Chicos de la calle, príncipes escondidos

"Lo esencial de la vida de la calle es aquello que no se ve, la vida interior, sentimientos, deseos, sueños". Son palabras de un quinceañero que deambula por las calles de Guatemala, recogidas por Gèrard Lutte en "Princesas y soñadores en las calles de Guatemala" (Editorial Kappa), un espléndido libro en el que presenta testimonios de 59 chicas y chicos. Lutte, un ex sacerdote salesiano que estudió y enseñó en Roma hace más de veinte años, es experto en sicología de la edad y un defensor radical de los derechos humanos de niñas y niños de la calle de aquel país de volcanes, poblado por una de las más extraordinarias culturas del planeta como fueron los mayas. Justamente aquí en Roma, durante los años del Concilio Vaticano II, se le recuerda por su empeño concreto a favor de los vagabundos de la ciudad eterna, que aún en estos tiempos habitan en barracas precarias construidas bajo los puentes del Tíber... ... (Pinche la imagen o leer más para ver el artículo completo)

| Marcel G. Unzueta (Italia) Marcel G. Unzueta (Italia)

"Lo esencial de la vida de la calle es aquello que no se ve, la vida interior, sentimientos, deseos, sueños". Son palabras de un quinceañero que deambula por las calles de Guatemala, recogidas por Gèrard Lutte en "Princesas y soñadores en las calles de Guatemala" (Editorial Kappa), un espléndido libro en el que presenta testimonios de 59 chicas y chicos.

Lutte, un ex sacerdote salesiano que estudió y enseñó en Roma hace más de veinte años, es experto en sicología de la edad y un defensor radical de los derechos humanos de niñas y niños de la calle de aquel país de volcanes, poblado por una de las más extraordinarias culturas del planeta como fueron los mayas.

Justamente aquí en Roma, durante los años del Concilio Vaticano II, se le recuerda por su empeño concreto a favor de los vagabundos de la ciudad eterna, que aún en estos tiempos habitan en barracas precarias construidas bajo los puentes del Tíber.

En Guatemala, este hombre de 82 años fundó Las Quetzalitas, inspirado en el nombre del ave multicolor que muere en cautiverio. Una pequeña organización de autoayuda para chicas de la calle que intentan salir de la marginalidad.

Este movimiento promueve el protagonismo de todo lo femenino. Está en contra de la defensa del machismo y lucha por la prevención de los riesgos que implica el sensible paso de la calle a la prostitución profesional. También otorga especial atención a la salud y la educación de ese grupo social.

Otro núcleo fundado por el belga Gèrard Lutte es el Movimiento de Jóvenes de la Calle (Mojoca), con objetivos similares: ayudarlos a encontrar dentro de ellos mismos la fuerza para cambiar sus vidas. Es decir, autogestión, autodeterminación y conciencia de que nada se regala y todo se conquista con trabajo y esfuerzo personal y comunitario.

"Los jóvenes de la calle tienen la inmensa necesidad de ser apreciados, reconocidos como personas y amados. La juventud es mayoría en Guatemala; los niños son preciosos, sean queridos o no. Y cuando llegan, sus madres, sus padres, les dan a ellos lo mejor: en una simple manta o en una caja de cartón, son princesas o príncipes. Un cartón como cuna no es un gran lugar, pero reciben tanto afecto que las carencias se compensan; el rumor de la calle es infernal, pero no falta la ternura. Se ve a padres de la calle desplegar tesoros de paciencia y amor en circunstancias que permanecen siempre precarias", afirma Lutte.

Por esta magnífica obra humana y social es que Gèrard Lutte ganó el Premio Ciudad de Ferrara por los derechos humanos. El lema acuñado en esa oportunidad fue "Sueños y rebeliones de los niños de la calle". Este premio, otorgado por la Asociación Ferrara-Tercer Mundo en colaboración con la ciudad de Ferrara, se concede cada 29 de mayo a quien se distingue por defender a los más débiles y desprotegidos de este mundo.

La iraní Shirin Ebadi, Rigoberta Menchú, Monseñor Samuel Ruiz de México; los sacerdotes Renato Se Sana y Shay Cullen (por la lucha contra la pedofilia y el turismo sexual en Filipinas) y el profesor Muhamad Yunus son algunos de los premiados.

El ejemplo de Lutte nos hace ver que las chicas y chicos de la calle de Guatemala, Bolivia, Brasil, Chile, Nicaragua, El Salvador, Camboya, Vietnam o el Ecuador de Finita Pérez, que nos hace conocer el P. Rafael Fernández, tienen muchos sueños, pero necesitan encontrar una persona que les ayude a realizarlos.

En lo personal, tuve un breve contacto con chicos de la calle de La Paz. Ya bajo protección, con ayuda privada, contribuí en lo que podía: iniciarlos en la lectura de libros y periódicos, y permitirles ver los acontecimientos del mundo. Vinieron a aprenderlos todos los días a mi oficina, durante casi dos años.

Un magnífico proyecto social y humano -como el creado por el ex sacerdote- comenzó en una calle cualquiera de Guatemala.

Y es que las calles, que son el espejo de cada país, no deberian ser lugares donde nace la violencia, consumo de droga, hambre, humillación, sino como dice Lutte: una "casa, familia, amistad, convivir proyectos, libertad, rebelión y fiesta".

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