Tragedia en pañales

La muerte de un niño en un auto en Huechuraba, producto de la negligencia de una parvularia, ha conmocionado a la opinión pública. Cuesta entender tanto descuido. Una negligencia o un simple lapsus mental, quizá producto del cansancio, apuro o despiste, pueden llevar a esa fatal consecuencia. Esto mismo da pie para sacar algunas pocas lecciones. Por de pronto, este hecho trágico nos recuerda lo frágil que es la vida humana. En un santiamén, un error nos puede cambiar la vida. En este caso, la de los padres del niño como la de la misma parvularia. De ahí que nunca están demás las precauciones que podamos tomar, sobre todo si se trata de vidas vulnerables como la de los niños. Seguramente la profesora, de tan acostumbrada a esa diligencia, ya reaccionaba automáticamente. Un acostumbramiento fatal, que nos recuerda que con la vida ajena se debe ser especialmente cuidadoso. Pienso en el manejo luego del consumo de alcohol, o conducir en forma temeraria y como lleva a fatalidades que no tienen vuelta...

| Padre Hugo Tagle (Chile) Padre Hugo Tagle (Chile)

La muerte de un niño en un auto en Huechuraba, producto de la negligencia de una parvularia, ha conmocionado a la opinión pública. Cuesta entender tanto descuido. Una negligencia o un simple lapsus mental, quizá producto del cansancio, apuro o despiste, pueden llevar a esa fatal consecuencia.

Esto mismo da pie para sacar algunas pocas lecciones. Por de pronto, este hecho trágico nos recuerda lo frágil que es la vida humana. En un santiamén, un error nos puede cambiar la vida. En este caso, la de los padres del niño como la de la misma parvularia. De ahí que nunca están demás las precauciones que podamos tomar, sobre todo si se trata de vidas vulnerables como la de los niños. Seguramente la profesora, de tan acostumbrada a esa diligencia, ya reaccionaba automáticamente. Un acostumbramiento fatal, que nos recuerda que con la vida ajena se debe ser especialmente cuidadoso. Pienso en el manejo luego del consumo de alcohol, o conducir en forma temeraria y como lleva a fatalidades que no tienen vuelta.

Vivimos una época de excesivos apuros, algunos artificiales. Nos podemos ayudar unos a otros con una llamada de atención, una palabra de apoyo, un gesto de apoyo.

Desconozco los entretelones del jardín en cuestión, pero aconsejo que, en todo trabajo, es bueno tener un "referente" con quien chequearse en lo que hago. Aquí habrá que evaluar si llevar niños ajenos en un auto regularmente fue bueno o no. Una pregunta o consulta a tiempo ante una decisión, por inocente que sea, llevará a decisiones más seguras o bien a desestimarla.

En ese sentido, es bueno dejarse ayudar. No temer a preguntar si una decisión se puede realizar de otra forma. Pienso en los colegas de esta parvularia. Si esto de llevar niños se hubiese decidido de forma más segura, mancomunadamente, otra hubiese sido la historia.
Por último, quiero solidarizar aquí con los padres de Borja, el niño muerto fatalmente. Esta hora de dolor es indescriptible y las palabras no alcanzan para darles consuelo. Cargarán esta dolorosa cruz toda la vida, pero la pueden transformar en gracias para ellos dando testimonio de confianza en Dios. También quiero expresar mi preocupación por esa suerte de condena pública de que ha sido objeto la parvularia responsable del niño. Hay que dejar que los tribunales determinen la sanción y estudien el caso. Ya carga con un dolor y una cruz con esa muerte que no buscó, que la acompañará toda la vida. Para ella y sus familiares también una palabra de consuelo.

Una oportunidad para renovar el amor y cuidado de la vida que se nos ha confiando. No somos dueños de ella. Somos meros administradores y aves de paso. Cada día se nos revela, a veces dolorosamente, que es así. Y que hay que cuidar lo que tenemos.

P.Hugo Tagle
Twitter: @hugotagle

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