Encuentro Nacional de Obra Familiar en Argentina

Querida familia  de Schoenstatt: Este fin de semana último tuvimos la bendición de participar del Encuentro Nacional de la Obra Familiar (OF) que se realizó en Huerta Grande, Córdoba, Argentina. Con Soledad, mi esposa, llevamos  5 años formando parte de la OF como miembros de un grupo, y nunca tuvimos la oportunidad de participar de un evento de esta magnitud, donde se reuniera a tanta gente de tantas provincias (mas de 1200 personas, de 14 provincias, y representantes de Chile y Paraguay). Lo que se vivió este fin de semana fue un verdadero espíritu de familia; matrimonios con hijos de todas las edades, desde bebés hasta adolescentes.

| Sole y Lucas Sánchez Sole y Lucas Sánchez

Querida familia  de Schoenstatt:

Este fin de semana último tuvimos la bendición de participar del Encuentro Nacional de la Obra Familiar (OF) que se realizó en Huerta Grande, Córdoba, Argentina.

Con Soledad, mi esposa, llevamos  5 años formando parte de la OF como miembros de un grupo, y nunca tuvimos la oportunidad de participar de un evento de esta magnitud, donde se reuniera a tanta gente de tantas provincias (mas de 1200 personas, de 14 provincias, y representantes de Chile y Paraguay).

Lo que se vivió este fin de semana fue un verdadero espíritu de familia; matrimonios con hijos de todas las edades, desde bebés hasta adolescentes.

En nuestro caso decidimos a último momento llevar a nuestros hijos Joaquín (8  años), Jerónimo (6 años) y Mateo (1 año y nueve meses), ellos lo disfrutaron tanto como nosotros; jugaron, se divirtieron, rezaron, escucharon misa, disfrutaron del fogón, vieron como papá y mamá participaron de talleres y de charlas; y  nosotros tuvimos la oportunidad de estar junto a ellos durante el fin de semana, lejos de los juegos de computadoras, del play station y de los shopping.

Nos sentimos miembros de esta gran familia que es Schoenstatt en movimiento.

Porque el hecho de estar en comunidad, trabajar juntos y fortalecer vínculos, nos brinda la confianza de saber que no estamos solos, que estamos acompañados de hermanos que aunque exista diversidad de criterios u opiniones, todos miramos de alguna forma hacia el mismo horizonte, hacia el mismo norte que son:  María nuestra Madre y nuestro Padre Dios.

Lo que nos llevamos como reflexión es la gran cantidad de cosas que tenemos por aprender hacia delante;  de nuestro fundador, de su pedagogía, de su visión tan actual de los hechos presentes; y como corolario de todo esto, que actitudes tomamos nosotros hacia fuera de Schoenstatt; como asumimos nuestro compromiso de ciudadanos miembros  de este pueblo que este año festeja su Bicentenario, sin que esto pase a ser un lindo slogan; sino que nuestro conocimiento  y preparación se traduzca en acción concreta, no mediática, en respuesta a lo que nuestra sociedad hoy necesita de nosotros como  verdaderos ciudadanos comprometidos.

La única forma de cambiar   nuestra patria es cambiando o modificando las actitudes  desde la células fundamentales de la Sociedad que son nuestras familias; no podemos esperar que las cosas cambien si seguimos haciendo lo mismo que hasta ahora veníamos  realizando. Ni podemos esperar a que otros lo hagan por nosotros.

Esto, mas que una reflexión es una invitación a ponernos en movimiento,  por cada uno de Uds, por cada uno de nosotros y nuestras  familias. Si nuestras familias son lo mas importante en nuestra vida, por que no dedicarle tiempo y esfuerzo a lo mas preciado, a lo mas valioso que tenemos en nuestra existencia; para ello hay mucho por trabajar en cada uno de nuestros matrimonios. Decía nuestro Padre Fundador: "la Gracia supone Naturaleza", es decir para que la Gracia actúe no basta con la oración, sino que hace falta acción, compromiso, trabajo en conjunto, con ella, con él, con nuestra/o compañero de aventura en esta vida, mas diálogo, mas reflexión, mas tiempo para nosotros como pareja.

Sentimos muy fuertemente este fin de semana último las tres gracias del Santuario: el cobijamiento: de parte de esta gran familia de Schoenstatt, nos sentimos como en casa; la transformación interior: todo lo que recogimos, vivenciamos, maduramos y proyectamos para el futuro; y el envío apostólico: si nos calláramos la boca no les hubiésemos escrito estas líneas y entonces sí estaríamos borrando con el codo lo que acabamos de expresar.

Un fuerte abrazo para todos, y a seguir trabajando que el año recién va promediando.

Hasta cada instante.

Sole y Lucas  Sánchez

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