Dónde en el mundo está el Padre Christian Christensen?

Entrevista de Mónica Maruri, desde Ecuador.Han pasado ya nueve años desde que el Padre Christian Christensen dejó Guayaquil. Vive en Estados Unidos desde el año 2000 en Texas.

| Mónica Maruri Mónica Maruri

Entrevista de Mónica Maruri, desde Ecuador.

Han pasado ya nueve años desde que el Padre Christian Christensen dejó Guayaquil. Vive en Estados Unidos desde el año 2000 en Texas. Estuvo cinco años en la ciudad de Corpus Christi y luego en Austin. ¿Qué ha sucedido en su ausencia?

He aquí sus visiones.

P. Christian: Me impresionó mucho el otro día cuando llegué al Santuario de Guayaquil. Vi mucha madurez, crecimiento. Entré por atrás, entonces vi la piedra de José Engling que no estaba, la explanada bellísima, la subida a la ermita, las camineras, los baños para más gente, lugares de estacionamiento. Esto ha crecido de una forma muy orgánica, muy linda, muy natural.

Mónica: ¿Cómo ha encontrado a la familia?
P. Christian: Bueno, en un momento muy especial porque bendecir un Santuario no es de todos los días. Muy crecida, es impresionante conocía a la mitad de la gente, por decirle, del coro conocía sólo a una chica por ahí. El resto no conozco quiénes son, y eso me alegra mucho. Gente que está trabajando por el Santuario y haciendo cosas. Encuentro una familia muy feliz. Feliz cuando hay algo nuevo y grande, feliz de haber hecho algo, feliz de haber dado un nuevo paso que aquí no se termina sino que se sigue. Una familia que ha crecido mucho.

Mónica: Mucho de lo que usted nos dio cuando usted estaba con nosotros, sigue formando parte de nuestras charlas. Seguimos citándolo aunque usted no lo crea. Sabemos que viaja mucho dentro de Estados Unidos. ¿En qué se diferencian de nuestras familias, o todas las familias de Schoenstatt somos iguales en el mundo?

P. Christian: Sigo trabajando en el mundo hispano, Centroamérica, Caribe, Sudamérica.
Hasta en la cultura son muy parecidas. Hay muchas semejanzas como la calidez. Me siento muy a gusto en el mundo hispano. En Miami, por ejemplo, hay ecuatorianos muy valiosos, trabajan mucho, son muy presentes. En realidad, hay de muchas partes. Allá tengo menos trabajo con Schoenstatt pero hay mucha juventud lo que me hace muy feliz. Todavía no tenemos Santuario pero estamos conquistándolo. Hay tres grupos de chicos universitarios y cinco grupos de chicas universitarias, el Padre Jesús Ferraz trabaja muy bien con ellos. Y ahí uno se da cuenta que es Dios es el que hace las cosas, uno no puede estar tan de cerca porque estoy lejos de ellos en distancia.

Mónica: Nos han hablado de una familia en Houston.

P. Christian: Houston tiene muchos schoenstattianos en distintas partes. Hay un grupo que ha pensado ya en un Santuario. Y lo que quieren es presentar esta idea a los distintos grupos de Houston para conocerse, para pedir apoyo. Por la extensión de Houston no es posible como que haya algo en común, donde todos los 18 se celebra en el Santuario y punto. Pero yo veo mucha esperanza en Houston, vamos a ver qué sale, es una idea que nació hace apenas un mes.

Mónica: ¿Y como sigue la construcción de Miami?

P. Christian: Tenemos dos y medio hectáreas desde hace seis o siete años en una zona agrícola. Y para introducir una Iglesia en una zona agrícola había que pedir un permiso a los vecinos. Tres años atrás los vecinos se negaron, presentamos talvez un proyecto muy grande a realizarse talvez en treinta o cincuenta años plazo Y quizá nunca. Eso los sorprendió y fue la razón de la negativa. Luego presentamos uno más real y se aprobó por la ciudad el año pasado en noviembre 18 (¡CUMPLEAÑOS DEL PADRE KENTENICH!). El proceso es lento, aún no se han presentado planos al municipio. En noviembre planeamos la bendición del mismo.

Mónica: Me da la impresión que nosotros acá nos podemos ver más a menudo y que en ciudades grandes es más difícil tener una familia tan cercanos unos a otros.

P. Christian: Eso es verdad Mónica, hay como un síndrome de cansancio. No hay servicio doméstico como hay acá, no hay con quien dejar a los chicos. Me tocó una reunión que había que hablar fuerte porque los chicos estaban en la mitad. Por eso cuesta mucho más el trabajo con Schoenstatt allá. A los norteamericanos les gusta hacer una cosa, pueden hacer cosas grandes y colaborar pero ese seguimiento de reuniones de grupo cada quince días, no tanto. Por eso el trabajo con los matrimonios es muy difícil allá.

Mónica: Tenemos un nuevo Santuario los que vivimos en Samborondón. Muchos de nosotros jamás habíamos conquistado un Santuario. El de Guayaquil ya estaba hecho cuando lo conocimos. ¿Y ahora qué toca? ¿Qué nos recomienda?

P. Christian: Hacerlo muy de uno, donde uno se siente que tienes tu lugarcito ahí. Ir conquistando su nombre, cuando elijan el nombre. Tener conciencia de que cuando llegas, has llegado a un lugar santo. Por ejemplo me impresionaba mucho Joe Pozzobon: abría la reja y rezaba en silencio el Yo Pecador mientras caminaba como unos ochenta o cien metros antes de llegar al Santuario para preparase internamente. Puede ser antiguo o nuevo el Santuario, llegar al Santuario es saber que la Mater está viviendo ahí. Cada uno tiene que hacer su Santuario, hacerlo muy de uno. Ahora lo hago mío con mi Capital de Gracias.

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