El Santuario Original: La Secreta Idea Predilecta del Padre

En esta carta-columna, el Padre Ignacio Camacho -que después de pasar dos años en San Luis Potosí en México se trasladó a Alemania-, escribe sobre el desafío que implica la posibilidad de comprar el Santuario Original. "Es necesario que en todos los ámbitos podamos sumarnos a esta gran tarea. Ojalá que nuestra oración y capital de gracias por el Santuario Original se redoblen en este tiempo. Es lo más importante. Pero también es fundamental que nos movamos como familia internacional en el ámbito de lo económico". Por eso, cada uno debe preguntarse: ¿qué puedo hacer yo por el Santuario Original?

| Padre Ignacio Camacho Padre Ignacio Camacho

"Tanto el padre como la madre y los hijos, se alegran al poder tomar posesión de un hogar propio, aunque éste sea poco vistoso y pobre en comparación con la magnífica casa de arriendo que acaban de dejar. El pensamiento: "La casa es nuestra" excede a todas las demás ventajas. De esta pura alegría familiar podemos también gozar nosotros en el día de hoy. Esta Capillita pertenece a nuestra pequeña familia de congregantes, a cuya cabeza reina nuestra Madre Celestial. Es toda nuestra, es únicamente nuestra".

Con estas palabras comienza la historia de nuestra Familia. Son las frases de bienvenida del Padre Kentenich a los congregantes en la plática, que con el pasar del tiempo, se transformó en la Primera Acta de Fundación de Schoenstatt.

Sin duda que durante estos casi 98 años de vida ha pasado mucha agua bajo el puente. Esa pequeña capillita se ha transformado en fuente de vida para muchos a lo largo de los años y a lo ancho de todo el mundo. Podemos decir que son cientos los Santuarios Filiales que han surgido de este lugar. Son muchos los que han descubierto en la Alianza de Amor una manera concreta de vivir su vocación de cristianos. Si hacemos el ejercicio de ir vinculando este lugar, el Santuario Original, a todos los frutos que, directa e indirectamente, de aquí han surgido, nos tomaría un buen tiempo.

Podemos decir con certidumbre que la "secreta idea predilecta" que el fundador presentó a los congregantes el 18 de octubre de 1914 se ha transformado en una realidad patente a lo largo de los años. La vida de la Alianza comprueba que María se tomó muy en serio esa invitación de erigir en la pequeña capillita su trono de gracias. Lo vemos en todas partes, y lo pueden experimentar de manera especial aquellos que han tenido la bendición de poder peregrinar al lugar de gracias que es el Santuario Original.

Pero también tenemos que decir que ese gran anhelo del Padre, expresado al comienzo del acta de fundación, de que la "casa sea nuestra" hasta ahora ha sido más un anhelo que una realidad. Aunque suene paradójico, la fuente, el centro, el corazón de Schoenstatt no nos pertenece. A lo largo de las décadas ha sido un sueño de muchos el poder ver ese deseo transformado en realidad.
Y justamente es ahora, cuando estamos viviendo el año del Santuario, que la Providencia ha querido abrir esa puerta de una manera fuerte y clara.

Muchos de nosotros nos hemos alegrado porque a partir del 1° de abril de este año el Santuario Original fue traspasado a la Comunidad de los Padres de Schoenstatt, como representantes de toda la Familia. Pero a lo mejor no muchos sabemos que ese traspaso involucra un contrato de arriendo con la Comunidad de los Palottinos, junto con la responsabilidad de hacerse cargo de la mantención de casi todos los gastos que involucra el Santuario. Este contrato se va a revisar a fines de este año, y mientras tanto se han establecido una serie de reuniones para ver la posibilidad de comprar definitivamente el Santuario original y sus instalaciones aledañas.

Ha sido la Mater la que nos ha abierto las puertas de esta posibilidad. Ahora nos toca a nosotros, como hijos, el poder responder a esta invitación. Es necesario que en todos los ámbitos podamos sumarnos a esta gran tarea. Ojalá que nuestra oración y capital de gracias por el Santuario Original se redoblen en este tiempo. Es lo más importante. Pero también es fundamental que nos movamos como familia internacional en el ámbito de lo económico. Ojalá pueda llegar ayuda para esta obra desde cada rincón del mundo. Schoenstatt, cada Santuario, cada casa, ha sido fruto de la generosidad de muchos. Por eso, hoy más que nunca, se hace necesaria esa generosidad. Es "nuestra casa", la casa de toda la Familia. Por eso requiere la participación, compromiso y generosidad de todos.

Depende de nosotros que la frase: "La casa es nuestra" excede a todas las demás ventajas. De esta pura alegría familiar podemos también gozar nosotros en el día de hoy." se haga realidad.
Quiera Dios que ningún schoenstattiano quede indiferente frente a esta invitación que el Buen Dios nos hace. Que cada uno pueda preguntarse ¿Qué puedo hacer yo por el Santuario Original?
Como dice la Plegaria del Anillo de Alianza: "Ha llegado la hora de tu amor".

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