El Papa en América: ¿Seguimos siendo el continente de la esperanza?

En la última semana de Marzo, su Santidad Benedicto XVI ha realizado un viaje breve e intenso para visitar nuestro continente, recorriendo lugares que alguna vez también fueron claves para S.S. Juan Pablo II. México fue el primer país latinoamericano visitado durante su Pontificado y en Cuba fue el primer Papa que aterrizaba en la isla post-revolución. Hoy los contextos para algunos son distintos y para otros no tanto: México es uno de los países con mayor cantidad de católicos en el mundo, que a su vez contrasta con el nivel de violencia desatada por las bandas desde el año 2006 y que ha costado la vida de miles de mexicanos. Por otra parte, Cuba es un país marcado por una revolución llena de anhelos que, sin embargo, se han visto truncados por las ansias de poder y conflictos políticos propios de los hombres.

| Marcelo Lizana Ovalle Marcelo Lizana Ovalle

Esta última semana de Marzo, su Santidad Benedicto XVI ha venido en un viaje breve e intenso a visitar nuestro continente, en lugares que alguna vez también fueron claves para S.S. Juan Pablo II.

México fue el primer país latinoamericano visitado durante su Pontificado y en Cuba fue el primer Papa que aterrizaba en la isla post-revolución.


Hoy los contextos para algunos son distintos y para otros no tanto: México es uno de los países con mayor cantidad de católicos en el mundo, que a su vez contrasta con el nivel de violencia desatada por las bandas desde el año 2006 y que ha costado la vida de miles de mexicanos. Por otra parte, Cuba es un país marcado por una revolución llena de anhelos que, sin embargo, se han visto truncados por las ansias de poder y conflictos políticos propios de los hombres.

Así llega nuestro Santo Padre a dar mensajes fuertes y claros por medio de estas naciones, a ellos mismos y a toda Latinoamérica. Nuestros pueblos están llamados a ser libres, no para el libertinaje, sino para ejercer el Don de la Fe y Amar a Dios con toda nuestra alma, mente y ser, mediante la Fe, Esperanza y Caridad. De la misma forma, debemos ser capaces de afrontar la violencia con paz. El Papa ha venido a abrazarnos con su compañía en estos desafíos, diciéndonos que no estamos solos. "Cuentan con su Iglesia”, de la cual todos somos corresponsables y miembros por el bautismo. En definitiva, tal como el lema de la Jornada Mundial de la Juventud 2011, ¡mantenernos firmes en la Fe!

Juan Pablo II nos bautizó como el Continente de la Esperanza. El Padre Kentenich se refirió a que en América estaba la esperanza para Schoenstatt y para la Iglesia. En este continente las Hermanas de María misionan y fundan el Movimiento, surgen las comunidades de familias, luego vendrán los Santuarios. Es en esta tierra donde el Padre formula la Misión del 31 de Mayo, uno de los tres Hitos de nuestra familia. Más tarde llega el Instituto Nuestra Señora de Schoenstatt, cultivando el paralelo “Bellavista-Stuttgart”. Desde Bellavista surgen las corrientes fundacionales hacia México y Cuba (no es coincidencia, es Providencia). En Brasil, Don Joao Pozzobon peregrina con nuestra Mater, surge la Campaña de la Virgen Peregrina. En Paraguay se ubica el Noviciado que prepara a los futuros seminaristas, que luego de dos años viajan a Chile, al Colegio Mayor Padre José Kentenich, donde se forman los futuros Sacerdotes de la Provincia.

También, la Cordillera de Los Andes, que divide a Argentina con Chile, se transforma en punto de unión cada tres años, cuando jóvenes provenientes de las distintas Naciones hermanas, realizan la Cruzada de María durante 16 días por más de 400 kilómetros, idea que surge a partir del anhelo de Mario Hiriart de construir un Santuario en Los Andes. Y de esta manera la lista de ejemplos es interminable.

Hoy nuestra Familia se encuentra presente a lo largo de toda Latinoamérica. La Fe Práctica en la Divina Providencia y las Causas Segundas Libres, han sido los instrumentos que María ha usado para que en nuestro continente se cultive su Jardín.

Por tanto, estamos llamados, especialmente en este tiempo de Cuaresma, a poner en práctica una Esperanza Activa en nuestros países por medio de una entrega RADICAL de la Alianza de Amor con la Santísima Virgen, como manifestación del compromiso con nuestra Iglesia, sociedades y el continente entero. También estamos llamados a entregar el regalo de Schoenstatt a nuestros hermanos que claman Caridad; hagamos en aquellos que más lo necesitan el eco de las palabras de Juan Pablo II: “... no tengan miedo de mirarlo a él, mirad al Señor ...”

 

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