Es hora de abrir los regalos

John W. Hitchman analiza las palabras que el Cardenal Francisco Javier Errázuriz dijera en Roma el 27 de octubre pasado. De estas, se desprenden tres de los pilares fundamentales que sustentan la fe católica: Ágape, Alianza y Theotokos.

Miércoles 12 de noviembre de 2014 | John W. Hitchman

Para todo schoenstattiano este Centenario no ha pasado en vano. La celebración fue un tiempo de gracias. Se renovó en forma pública y privada la Alianza de Amor con la Madre y Reina tres veces Admirable de Schoenstatt. Ello constituye lo central y el fundamento del mismo Schoenstatt así como el núcleo de la celebración.

Para muchos la homilía del Cardenal Francisco Javier Errázuriz marcó la cúspide de la celebración. En efecto, en su homilía en la basílica de San Pedro, el día 27 de octubre de 2014, en el corazón de la Iglesia, se refirió a los tres pilares que sustentan y explican el "esse" de Schoenstatt. Todo kerigma autorizado produce una experiencia, y no podríamos esperar en ese marco de celebración de parte de una autoridad de la Iglesia y nuestro hermano, algo intranscendente o local. El texto que nos queda debemos arroparlo con el corazón para obtener toda su importancia. Es una proclamación-programa de tres pilares fundamentales de la fe católica. Ágape, Alianza, Theotokos.

Amor de Dios, Alianza, (núcleo de la Revelación), y María Madre de Dios.
Dios es Ágape, sin lo cual "soy bronce que suena o címbalo que retiñe". I Cor 13:1
Están de acuerdo los exégetas que toda la Revelación, tanto de la Biblia hebrea como cristiana se entiende como Alianza. "De una mejor alianza resultó fiador Jesús". Heb 7:22. El dogma Theotokos, María como Dei Parens, Madre de Dios es el tercer pilar que explica una Alianza de Amor con la Madre de Dios, núcleo de la verdad schonstattiana.
Al basar el Cardenal Errázuriz su homilía en estos tres pilares nos invita a considerar lo eterno de Schoenstatt que explica estos cien años y se abre hacia un nuevo siglo.
En efecto, comienza la homilía el Cardenal con la toma de conciencia del mandamiento mayor de toda la Biblia. Se refiere al "mandato del amor" (página 1, párrafo 1). A continuación, en diez frases entrega un resumen de 1) espiritualidad, 2) de Alianza eclesiológica, no sin Pedro, y 3) del sentido misionero del apostolado.

Espiritualidad, prioridad del ágape
Schoenstatt, como la Iglesia, declara en base a este principio que la religión agradable a Dios no consiste en la sola declaración de verdades. Si no están al servicio del amor "son címbalo que retiñe". La verdadera religión es la respuesta al Dios de amor: "amamos a Dios porque él nos amó primero" (pág 1, pár 2).

Y luego aclara por qué podemos responder a Dios. "Si (Dios) no hubiera colmado nuestra alma con la experiencia de su inagotable amor, de su infinita misericordia...nunca nos habría mandado que lo amáramos a él con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas" (pág 1, pár 2).

Lo central del amor como Ley fundamental de la Creación ha pasado a ser una frase muy usada y como tal no le damos su lugar privilegiado. Deberíamos escuchar este principio y fundamento de toda religión al culminar el centenario para apreciar su importancia.

Pienso que se nos olvida que el amor es Verbo y no sustantivo. Verbo como confesar, celebrar, cambiar, arrepentirse, cosechar, vivir, responder, crecer, sembrar, comer, danzar, cantar, etc. Tenemos la tendencia de reducir el verbo, lleno de vida, a sustantivos o principios o proposiciones que buscan definiciones y reglas. Planes, respuestas a controversias, respuestas cliché de repetición de citas para todo uso u ocasión. Entonces algo que está creciendo se paraliza y muere. No quiere decir que los sustantivos (¿CAU?) no sean necesarios. Existen porque somos un cuerpo, seres creados, pero si no "primeriamos" el amor (como Alianza) queda como un museo de cera, elitista y separado del mundo.

Una espiritualidad, continúa el Cardenal en el párrafo 3, "que celebra cien años que nos une y que alimenta nuestro encuentro con Cristo, con el Padre de los cielos, con el Espíritu Santo y entre nosotros" es decir trinitaria y con María, comunitaria es al mismo tiempo eclesial pues dice: "como asimismo nuestra fidelidad a la Familia de Dios y nuestra vocación misionera". Esto último va a ser acentuado especialmente en la pag 5, par 4 "El Santo Padre Francisco, que nos envía... invita a todos los cristianos a ser misioneros". Lo confirma al hablar de la responsabilidad de Schoenstatt de implementar el mensaje de la Conferencia general del episcopado de Latinoamérica y de El Caribe celebrada en Aparecida.

El sentido apostólico nace del amor que de por sí tiende a difundirse.

Esta espiritualidad del amor se concreta en una espiritualidad de Alianza que adquiere en Schoenstatt una concreción original y carismática.

"Llegamos a esta grandiosa basílica, que también es nuestra casa, después de haber vivido jornadas inolvidables. Hemos celebrado simultáneamente cien años del santuario original, cien años de alianza con la Madre tres veces admirable de Schoensatt, cien años de nuestra Familia..." (pág 1, pár 3)

Al pasar al idioma alemán en su homilía se refiere a que el fundador de Schoenstatt "estuvo atento a los signos de la Providencia para dar forma concreta al papel de María en su acción "sanadora y de renovación, como lo fue en Pompeya, Italia y esta vez a través de todos los santuarios del mundo" esta intercesión de María, continúa, "nos ha conducido a los caminos del Evangelio y producido fecundas innumerables iniciativas y proyectos". Y destaca "que han nacido desde la Alianza de Amor para producir una verdadera cultura". Como "iniciativas en la pastoral familiar, en la pastoral con la juventud, proyectos en el ámbito de la pedagogía, numerosas iniciativas en lo social, económico, y en lo artístico así como otras valiosas contribuciones desde el carisma schoenstattiano para el bien de toda la Iglesia, entre ellas la gran campaña de la Virgen Peregrina". (del alemán, pág 2, pár 2)

Se refiere el cardenal en este lugar de su homilía a un tema que ha sido motivo de preocupación, tanto en los años de preparación al centenario como en los días mismos de las celebraciones. Es el mayor compromiso social y responder a los signos de los tiempos que algunos desearían apurar, que es concretar la tercera gracia del Santuario.

La misión apostólica de Schoenstatt

El Cardenal ofrece una respuesta en una doble línea;
"Todas las ramas de la Familia quieren vivir su vocación con conciencia misionera. Es más, para pertenecer a la Unión o Federación apostólica o a un Instituto hay que asumir la responsabilidad de trabajar apostólicamente en todos los ámbitos a nuestro alcance. Realmente nuestra misión nos pide que seamos una familia arraigada en el Santuario, pero al mismo tiempo una Familia misionera, una Familia en salida con toda la Iglesia". (pág 7, último párrafo)

Y en segundo lugar, una declaración de perdón. En la versión alemana leemos;
"Gracias a Dios que no nos hemos olvidado de pedir perdón por muchos errores y mediocridades durante este siglo, por desagradecimientos e indiferencias, por pecados contra la fe y la esperanza, contra la vocación a ser orantes, servidores, a la magnanimidad y a la construcción de la cultura a través del Evangelio. También pedimos perdón por las dolorosas heridas que nos hemos infligido entre nosotros y en nuestro trabajo comunitario." Continúa: "Sin embargo, la tónica ha sido de agradecimiento y alegría al constatar, por ejemplo, que la juventud del Movimiento no solo ha sido creativa sino portadora de un santo fuego. Está compenetrada por el amor a la Virgen y al fundador así como de un entusiasmo misionero como lo fue en la primera generación. La experiencia de humanidad que hemos vivido de ser una verdadera familia que los días de encuentro se vivieron como un estar en el paraíso como un anticipo de la alegría y paz celestiales". (del alemán, pág 2, pár 3-4)

En la versión italiana vuelve a este sentido misionero en el marco histórico providencial de Schoensttat: "El Señor de la vida y de la historia emprendió la iniciativa de dar al joven padre pallottino algunos signos de su plan de amor, en el claroscuro de la fe, para dar a conocer su sabia voluntad Dios quería convertir la capillita en un lugar de gracias, en una escuela de santidad, en un nuevo Tabor donde se pudiera manifestar María en toda su grandeza, donde se multiplicaran los milagros de gracia en un santuario que sería cuna de una nueva espiritualidad, de un gran amor a la Iglesia y de un gran espíritu misionero". (del italiano pág 3, pár 2)

Y más aún: "Nuestra ilimitada gratitud es el alma de nuestros esfuerzos, es el camino hacia una santidad misionera. Porque Dios nos ha amado primero y no deseamos otra cosa que recibir su amor, lo amamos con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas y amamos todo lo que le pertenece, extendiendo el amor de Cristo y de María". (del italiano pág 6, pár 3)
No se queda esta espiritualidad del amor ajena a la Iglesia.

"Nuestra liturgia se desarrolla en esta basílica que toma su nombre del primero de los apóstoles, San Pedro, cuyas reliquias se encuentran bajo el altar mayor. Él ha sido llamado a ser roca de la Iglesia naciente. A pesar de su fragilidad Jesús le ha encomendado pastorear toda la grey. Él fue martirizado dando testimonio de su amor fiel y de su celo misionero. En su corazón vivía el lema de nuestro centenario: "Tu Alianza, nuestra misión". La nueva alianza que Jesús había sellado en el Calvario, fue la suya y nuestra misión. Y su misión continúa hoy. Así en esta mañana al ser acogidos en su casa nos acompaña e intercede por nosotros". (del italiano, pág 3, pár 3)

Continúa indicando la conexión y pertenencia de Schoenstatt a la Iglesia al recordar a San Juan XXIII quien convocó el Concilio Vaticano II. Al citarlo da el Cardenal una versión eclesial histórica que se debe tener en cuenta. En efecto "Desde aquí proclamó que la Iglesia es un misterio de comunión misionera, el Pueblo de Dios en el cual todos sus miembros están llamados a la santidad y al apostolado, y del cual la Virgen María es su imagen. Necesitábamos este clima de comunión, y la búsqueda de una manera cercana para evangelizar en los tiempos modernos. Su espíritu y sus conclusiones le abrieron las puertas a grandes teólogos y fundadores, también al nuestro" (pág 4, pár 1). (Se debe destacar siempre que, aunque el Padre Kentenich se habría adelantado al Concilio Vaticano II, no es menos cierto la debida proporción de deuda de Schonstatt por ese sacrosanto Concilio, así como no dejar de reconocer los innumerables logros de vida católica en la historia de la Iglesia).

La vinculación personal al Padre Kentenich la señala en la pag. 2: "(la juventud del Movimiento)... está llena del amor a la Virgen María y al Fundador". (del alemán, pár 4)

Luego hace referencia al beato Pablo VI quien reivindicó al Padre Kentenich para "que continuara su labor fundadora". Y reafirma la promesa que el padre fundador le hizo por amor a la Iglesia el 22 de Diciembre de 1965. Nuestra familia lo ayudaría a realizar las conclusiones del Concilio". (pág 4, pár 2) Un llamado a todo schoenstattiano a estudiar y meditar, aun después de 50 años, los valiosos textos del Concilio Vaticano II.

Luego hace referencia a San Juan Pablo II. "En más de una oportunidad se refirió a nuestra familia, a la Alianza de Amor, al santuario y al padre fundador. Él nos invitó a vivir el espíritu de los orígenes con fidelidad creadora atentos a los signos del tiempo y nos recordó que la vinculación interior y espiritual con la persona del fundador y la fidelidad a su misión son fuentes de vida vigorosa para la misma fundación y para todo el Pueblo de Dios". (pág 4, pár 3)
Cada expresión de este párrafo es un verdadero programa. ¿Qué significa fidelidad creadora? ¿Cómo entiendo la ley de la resultante creadora? ¿Cómo descubro los signos de los tiempos? ¿Según mi agenda o la de Dios? Como fuente de conversión ¿o nos quedamos con el paso anecdótico de la farándula pública y privada?

Y luego el Cardenal usa audaces palabras al recordar: "al apreciado Papa emérito Benedicto XVI en cuanto "seguramente él espera que le ofrezcamos a Dios decisiones que determinen junto a otros, el curso de la historia". (del alemán, pág 4, pár 4) Una aseveración que requiere humildad en la verdad y que exige para hacerse profética una seria aspiración a la santidad...
Hay aquí una mención implícita del 31 de Mayo: unión armonica de lo natural con el mundo sobrenatural...- (una gran tarea pendiente para los teólogos schoenstattianos).

Luego atiende el Cardenal la importancia de este Centenario en base a "un nuevo inicio". Dice: "En la nueva etapa que estamos emprendiendo asumimos con mucha gratitud aquí, en el corazón de la Iglesia, la tarea de colaborar con otros en la nueva evangelización. Y con ello en el rescate de la misión salvífica de Occidente y toda otra cultura que el bautismo asume para decidir vivir como María, la primera discípula y misionera de Jesús para que los pueblos tengan vida en Cristo vida." (del alemán, pág 5, pár 1).

En la página 5, párrafo 2 se refiere al carisma del P. Kentenich. "Agradecemos a Dios por la gracia de mantener una consciencia viva para amar a Dios y al prójimo y de ese modo poder vivir las vinculaciones naturales y sobrenaturales. Eso nos capacita para cultivar una visión de la fe acera de la cosas y de las personas y descubrir su relación existencial y profunda con Dios como Causa Primera. No queremos olvidar que cada persona es una imagen creada a imagen de Dios y que en cada mujer encontramos la corona y el cetro de María. La fe práctica en la Divina Providencia nos une día a día con Dios Padre y Señor de la Historia".


"Vamos a descubrir al Dios vivo con la ayuda de María en la vida como en la naturaleza y en la historia. Ella fue y es al mismo tiempo perfecta en el orden natural y de lo santo, llena de dolor pero al mismo tiempo llena de gozo y agradecimiento..." Ella se encuentra en su casa como esposa del carpintero y también totalmente en casa en un lugar privilegiado en la historia sagrada de su pueblo y de la misericordia de Dios y muy cercana a todos nosotros en nuestros santuarios". (del alemán, pág 5, pár 2-3)

Luego hace referencia al Papa Francisco: "que nos envía, lleva en su corazón las conclusiones de la Conferencia general del episcopado de Latinoamérica y del El Caribe, celebrada junto al santuario mariano de Aparecida, y las considera un don para toda la Iglesia." (pág 5, pár 4)
Señala el carácter mariano del papa Francisco y su papel providencial para la Iglesia.
Nos llama el Cardenal a "salir del letargo misionero" ya que "hemos reconocido la acción del Espíritu de Jesucristo que nos invita entrar ´en una nueva etapa de nuestro Movimiento´ con la cruz de la misión en nuestro interior y en nuestras iniciativas. Ella nos impulsa a fundar nuevamente la familia con fidelidad creadora, tomando plena conciencia de nuestro compromiso misionero, y de ser un carisma para el bien de toda la Iglesia; un carisma unido a todos los carismas apostólicos que el Espíritu Santo le regala a la Familia de Dios, y en colaboración con todos ellos, conforme al espíritu y la misión de San Vicente Pallotti." (pág 6, pár 2)

Repite este concepto en italiano:
"En este nuevo comienzo debemos asumir la inquietud del reciente Sínodo... atender la alianza conyugal... como lo indicó el Santo Padre en la audiencia "queremos preparar y acompañar a los que contraen la alianza matrimonial, cultivar el regalo del santuario del hogar para que todas las familias se conviertan en iglesias domésticas." (del italiano, pág 6, pár 4; pág 7 pár 1)

El texto en portugués destaca en su lenguaje misionero. Alude a que el Papa Francisco "tiene una gran esperanza en el compromiso de todos nosotros, como lo expresó en la Audiencia, como miembros de un Movimiento de renovación que irradia la alegría del Evangelio y que acepta el convite de Jesús de salir a todas las periferias para que los pueblos y todas las personas sean sus discípulos." (del portugués, pág 7, pár 2) Y termina su párrafo en portugués con la declaración "Este es el momento para decirle a Jesucristo: Señor, me dejé engañar, de mil manera hui de tu amor, pero aquí estoy nuevamente para renovar mi alianza contigo." (Evangelii Gaudium 3)

Conclusión personal


Los tres pilares de nuestra fe. Ágape, Alianza y María se dan cita en esta homilía del Cardenal Errázuriz con motivo de los cien años de Schoesntatt.

Estos pilares deben producir un sinnúmero de construcciones nuevas de acuerdo con la mente, corazón y circunstancias de cada uno y su comunidad.
Por de pronto invito a todos los que pertenecemos de alguna manera a Schoenstatt a abrir esta caja de regalos e iluminar los años que vienen con el lema "Tu Alianza, nuestra misión".

John W. Hitchman.
California, Día de Todos los Santos 2014
Las traducciones del texto en alemán, italiano y portugués no son oficiales.

Comentarios
Total comentarios: 1
10/12/2014 - 14:27:28  
hola queridos hermanos es posible que me orienten y den información de donde encuentro el video completo de esta omilia realizada como finalizacion del año jubilar en la basílica de san Pedro

claudio Leiva
temuco
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