El amor ve más allá

En México, la Rama de Señoras de Schoenstatt realiza, una vez al año, un retiro dedicado a las mujeres. Nuestra colaboradora Lucía Zamora reflexiona sobre el encuentro llevado a cabo recientemente. "En estos tiempos que estamos viviendo, el trabajo de la mujer en el hogar y fuera de él ha sido muy importante para la humanidad. Sin embargo, las actividades y responsabilidades que las mujeres nos hemos puesto como meta van más allá de lo que el cuerpo y la mente pueden hacer. Tanto a hombres como a mujeres, esto nos ha llevado a olvidarnos del verdadero amor a la vida", comenta. ... ...

| Lucía Zamora Valero Lucía Zamora Valero
En estos tiempos que estamos viviendo, el trabajo de la mujer en el hogar y fuera de él ha sido muy importante para la humanidad. Sin embargo, las actividades y responsabilidades que las mujeres nos hemos puesto como meta van más allá de lo que el cuerpo y la mente pueden hacer. Tanto a hombres como a mujeres, esto nos ha llevado a olvidarnos del verdadero amor a la vida, dejando huecos en ella que han repercutido en el mundo entero. Por eso, en la actualidad encontramos un sinnúmero de jóvenes delincuentes, de jovencitas tomando decisiones tan drásticas como el aborto, y de tantas cosas que han causado un desequilibrio en la humanidad.

La Rama de Señoras se ha puesto como meta el realizar una vez al año un retiro dedicado a las mujeres. Elegancia, encanto y madurez fueron los temas que se vieron en el encuentro "El amor ve más allá", llevamos a cabo este 8 de octubre en San Luis Potosí, México. Es el segundo de tantos que, Dios mediante, vamos a realizar para lograr en las mujeres un amor en sí mismas para que a su vez se puedan regalar a los demás.

Este retiro fue una gran oportunidad para todas aquellas mujeres que buscaron algo más para sus vidas, algo que les diera la sal y la pimienta a sus existencias. María se encargó de que todo saliera muy bien Dios marcó este día con una hermosa tarde de lluvia que nunca olvidaremos. Esa tarde llena de agua, con la alegría de ver a tantas mujeres reunidas ahí en un gran salón, se convirtió en una tarde de encuentro de corazones que compartían sus experiencias.

Al final del retiro, las señoras participantes tenían una gran sonrisa en su rostro. Una de ellas me comentó que a partir de ese día, su vida iba a ser otra, pues el trabajo, los hijos y tantas cosas de su rutina le habían hecho olvidar lo importante que era amarse a sí misma y que esto no le permitía amar a los demás. Una jovencita de unos 18 años comentó que, a pesar de ser la única mujer de esta edad en el retiro, había aprendido a valorarse como mujer y resaltó lo importante que era crecer en el conocimiento, acudiendo a este tipo de actividades.

Las que tenemos tiempo en el Movimiento, damos por hecho muchas cosas que vimos en este encuentro y creemos que todas las mujeres estamos en el mismo canal, pero no es así. Todas vivimos diferentes realidades que muchas de nosotras desconocemos, pero que al conversar descubrimos en las miradas algo diferente de cuando vimos llegar a las señoras a la mesa de registro. Esto nos llena de satisfacción como rama de señoras: lograr dejar en el corazón de cada mujer participante una pequeña luz de esperanza, un brillo en su mirada que refleja el amor que todo ser humano necesita para ser feliz y hacer felices a los demás. Tal como María lo hace con cada una de nosotras, se queda en nuestras vidas para lograr, con su ejemplo, ser mujeres de bien para el mundo entero. Con elegancia, encanto y madurez. Porque el amor ve más allá.

Lucía Zamora Valero
México
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