El Evangelio es un regalo para todos.

El Evangelio es un regalo paratodos.  De la belleza exterior a la belleza interior… ¿camino de inspiración? Una reflexión sobre los usos de una red social, y sobre cómo podemos emplearla como motivación para crecer en nuestra Cultura de Alianza. 

| P. Enrique José Grez López P. Enrique José Grez López

El Evangelio es un regalo para
todos.
Estos días en Rio de Janeiro han sido calurosos, pero no por las
temperaturas, que más bien han sido frescas, según cuentan los peregrinos,
tampoco por la atmósfera de carnaval. Han sido calurosos porque un fuego
potente ha encendido corazones, el de los jóvenes, el de los pastores, el de la
Iglesia Latinoamericana completa, y quizás más allá.
No eran pocos, y todavía quedan algunos haciendo declaraciones por ahí, los
que le aconsejaban al Papa Francisco bajar expectativas. Que su estilo y
procedencia podían hacer pensar que “tal cosa” es posible, pero que la
realidad es siempre más gris... Que no prometiera cosas que después no iba a
ser capaz de cumplir... Que bajara la vara que a sí mismo se ponía con algunos
de sus primeros gestos, ya la vida diaria del Vaticano lo iba a aburguesar...
Que podía tener muy buenas ideas e intenciones, pero la inercia de la
Institución es más fuerte.
Pasados unos meses este anciano con sonrisa de “gurís” e ímpetu de “chango”
no para de levantar y levantar expectativas, cumpliendo, de paso, las que
antes ha emergido. Es que no tiene vergüenza de llamar las cosas por su
nombre, de responder las preguntas de frente como nunca he visto hacerlo a
un político. Es que no quiere levantar expectativas, él es como es y ya. Es que
Schoenstatt Vivo
Agosto 2013, Página 1
además no quiere condenar, no quiere él separar el trigo de la cizaña, sino
caminar por los trigales de la Iglesia con un sumo respeto por cada espiga, y
esto es revolucionario pero de verdad. De esto son testimonio sus palabras de
aprecio tanto a la Renovación Carismática como a Benedicto XVI (sin
contraponerlos pero reconociendo que son dos estilos bien distintos), sus
guiños de complicidad a la doctrina y a los tiempos. Lejos de él la vieja
arquitectura político-eclesial de progresistas y conservadores, aquí se está
con Jesucristo y su Evangelio o no. Para los que no les quede claro está su
homilía en Copacabana, y para los que seamos más duros de cabeza aún su
alocución al Celam y su entrevista en el avión ese mismo día.
Como su coterránea y ahora seguidora, Cristina, Francisco tiene una
campaña “para todos”, pero no es populista sino humanizadora: “Evangelio
para todos”: para el pobre y el rico, para el dirigente, el joven, para hombres y
mujeres, para los que tienen una orientación sexual diferente, para los que
son felices y para los que no lo son, para los que han sufrido con su
matrimonio y para aquellos que ofrecen su familia como un adelanto opaco
pero verdadero del cielo. Evangelio en todas las circunstancias: pon fe a tu
vida y tendrá otro sabor... ¿le ponguemos? diría un che...
Este es un Papa que cuenta historias y prefiere hacer preguntas antes que
contestarlas. Qué gusto me da cuando alienta a dialogar con la cultura actual,
a no temerle a nuestro tiempo, cuando dice “no sé” ante algún dilema que lo
supera y que quisiera entender desde la misericordia y no desde la condena.
Eso lo hace irresistible porque respeta el misterio. Un Papa que lleva en su
mano un maletín con sus cosas privadas como cualquiera de nosotros, que
evita los vidrios blindados porque no puede vivir defendiéndose del otro como
si fuera una amenaza; testimonio concreto y aplicable a nuestra vida de su
teología del encuentro. No es vida, sino muerte, una existencia en la que por
principio sospecho del que está próximo a mí (Cf. El Infierno de Sartre).
Aire fresco sopla desde la playa en estos días, aires de libertad de los hijos de
Dios. Se pone más ligera la atmósfera de la nave americana de la Iglesia, como
para alegrarnos de una fe que nos es más que desafío: Fiesta.

 

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