambio de época que vivimos es el cultural.[1]

- en este ámbito, Alejandro Reid destacó que hoy los medios se mueven a través de los vínculos que se tiene, creando redes. Y llamó nuestra atención para el hecho de que estamos como movimiento en muchos medios de comunicación, pero nos falta coordinación, articulación (nuevamente: dones son tareas; aquí falta cultura de alianza)

- Por fin, Anita Walker nos dijo que la revista “El Apóstol”, con énfasis en educación y familia, busca gestar vínculos personales para cumplir su misión de que “nazca una nueva cultura”… ¿Qué cultura es ésta? Sin duda, la cultura de la alianza…

- Cuando hablamos del campo de la educación, nos motivó Rocío Ycaza, desde la experiencia de Ecuador, a que hubiera una gestión más coordinada de las iniciativas schoenstattianas en esa área. Por otro lado, estamos conectados y nos hemos contagiado mutuamente, dijo Adrian Lachner, de Costa Rica. Todo esto son los dones y la tareas de la cultura de alianza.

- El “pensar orgánico” de la pedagogía aplicada en nuestros colegios, como en el Colegio Padre Kentenich de Puente Alto, es una irradiación de esta cultura de alianza.

- P. Rafael recordó que tenemos muchos centros pedagógicos, pero lo que nos falta es la unión, la coordinación…para allá vamos… porque la cultura de la alianza nos mueve…

- y tantos otros proyectos que, desde Schoenstatt, cultivan esa cultura (ej. no mencionado: Arde, en Puente Alto. Testimonio de una pobladora: “No sé qué pasa, pero desde que estos chiquillos llegaron a vivir al bloque, me llevo mejor con mis vecinos, me llevo mejor con mi mujer…” Y siete de estos pobladores van a sellar en breve su Alianza de Amor con la Mater…)

 

(20) En sentido amplio, nos recordaba recientemente el P. Humberto Anwandter en una charla hecha a los padres, la categoría de alianza tiene un potencial cultural fundamental porque implica muchos elementos antropológicos relevantes. Una alianza abarca a la personalidad em su doble dimensión de identidad y de relación. Hay un sujeto (único y original) que entra en relación con otro. Para entrar en alianza se necesita actuar con libertad (decisión, opción) y, a la vez, con compromiso y responsabilidad. Implica también reciprocidad, con derechos y deberes mutuos. Con una diferencia fundamental, nuestra alianza es “de amor”, llevando la relación de reciprocidad a vínculos profundos, a una solidaridad que es comunidad de corazones y destinos. La cultura de la alianza de amor es la cultura de los vínculos, que se plasma en lo concreto de la vida diaria de personas y comunidades. También en el área pública: economía, política, comunicación, educación, etc, pues son los campos que influyen en la cultura, expresan la cultura y la conforman.

(21) Nuestro desafío es, por tanto, generar una cultura de alianza en el mundo actual, es fecundar la cultura actual a través de una cultura de alianza. Generar (o fecundar) una cultura es promover un modo de vivir, con formas, costumbres, lenguaje, tradiciones y símbolos que marquen “por siglos” esa cultura. Estos deben abarcar todos los ámbitos de la vida: la relación con Dios, con los demás, consigo mismo y con el mundo. 

(22) Por nuestro aporte estar tan unido a la cultura de la alianza es que me parece muy acertado el lema del centenario: “Tu alianza, nuestra misión!” La Alianza es nuestra misión! La Alianza tiene un “potencial revolucionario”, transformador... quiere generar una nueva cultura, la cultura de la Alianza…

 

(23) O como formulamos en Brasil de una forma que, personalmente, me parece aún más contundente: “De Santuario a Santuário, Misioneros de la Alianza”. La Alianza con María nos transforma en misioneros de una cultura de alianza!

 

 

III: MIRANDO AL FUTURO 

  1. Desafío misionero

 

(24) Por lo tanto, hasta aquí, dos desafíos: desafío de la unidad y desafío de que nuestra Alianza de Amor con María genere de hecho una cultura de la alianza. El tercer desafío ya está mencionado en lo anterior: lo misionero! Motivados por Aparecida y nuestro propio carisma no podemos renunciar a ser “misioneros de la Alianza”! Schoenstatt debe ser cada vez más apostólico, más misionero!

(25) El carisma mariano de Schoenstatt no se reduce a una marcada devoción mariana tradicional. Schoenstatt é mariano porque María tiene una misión para el tiempo de hoy. El Padre escribió al P. Carlos Sehr (1953), explicando el contexto del 31 de Mayo: “Nuestra misión mariana nunca me ha dejado tranquilo. Ella me dio coraje y fuerza para ir por el mundo en búsqueda de aliados para la misión…

María es la vencedora de las herejías antropológicas, es forjadora de una nueva cultura (puede forjarla como forjó la cultura latino-americana. cf. DA 43), es Cooperadora del Señor que quiere contar con nosotros como cooperadores audaces, comprometidos, creadores de historia.    

(26) El tercer mensaje de Schoenstatt es la conciencia de misión. La Iglesia necesita nuestro aporte, nos lo pide explícita y tácitamente, pero, ¿tenemos clara conciencia de nuestra misión renovadora, reformadora de la Iglesia, a semejanza de lo que hicieron históricamente los jesuitas o los franciscanos?

La Iglesia va reconocer y canonizar al Padre cuando reconozca que nosotros, su obra, tenemos un aporte efectivo que entregar. Nuestra misión nos debe llevar a “impregnar” la Iglesia con savia schoenstatiana tanto en su pastoral, espiritualidad y organización. No queremos hacer de la Iglesia, de cada parroquia, de cada institución, una filial de Schoenstatt. Queremos ser el alma, el corazón que impulsa la sangre. La vitalidad y que hace florecer la Iglesia. Un Schoenstatt replegado en sí mismo, autosuficiente, orientado “ad intra”, no responde ni al carisma, ni el P. Kentenich, ni a los signos del tiempo.

San Benito, san Francisco y san Ignacio entregaron a la Iglesia una nueva forma de vivir el cristianismo, una nueva cultura. Nosotros nos sentimos llamados a ir por ese camino: ofrecemos a la Iglesia la “cultura de la alianza”. Y esto requiere revisión, autocrítica, reformulación de nuestra identidad de acuerdo al carisma. La Iglesia necesita un nuevo tipo de cristiano, diferente al actual, un cristiano aliancista, que vive de la fuerza de los vínculos, vive en alianza de amor con Dios, el prójimo, consigo mismo y el mundo.

Los signos del tiempo nos invitan a ser un Schoenstatt más volcado a la Iglesia y al mundo, un Schoenstatt unido no sólo en lo espiritual, sino en la acción y compromiso apostólico; un Schoenstatt que hace historia de verdad, que se orienta hacia la nueva rivera.

En lo misionero no podemos olvidar la misión “ad gentes”: la evangelización (y Schoenstatt) en África, India, China, en el mundo musulmán, en los territorios de diáspora en Europa, EUA, Canadá… Aún no hemos llegado a muchos de estos lugares. Los jóvenes misioneros (que llegaron a fundar a Cuba, por ej.) nos estimulan a esto. La Mater nos necesita.

  1. Otros desafíos concretos

 

(27) Dentro de este espíritu misionero, en unidad, y gestando cultura de alianza, ¿qué otros desafíos concretos tenemos para el próximo siglo? Son tantos que es difícil priorizarlos. Los expositores de estos días los señalaron todo el tiempo. Por esto opto por simplemente mencionarlos, sin pretensión de sistematicidad. Cada país sabrá “dónde le aprieta más el zapato”, dónde necesita poner más empeño para que el sueño y la visión del Padre Fundador lleguen a hacerse realidad entre nosotros. Son desafíos que Schoenstatt debe enfrentar en los próximos 50 ó 100 años de la historia, ya que 2014 no es punto de llegada sino plataforma de lanzamiento; no es solo fiesta sino acto de compromiso y envío apostólico.

Fáltanos aún – como nos llamaron la atención varios panelistas en el día de ayer –  instituciones de enseñanza superior, una universidad marcada por la espiritualidad y pedagogía de Schoenstatt. (“Sin universidad no hay posibilidad de impactar en políticas públicas”, decía el Ministro de Salud). O como nos propuso el rector emérito de la Universidad Católica, crear centros de estudios avanzados y capacitar profesores universitarios en la pedagogía de Schoenstatt. Somos un “movimiento de educación y educadores”. En muchos lugares la pedagogía kentenichiana es absolutamente desconocida. La escuela pedagógica de Schoenstatt aún no pertenece a los curriculuns de las facultades de pedagogía. Necesitamos de mayor articulación intelectual. En este sentido se dijo que nos falta creatividad en el ámbito cultural y una presencia más clara en los medios de comunicación social.

Pilar Jensen dijo que los típicos temas schoenstattianos – en la visión de la Iglesia oficial – son: María, santuario (piedad popular) y familia. Nuestra experiencia en Brasil con la pastoral popular es enorme. Pero vale la pregunta: ¿Cómo andan nuestra pastoral de Santuario? Somos un Santuario que tiene un movimiento y no un movimiento que tiene un Santuario. ¿Qué reflexiones hemos hecho en relación a esto?¿Cuánto se ha preocupado Schoenstatt con el enorme Movimiento Popular y de Peregrinos? En los años 30 el Padre subrayó la importancia de trabajar también de las masas. La Campaña de la Virgen Peregrina puso millones de personas en contacto con Schoenstatt… Miles llegan a nuestros santuarios. El “Terço dos Homens” es un fenómeno inexplicable… No hablamos de estas cosas en este congreso, pero esas masas también demandan líderes preparados. ¿Cómo vamos a asumir ese desafío?

Hemos hablado también de la importancia de apoyar y fomentar la presencia de los sacerdotes diocesanos y su compromiso concreto con Schoenstatt en la pastoral de la Iglesia. En pocos lugares ellos actualmente ejercen como directores diocesanos o prestan labores de asesoría. El futuro de Schoenstatt debe estar marcado por el compromiso y liderazgo de los sacerdotes diocesanos de Schoenstatt.

Además, el Schoenstatt del futuro se construye con laicos comprometidos profesionalmente, en los ámbitos de la política, economía, mundo del trabajo, de la comunicación social, de la educación, de la familia, etc, como vimos a lo largo de estos días. Desgraciadamente no hay que pensar que la realidad de Chile, tan rica de proyectos e iniciativas es la realidad de los demás países latinoamericanos. Muchos estamos muy lejos de estos logros y necesitamos del apoyo de los ya han recurrido con éxito ese camino. Queda aquí el apelo a la corresponsabilidad de los chilenos, que han recibido en sus tierras la misión del 31 de Mayo, por la Internacional Schoenstattiana. Ya han hecho mucho (ej.: misiones) y pedimos que sigan haciéndolo.

En muchos países el movimiento aún necesita crecer mucho más, tener más líderes, desarrollar las ramas, los Institutos, la Federación y la Militancia. Ayer nos juntamos los representantes de los países aquí presentes para hablar de la realidad de nuestros movimientos y nos dimos cuenta de las riquezas, pero también de lo mucho que necesitamos crecer en varios países. Necesitamos formar a nuestros líderes, como ya se dijo varias veces.

Además los laicos pueden tomar parte aún más activa en las instancias de conducción y asesorías del Movimiento. En muchos lugares aún tenemos algunas características de clericalismo o “asesorismo”.

Desde Schoenstatt tenemos – como vimos – la posibilidad de ofrecer una visión del trabajo y propuestas de gestión empresarial que sean respuesta a la necesidad de unir la doctrina social de la Iglesia y el carisma de Schoenstatt. Debemos socializar y difundir estas propuestas. Se podría, por ejemplo, crear una red de empresas que trabajen de esta forma, tal como hacen los focolares con su famosa “economía de comunión”.

Podemos y debemos gestar propuestas y acciones políticas: políticas públicas, política partidaria, soluciones y alianzas políticas de todo tipo. El Ministro Felipe Kast nos alertó ayer sobre la falta de articulación y reflexión de los schoenstatteanos en la política. , y sobre nuestra falta de presencia en lo público. Como un ejemplo de lo que podría acontecer entre nosotros en los próximos años, podemos mencionar – por lo menos en Brasil – el MPPU: “Movimento Político pela Unidade”, que es una iniciativa del Movimiento de los Focolares que propone la fraternidad como nueva categoría política, es decir, un actuar político que se basa en la fraternidad e invita a los políticos a experimentar la realización de su verdadero propósito: servir a los demás teniendo en vista el bien común. Podemos aumentar nuestra presencia en los medios sencillos, en la clase más pobre. ¿Cómo ofrecerles Schoenstatt?

Schoenstatt debe ser una “escuela de líderes” para nuestra Iglesia y nuestra sociedad, que con actitud providencialista están buscando – desde el carisma y el mensaje del Padre, y en comunión con la doctrina de la Iglesia – nuevas soluciones y alternativas para los nuevos tiempos… Tenemos la misión de proporcionar a la Iglesia auténticos líderes.

Se percibe claramente una voluntad de volcarse más decididamente a la Iglesia, para ser de verdad “Corazón de la Iglesia”. Sin embargo, algunos presentadores han mencionado que echa de menos mayor unidad en la Familia, especialmente en relación a un apostolado coordinado y conjunto.

  1. Conclusión:la alianza nos transforma en misioneros de una cultura de alianza

 

(29) Dios nos habla por los brotes de vida y las carencias que constatamos en el Schoenstatt actual. Hay cosas que están en estado germinal y que debieran alcanzar un desarrollo más pleno. Hay cosas que prácticamente ni se mencionan, que requerirían abordarlas con decisión, si es que queremos de verdad responder a las necesidades de la Iglesia y el mundo actual. Los desarrollos de Schoenstatt a lo largo del continente americano son muy desiguales. Se espera que algo más contundente acontezca al interior de Schoenstatt en los albores del segundo siglo de su historia.

La Conferencia 2014 se hizo planteamientos semejantes a los que nos hicimos en este congreso. Se miró a la realidad de Schoenstatt y a lo que se percibe en él de anhelos y tendencias, en nivel internacional. Se trató de auscultar los grandes desafíos que debiera enfrentar Schoenstatt como Obra en el futuro, considerando la realidad y posibilidades, las puertas abiertas y entreabiertas, que Dios muestra para realizar las grandes metas que nos encargó el Fundador. Sus respuestas fueron tajantes y deben marcarnos la dirección: hay cinco áreas estratégicas dónde identificamos las fortalezas y los campos del aporte principal de Schoenstatt en el próximo siglo de nuestra historia: família, juventud, pedagogía, Iglesia y nueva orden social. En el espíritu de Aparecida, podemos traducir esto en el ser “discípulos y misioneros de la Alianza”.

(30) La “fuerza propulsora” que animó al Padre y debe nos animar es la alianza de amor providencialista: la fuerza de la alianza, no en general, sino por la fe práctica en la divina Providencia vivida en alianza con María. Esto es lo que hace que nuestra alianza de amor no se reduzca a una mera devoción mariana, esto hace con que esta alianza genere cultura. El P. Kentenich fue “construyendo” Schoenstatt guiado por esta fuerza. Nosotros, ahora, queremos continuar caminando por la senda que él trazó.

(31) La Alianza nos transforma em misioneros de una cultura de Alianza! El jubileo del 2014 debe proyectarnos al futuro y ayudarnos a mirar más lejos (y mejor!) con los lentes de la Alianza (fornecidos por la red de Santuarios de Schoenstatt)! El Jubileo nos proyecta a través de innumerables proyectos! (vale el juego de palabras...) El jubileo nos proyecta en una visión de futuro marcada por la Alianza! La consciencia renovada de la acción del Dios de la Alianza em la historia, en Schoenstatt, por la gracia de la Alianza de Amor, nos lanza a vivir más profundamente esa gracia, a anunciarla y a proyectarla con amplia visión “aliancista” de futuro. Jubileo es, por tanto, tiempo de renovarse en la misión. Beber de la fuente original, en el Santuario para lanzarse nuevamente en misión como Santuarios-vivos abiertos al mundo!

(32)

Pai, tua Aliança, nossa Missão!

Mãe, tua Aliança, nossa Missão!

Família de Schoenstatt, tua Aliança, nossa Missão!

  

Padre. Alexandre Awi Mello, PSch

Diretor de la  Central Nacional de Asesores – Brasil

 


[1] “Vivimos un cambio de época cuyo nivel más profundo es el cultural” (DA 44). Y “en medio a la realidad de cambio cultural emergen nuevos sujetos, con nuevos estilos de vida, maneras de pensar, de sentir, de percibir y con nuevas formas de relacionarse. Ellos son productores y actores de la nueva cultura.” (DA 51)

Nosotros queremos ser estos nuevos sujetos, con nuevo estilo de vida, manera de pensar, sentir y percibir, con nuevas formas de relacionarnos, productores y actores de una nueva cultura, la “cultura de la alianza de amor”, la cultura de los vínculos, del amor, de la reciprocidad, etc.

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