Amar en forma correcta y espontánea

Hasta hace unos días, con motivo de la cuaresma, quería escribir un poco del bien y del mal, pero el 3 de marzo tuve la oportunidad de asistir a un retiro del día de la mujer en Querétaro. Su titulo fue "El deseo de amar, en forma correcta y espontánea" y no puedo dejar de hablar de ello, no puedo dejar de hablar del amor. ... ... Pinchar en "Leer Más" para leer el artículo.

| Lucía Zamora Valero (México) Lucía Zamora Valero (México)
Hasta hace unos días, con motivo de la cuaresma, quería escribir un poco del bien y del mal, pero el 3 de marzo tuve la oportunidad de asistir a un retiro del día de la mujer en Querétaro. Su titulo fue "El deseo de amar, en forma correcta y espontánea" y no puedo dejar de hablar de ello, no puedo dejar de hablar del amor. ... ...

Ahora que el mundo se ha vuelto loco, con la crisis económica, la crisis de valores, la crisis de humildad y, desafortunadamente, también con la crisis de amor, la peor de todas: es la que nos ha llevado a vivir todas las demás. Lo que nos sucede o nos deja de suceder depende totalmente del amor que hay en nosotros, para hacer o no lo que tenemos que hacer. Es por eso que cuando experimentamos el amor verdadero, el amor que da, el amor que recibe, el amor que escucha, el amor que espera y el amor que toca, nuestra alma se transforma y se eleva hasta el mismo corazón de Dios.

Cuando conocemos a alguien, las primeras pláticas son poco interesantes. Pero conforme pasa el tiempo, vamos encontrando afinidades que nos acercan cada vez más hasta lograr una linda amistad. Y de ahí en adelante buscamos conquistar esta relación, para que se convierta en amor verdadero, sostenido con respeto, lealtad y humildad. Esto sucede con todos: amigos, esposos, hijos, padres. Podríamos decir que éste es el amor correcto, el que nace pequeño y se da poco a poco y paso a paso. Pero existe el amor espontáneo, que es el que nace sin decir nada, sin hacer nada; sólo nace, sólo está ahí, esperando dar un abrazo, un beso, una palmada en la espalda, algo que no sabemos por qué ni para qué nació en nuestro corazón, pero que da la mejor de las satisfacciones que un ser humano pueda experimentar. El amor es la fuerza fundamental, para todo hombre o toda mujer. No dejemos que la soberbia, el ego y las mentiras destruyan este hermoso sentimiento. Invitemos a Dios a participar en nosotros, para que el amor fluya de una manera correcta y espontánea. Hay una frase muy bonita de la Madre Teresa de Calcuta que dice: "No importa cuánto das, sino cuánto amor le pones cuando das".

En el día de la mujer en Querétaro, se tocó el tema del primer amor y seguramente a muchas se nos vino a la cabeza aquel niño que nos gustó en la primaria, porque tal vez fue la primera vez que nuestro corazón sintió algo extraño que no conocíamos. Pero hay muchos primeros amores y yo tengo varios: cuando fui a mi primer campamento, cuando me casé, cuando tuve a cada uno de mis tres hijos, cuando asistí al fortalecimiento de parejas, cuando me invitaron a Schoenstatt, cuando conocí a alguien importante que enriqueció mi vida, y muchos amores más que han hecho de mi vida una fiesta.

En este camino de los primeros amores también nos enfrentamos con las desilusiones, que forman parte de la vida. Sin ellas los mejores amigos y las mejores canciones no existirían. Al aceptar estas lindas desilusiones, el amor se afianza a nosotros, proyectándolo hacia los demás a través de nuestros ojos, de nuestras palabras y de nuestras acciones.

Otro tema que me gusto fue "El tiempo de marcha en blanco": tiempo de espera en cualquier lugar, sea en el banco, en la escuela, en el semáforo, en el hospital o en cualquier otro sitio. Pero si nosotros queremos, nunca será tiempo perdido... hay que llenarlo de Dios. Aprovechar para charlar, rezar o cantar con Él; esto marcará la diferencia en este tiempo que pudiera parecer perdido.

Pero en nuestra vida, al igual que las desilusiones, también existen tiempos de marcha en blanco, ya sea que dejemos de ver a un amigo, a nuestros padres y hermanos, o que dejemos de trabajar, o bien dejar de hacer algo que nos gustaba hacer. Tiempos que tal vez generen soledad y desesperación, pero que por alguna razón Dios nos regala. Tal vez quiera que lo llenemos de Él, que nos ocupemos de su voluntad en este pequeño tiempo de espera, o será que también quiere que nos reencontremos con viejos amigos, o tal vez quiere que conozcamos nuevos lugares. Por lo pronto, llenemos estos tiempos de espera, con un atardecer, con una canción, con la compañía de un buen amigo o simplemente con un lindo "Padre nuestro y un Ave María"

Este hermoso retiro encendió una llamita en nuestro corazón, que nos despertó al verdadero deseo de amar. Tal vez alguna de nosotras nos encontrábamos en ese tiempo de marcha en blanco y la Mater, como si nos tomara de la mano, nos llevó a Querétaro y disfrutamos de todo esto que les cuento. Con mucho cariño se los comparto, esperando llenar un poquito su tiempo de espera, con mucho amor. Y me alegro mucho de haber hablado sólo del bien.

Lucía Zamora Valero (México)

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