El terremoto: Una oportunidad para ser mejores

La maldad, el dolor, el pesimismo, la soledad, el miedo, la frustración, la ansiedad, la rabia, el resentimi- ento, el hambre, la pobreza, el robo, el miedo a la muerte.

| Mario Requena Mario Requena

La maldad, el dolor, el pesimismo, la soledad, el miedo, la frustración, la ansiedad, la rabia, el resentimi- ento, el hambre, la pobreza, el robo, el miedo a la muerte. Todos estos estados, circunstancias o condiciones humanas las vimos (y algunos las vivieron) debido al terremoto reciente, pero también vimos sus opuestos: bondad, justicia, consuelo, optimismo, audacia y valentía; confianza, resiliencia, ternura, magnanimidad y, finalmente, fe y esperanza en la vida y el futuro.

Las circunstancias descritas más arriba son propias e inherentes a la vida del ser humano y con cuales de ellas se quede Chile para enfrentar su futuro, es lo que marcará su destino como nación. Puede ser que los estados que primen sean los que describimos primero, o bien que dominen sus opuestos. Todo depende de qué camino optemos, ya sea individualmente y también como sociedad, para definir el futuro que Chile tendrá. Si se opta por insistir en lo malo, está claro que el país tiene un futuro mediocre y con poca esperanza. Si se opta por insistir en lo bueno, Chile tiene una oportunidad para repensarse como nación y enfrentar su futuro con esperanza. No solo para beneficio de los propios chilenos, sino también para el resto de las naciones al demostrar que un país del tercer mundo puede llegar a ser un ejemplo a seguir para el desarrollo económico y social, respetando la democracia y teniendo gobernantes cuyo único objetivo es buscar el beneficio de sus gobernados.

Está claro que el cataclismo que sufrió Chile le está provocando mucho sufrimiento, sin embargo, se debe recordar que en términos sociales, el sufrimiento explica la evolución de la especie humana y que sólo la adaptación le ha permitido la supervivencia. El resultado de la superación de esos obstáculos que se enfrentan -creados tanto por la propia naturaleza como por el ser humano- es la felicidad o recompensa que nos permite continuar con la búsqueda continua de la superación. Por otra parte, la falta de adaptación aumenta la posibilidad de que desaparezca aquello que no se adaptó -o no evolucionó- ante los cambios de la naturaleza y la sociedad. En otras palabras, el resultado de esa "inadaptación" es el fracaso y la mediocridad y, en el extremo, la desaparición como sociedad. Adicionalmente, el sufrimiento que se soporta mientras dura el proceso de evolución hacia ese nivel superior es parte del propio proceso de cambio, y tal sufrimiento sólo cesa cuando hemos cambiado, cuando nos hemos adaptado, es decir cuando hemos evolucionado.

Desde el punto de vista espiritual, el sufrimiento es provocado por el pecado que significa alejarse de Dios y dicha angustia cesa cuando finalmente hemos vuelto a Él. En otras palabras, hemos "evolucionado". La naturaleza y el entorno social cambian continuamente y ese es el mundo en que se debe desarrollar nuestra naturaleza humana, ésa que Dios concibió para que seamos plenos. Y nosotros solo podemos sobrevivir en dicho mundo si nos reconocemos como creaturas de Dios, porque no estamos en este mundo para sufrir, ya que no sería imaginable que Dios nos haya puesto en la tierra con ese fin. ¿Qué padre desea que sus hijos sufran? Por ello, el sufrimiento, si bien es propio de la condición humana, sólo es compatible con la creencia de que tenemos un Padre bueno al aceptar que sólo sufrimos cuando, en uso de nuestra libertad, nos alejamos de lo que Dios quiere para nosotros. En otras palabras, si estamos cerca de Dios, el sufrimiento existe pero el dolor es llevadero, y además nos ayuda a tener clara conciencia de que sólo cerca del Padre existe el solaz, la paz y la felicidad.

Volviendo al terreno de lo social y económico, las medidas que se tomarán para remediar los daños del terremoto ayudarán a que la economía chilena tenga un salto positivo importante después del bajón de este año, ya que el gasto en la reconstrucción tendrá un impacto trascendental en el empleo y, además, la nueva infraestructura que se creará hará que el país sea más competitivo y eficiente. Eso en términos económicos. En lo social, el sismo da la oportunidad para que se construya una sociedad más justa y equitativa, y para ello se debe aprovechar al máximo los recursos que se tienen, tanto financieros como humanos, que hoy en día no están siendo utilizados e incluso se están malgastando. En lo político, la catástrofe ofrece una gran oportunidad para que la sociedad chilena de una vez por todas supere el trauma de la dictadura y particularmente el deseo de algunos grupos de solazarse en el dolor y la invocación permanente a los abusos que hubo. Para eso, el nuevo Gobierno tiene una ventana de oportunidad de un par de años para liderar un proceso definitivo de reconciliación, ya que nadie se atreverá a atacar o a obstaculizar a un gobierno que está ocupado en reconstruir el alma y el cuerpo del país.

En lo espiritual, a todos nos ha remecido tomar conciencia de cuán frágil es la vida, y es de esperar que ésta sea una circunstancia que nos acerque a Dios y nos lleve a seguir su plan para con cada uno de nosotros. Si todo esto se cumple, es muy probable que se diga: Chile supo enfrentar la adversidad, por eso ahora es un mejor país y sus habitantes son, también, mejores personas.

Mario Requena
La Paz, Bolivia
Marzo 2010

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