Calidad de vida en la persona adulta cristiana

1.-¿Qué es felicidad o calidad de vida?

Generalmente creemos que la felicidad consiste en tener riquezas, recibir honores, gustar los placeres de la mesa y el sexo, tener fama, tener poder o sabiduría y cosas de ese estilo.

Santo Tomás, siguiendo a Aristóteles y a S. Agustín nos dice que esas cosas solamente satisfacen al cuerpo, pero son muy aleatorias e inciertas y nunca contribuyen a la plena realización del hombre, por sí solas.

La realidad que todos observamos y sentimos es que nada nos satisface plenamente porque interiormente aspiramos a lo perfecto, a lo bueno, a lo verdadero y bello, cosa difícil de conseguir, pero siempre presente en nuestra capacidad inteligente. Tenemos sed de infinito y no nos aquieta lo transitorio, fugaz o placentero del instante. En definitiva lo único que hace descansar a nuestro anhelo es el absoluto, o sea Dios.

"Entendemos que la felicidad es el bien perfecto de la naturaleza intelectual" (I,q.26,a1) o bien "la operación más perfecta de quien está dotado de razón o inteligencia" (II Sent., d.4,q.1,a1).Santo Tomás concluye: "La felicidad del hombre solo consiste en la posesión de Dios" (I-II q.2.a8)

Poseer a Dios solo puede darse en nuestra naturaleza cognoscitiva y volitiva.Pareciera entonces que la felicidad no estaría fuera sino dentro de la persona. Somos felices cuando interiormente estamos satisfechos con nosotros. No obstante hay que recordar que el ser humano, además de inteligencia tiene voluntad. Además de alma tiene también cuerpo. Es natural que Santo Tomás se ocupe de este importante aspecto físico y psicológico al seguir reflexionando sobre la felicidad.

Ciertamente que la felicidad no consiste en una especie de inercia, en una pura y simple contemplación de la verdad, el bien y la belleza en el interior de nuestra razón. También la voluntad tiene tarea. Y nada menos que es la encargada de gozar lo que la inteligencia le propone. La voluntad es la que pone en marcha los actos buenos, verdaderos y bellos que, al realizarlos en la vida virtuosa, nos permiten sentirnos y contemplarnos felices.

"El momento intelectivo no excluye, sino que incluye el afectivo. Por lo que podemos concluir que la felicidad consiste principalmente en la vida contemplativa, pero se actúa en el amor, o sea en la vida afectiva plena. Vale decir que el gozo que siente el que ama es la culminación de la felicidad" (I-II, q.3, a.4)

Desde aquí, Santo Tomás desarrollará la tesis de la primacía de la vida contemplativa por sobre la vida activa. Es un tema de jerarquía que se hace evidente al hombre que piensa y actúa. Siguiendo con esta línea de pensamiento podemos llegar a la siguiente afirmación que nos puede hacer pensar: El éxito humano no lleva necesariamente a la felicidad, en cambio el estado de felicidad en la persona llevará siempre al éxito en la vida.

Desde un punto de vista estrictamente etario, la capacidad de contemplación o vida intelectual es más propia del adulto que del joven, por lo que habría que concluir que el adulto es más capaz de gozar que el joven, desde esta primera y principal perspectiva.

Finalmente Aristóteles nos asegura que para ser feliz, hay que practicar las virtudes. Solamente el virtuoso es realmente feliz. Dicho en forma metafórica, es feliz el que florece, el que da flores y frutos. En estos se encuentra la verdadera felicidad. Si queremos ser sabios tenemos que ejercitarnos en adquirir y mantener la sabiduría. Si queremos ser músicos, arquitectos o maestros, tenemos que hacer ejercicios constantes que nos lleven a la maestría, a la belleza, a la obra armoniosa. Cuanto más nos acercamos a la perfección de lo que hacemos, más felices seremos.

2.- Higiene del alma o salud mental

Preocupa mucho la higiene del cuerpo. Nuestra época es particularmente sensible a la asepsia, a la limpieza, al aire incontaminado, al ambiente limpio. Es natural. El ser humano ha superado épocas de ignorancia y desidia. La calidad de vida se nos impone como una tarea rigurosa a la que todo ser desarrollado aspira y en la medida en que sus fuerzas se lo permiten, trata de hacer sensible a su alrededor. ¡Fuera la inmundicia! ¡Muerte a la suciedad! Tal vez el grito colectivo frente a los basurales en el gran Santiago o los rechazos de las centrales eléctricas contaminantes son una muestra de este deseo colectivo.

Pero hay también una higiene del alma, invisible, sutil, que afecta por igual a todos y que, sin embargo, no es tan perceptible como la otra. La limpieza, así como la inmundicia del alma, tiene que ver con la imaginación, la fantasía, la palabra, los gestos, las representaciones que muestran el espíritu interior de las personas y los grupos. Hay mucha fantasía desatada en imágenes, que chocan contra las sensibilidades finas, hay mucha palabra destemplada que atenta contra el pudor, hay mucha acción violenta que se va haciendo costumbre sin que la sociedad la enfrente desapasionadamente. No es exagerado afirmar que nuestro mundo de comunicaciones instantáneas y pluriformes, está infectado de inmundicia de muchos tipos. ¡Cuánta basura a nuestro alrededor, presentada, sugerida o servida, sin posibilidad de escape, en la calle, en la casa a través de cables y nubes electrónicas.

Decir la verdad y actuar de acuerdo a lo que decimos, preferir el bien y actuar en conformidad a lo bueno, favorecer la unidad y no la división y finalmente optar por la belleza en vez de hacerlo por lo feo, son las manifestaciones que distinguen un alma limpia de una sucia. Son, en su conjunto, las opciones libres del hombre que manifiestan la higiene del alma.

Un viejo adagio lo resume así: "Cuida tus pensamientos, que se convierten en palabras; cuida tus palabras, porque se convierten en actos; cuida tus actos, porque se convierten en hábitos; cuida tus hábitos, porque se convierten en carácter; cuida, finalmente tu carácter, porque en él te juegas tu destino". En jerga moral podríamos traducirlo como una invitación a limpiar o purificar desde adentro la intención, con el fin de suscitar buenas acciones. Una lógica que pertenece a la sabiduría universal, la que nos asegura que la higiene del alma tiene su raíz en el pensamiento y culmina en el carácter de la persona. Correspondencia que nos lleva a predecir en nosotros mismos la conducta que tendremos y anticipar los resultados positivos o negativos de nuestra conducta. Actuamos como pensamos.

Pensar bien, pensar rectamente, pensar positivamente, pensar limpiamente, he ahí el secreto de palabras, acciones y hábitos buenos, rectos, positivos y limpios. Habría que añadir, por cierto, que los pensamientos se alimentan con imágenes, con palabras y acciones ajenas, con propuestas que vienen de nuestros maestros de cada día; padres, amigos, líderes, profesores, comunicadores, artistas, políticos, consejeros, críticos, aduladores y en general de todos los que nos rodean cada día..

En la contingencia de cada día, la que nos toca vivir que no es ni mejor ni peor que la de ayer, cabe preguntarse por esta higiene del alma, un poco menos percibida y sentida que la del cuerpo, pero tan necesaria para la convivencia saludable, como la estrictamente corporal. "Mens sana in corpore sano" era el orden que los antiguos mantenían. Hoy pareciera que el primer valor, el de la mente, estuviera por suprimirse. Lo importante para el hombre contemporáneo, descreído y liberal es solo el "corpus sanum". Es preciso insistir en la higiene del alma.

3.- El ánimo contra el desánimo

A los indignados de Europa se asocian nuestros indignados criollos: Tomas, huelgas, marchas, rabias acumuladas que se hacen públicas. El desánimo colectivo ha venido a imponerse. La palabra fatídica que se encuentra en todas las manifestaciones públicas de aquí y de allá es la del desánimo o el desencanto de los líderes y las instituciones. La fiebre parece estar en todo lugar: Los jueces no dan abasto para investigar delitos de corrupción entre políticos, empresarios, médicos, maestros, policías, artistas, funcionarios, y hasta ministros religiosos. Tal vez los casos no sean más numerosos que en otros tiempos, pero se han hecho tan pertinaces y detallados gracias a los abundantes medios de comunicación, que nos ha llegado a parecer a todos que nadamos en una especie de infierno de perversión y malignidad. Nunca tantos hechos malos se habían juntado para darnos la sensación de mal omnipresente.

¿Qué es el ánimo? Masculino de ánima, voz latina que significa espíritu, palabra que a su vez significa aliento de vida, soplo de esperanza, hálito de vivir. Es el espíritu o ánima aquella parte invisible pero sustancial del hombre que lo distingue de las bestias y de las plantas. Ánima, alma o espíritu significa inteligencia, voluntad, afectos, memoria y trascendencia, es decir todo aquello que le permite al ser humano superar su condición de pura biología. La falta de ánimo vendría a ser lo mismo que la negación de todo lo anterior, El hombre que pierde el ánimo por causa de acontecimientos que le acorralan desde el exterior, es probablemente un ser disminuido en su personalidad, debilitado en su mente y en su memoria, sin espíritu crítico, disminuido o simplemente amputado de virtudes fundamentales como la fe, la esperanza y el amor. Es todo esto lo que hay que tratar de recuperar para sentirse bien.

Al fin y al cabo no todo es guerra o amenaza de conflicto, no todo es corrupción, violación o violencia. Son millones los hombres y mujeres que, muy cerca de nosotros siguen pensando, produciendo y amando con todas sus fuerzas y que siguen proyectando su espíritu, su ánima, su ánimo. Gracias a ellos podemos seguir creyendo que hay razones suficientes para decir y desear a unos y otros: ¡Animo!

4.- La Palabra de Dios y el programa de la buena vida

El hombre cristiano tiene a su disposición todo un programa para enfrentar la situación descrita, que le permitirá gozar y ser capaz de acompañar a otros a la misma tarea: Reencantar el mundo desde Dios. He aquí algunos textos que nos ayudarán a conocer el plan de Dios sobre el hombre:

"Creó Dios al ser humano a su imagen y semejanza....macho y hembra...y les dijo: Sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla; mandad en los peces, en las aves y en todo animal que repta sobre la tierra" Gn. 1,27-28

"No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada....Por eso el hombre deja a su padre y a su madre y se une a su mujer y se hacen una sola carne" Gn 2,18.24

"Yo soy El Saday, anda en mi presencia y sé perfecto. Yo establezco mi alianza entre nosotros dos y con tu descendencia..." Gn.17,2.7

La respuesta a la Alianza que Dios ofrece a su pueblo será la observancia de los mandamientos: Sí a Dios, no a los ídolos, honrar a los padres, no matar, no violar, no robar, no mentir, no envidiar los bienes ajenos. Ex.20,1-18

He aquí algunos consejos de Tobías a su hijo para que sea un hombre justo y feliz:

"Acuérdate hijo del Señor todos los días y no quieras pecar ni transgredir sus mandamientos, practica la justicia todos los días...si te portas según verdad tendrás éxito en todas tus cosas...haz limosna; regula tu limosna según la abundancia de tus bienes... guárdate hijo de toda impureza, toma mujer del linaje de tus padres... ama a tus hermanos... la soberbia acarrea la ruina y la ociosidad, bajeza y penuria...no retengas el salario de los que trabajan para ti....no hagas a nadie lo que no quieras que te hagan a ti. No bebas vino hasta emborracharte...Da tu pan al hambriento y vestido al desnudo...Busca el consejo de los prudentes y no desprecies ningún aviso saludable....Bendice al Señor en toda circunstancia (Tob.4,5-20)

Algunos buenos consejos de los libros de Sabiduría (Proverbios)

"De la boca del necio nace el orgullo, a los sabios les protegen sus labios" Prov.14,3

"Quien oprime al pobre ultraja a su creador, quien se apiada del indigente, le da gloria" 14,31

"Más vale un poco con temor de Dios que un gran tesoro con sobresalto" 15,16

"El hombre proyecta su camino, pero Dios asegura sus pasos" 16,9

"El orgullo del hombre precede a la ruina y la humildad a la fama" 18,12

"Es honra del hombre evitar discusiones, los necios se enzarzan en ellas" 20,3

"Casa y fortuna se heredan de los padres, mujer prudente es un don de Dios" 19,14

"El que adquiere cordura se ama a sí mismo, el que tiene prudencia alcanza la dicha" 19,8

"Más valen golpes leales de amigo que besos falaces de enemigo" 27,6

La postdata del Evangelio, culminación de la palabra de Dios:

"Bienaventurados los pobres...los misericordiosos...los limpios de corazón... Lc. 6,20ss

"Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odien, bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen.. Lc. 6,27

"No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados, perdonad y seréis perdonados" Lc.6, 37-38

"Poned el mayor empeño en añadir a vuestra fe la virtud, a la virtud el conocimiento, al conocimiento la templanza, a la templanza la paciencia, a la paciencia la piedad, a la piedad el amor fraterno y al amor fraterno la caridad" 2Pe. 1,5-7

"Queridos, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios" 1Jn 4,7

""Este es mi mandamiento; que os améis los unos a los otros como yo os he amado...Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando...Jn 15,12ss

Los apóstoles, los padres de la Iglesia y los santos más significativos de la cristiandad nos reiteran la misma actitud y nos aseguran la felicidad, la mejor calidad de vida:

"Ama y haz lo que quieras" S. Agustín.