Evangelio domingo 26 de diciembre

Domingo 26 de diciembre de 2021 | Juan Enrique Coeymans

26 de DICIEMBRE del 2021

Evangelio según San Lucas, capítulo 2, 41 - 52

Fiesta de la Sagrada Familia de Jesús, María y José

Sus padres iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre, y acabada la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran cuenta. Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos. Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de él. Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que lo oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas. Al verlo, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: "Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados". Jesús les respondió: "¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?". Ellos no entendieron lo que les decía. El regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón. Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres.

Meditación de Juan Enrique Coeymans Avaria

Ellos no entendieron lo que les decía.

Jesús pareciera decirnos: Uds. hermanos queridos pretenden siempre entender los designios del Padre y se olvidan que serían dioses si comprendieran todo lo que El desea. Habrá ocasiones en que comprenderán rápidamente lo que el Padre quiere, pero habrá muchas más en que no entenderán nada. Mis padres, María y José, no entendieron que mi respuesta ante el comentario de mi Madre surgía de mi autoconciencia en que me di cuenta que yo era Hijo del Padre y no de José mi padre querido. Por eso, al no entender no se rebelen sino que reafirmen la , aceptación de su voluntad Santísima.

Reconozco que junto con ser un pecador he recibido sin ningún mérito propio la gracia de no renegar ni rechazar lo que el Padre ha dispuesto y que yo con mi inteligencia no entiendo. Si no entiendo, me he dicho casi siempre: Padre no entiendo, pero algún día comprenderé cual era el designio detrás de lo oscuro y no entendible. Si María y José no entendieron, como pretendo yo comprenderlo todo. Ese vivir en el claro oscuro de la fe, es lo que nosotros debemos imitar en nuestra vida.

Señor Jesús, en este tiempo en que te vemos como niño y adolescente, nos inclinamos ante los designios del Padre a través tuyo. Señor, consérvame la gracia de una infancia espiritual que es puro don de la misericordia del Padre para conmigo. Esa gracia me sostenga en los momentos en que por sobre mi obediencia a Su voluntad empieza la tentación de caminar por donde a mí me parezca, y no por donde el Padre me espera. Señor, ayúdame por los méritos de tu Sangre Preciosísima, a que triunfe la Trinidad en mi vida,

AMÉN

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