Evangelio martes 13 de septiembre

Martes 13 de septiembre de 2022 | Juan Francisco Bravo

13 DE SEPTIEMBRE DEL 2022

Evangelio según San Lucas capítulo 7, 11 - 17

Martes de la Vigésima Cuarta Semana del Tiempo Ordinario

San Juan Crisóstomo, Obispo y Doctor de la Iglesia. Memoria Obligatoria

Jesús se dirigió a una ciudad llamada Naím, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud. Justamente cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, llevaban a enterrar al hijo único de una mujer viuda, y mucha gente del lugar la acompañaba. Al verla, el Señor se conmovió y le dijo: "No llores". Después se acercó y tocó el féretro. Los que lo llevaban se detuvieron y Jesús dijo: "Joven, yo te lo ordeno, levántate". El muerto se incorporó y empezó a hablar. Y Jesús se lo entregó a su madre. Todos quedaron sobrecogidos de temor y alababan a Dios, diciendo: "Un gran profeta ha aparecido en medio de nosotros y Dios ha visitado a su Pueblo". El rumor de lo que Jesús acababa de hacer se difundió por toda la Judea y en toda la región vecina.

Meditación de Juan Enrique Coeymans Avaria

"Joven, yo te lo ordeno, levántate".

Jesús pareciera decirnos: Todos Uds. son ese joven muerto, porque cada vez que pecan, mueren. Pero ahí estoy yo junto a Uds. Siempre. Y si prestan oídos a mi Palabra, podrán salir de sus sepulcros y ataúdes, y podrán volver a vivir. Yo tengo poder de vida. Mi tarea es darles vida y vida en abundancia. Uds. con sus rebeldías y con su dejarse ir por sus instintos y sentimientos, escogen la muerte. Por eso escuchen mi palabra, obedezcan mi voz, yo estoy junto a Uds. para resucitarlos.

Pocas veces tomo conciencia que el pecado es la muerte. Porque es la muerte del amor a Dios y a los hermanos, también a uno mismo. Y uno se mata, porque piensa que sabe mejor que Dios que es lo más conveniente en nuestras vidas. Tomo caminos, decisiones, atajos que lo llevan al despeñadero. Es como una inconciencia existencial que lo hace olvidarse de Dios, y ver la vida solo en la perspectiva intramundana: "un carpe diem" que olvida la eternidad y solo busca vivir y gozar el ahora.

Bendito seas, Señor Jesús, por desear siempre nuestra vida, es decir el vivir en el amor a Dios y los hermanos. Bendito porque nos resucitas y nos vuelves a la vida cuando estamos muertos por el pecado. Tú tienes misericordia de esa mujer viuda, pero también tienes misericordia de nosotros, de cada uno, y te emociona nuestro dolor, cuando nos damos cuenta que te hemos traicionado. Bendito seas ahora y siempre. Que tu Madre me eduque para serte fiel hasta en lo más pequeño.

AMEN

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