Evangelio martes 2 de agosto

Martes 2 de agosto de 2022 | Juan Francisco Bravo

2 DE AGOSTO DEL 2022

Evangelio según San Mateo capítulo 14, 22 - 36

Martes de la Décimo Octava Semana del Tiempo Ordinario

Después que se sació la multitud, Jesús obligó a los discípulos que subieran a la barca y pasaran antes que él a la otra orilla, mientras él despedía a la multitud. Después, subió a la montaña para orar a solas. Y al atardecer, todavía estaba allí, solo. La barca ya estaba muy lejos de la costa, sacudida por las olas, porque tenían viento en contra. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, al verlo caminar sobre el mar, se asustaron. "Es un fantasma", dijeron, y llenos de temor se pusieron a gritar. Pero Jesús les dijo: "Tranquilícense, soy yo; no teman". Entonces Pedro le respondió: "Señor, si eres tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua". "Ven", le dijo Jesús. Y Pedro, bajando de la barca, comenzó a caminar sobre el agua en dirección a él. Pero, al ver la violencia del viento, tuvo miedo, y como empezaba a hundirse, gritó: "Señor, sálvame". En seguida, Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: "Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?".
En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en ella se postraron ante él, diciendo: "Verdaderamente, tú eres el Hijo de Dios". Al llegar a la otra orilla, fueron a Genesaret.

Meditación de Juan Francisco Bravo Collado

"Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?".

Es como si Jesús me dijera: "Que este texto, que tiene tantas sutilezas, sea para ti un llamado a unirte a tu Padre en oración de la forma en que lo hice yo ese día en el lago. Y también a que aprendas a construir para ti el espacio que requiere la oración profunda y sostenida. Busca tu espacio de soledad. Piérdete en la barca en las aguas profundas de tus sentimientos. Genera la apertura a un encuentro más profundo. Y así podrás participar del milagro de caminar sobre el agua."

Cuando leo este texto me sorprende el poder de la oración de Jesús. Y no me refiero a su capacidad de hacer milagros, sino que al hecho de que se haya quedado en el lago, a la deriva, todo un día, hasta el amanecer del siguiente. Permanece en oración. Sostiene. Yo también quiero aprender a rezar así. Hay un llamado en mi corazón a rezar así. Dejarme llevar por la marea y sostener mi centro uniéndome con Dios Padre. Con oración profunda pueden suceder milagros.

Jesús, quiero ir contigo a la profundidad de las aguas. Quiero abandonarme al viento y la marea para poner toda mi mente, todo mi corazón y toda mi voluntad anclados en ti. Me comprometo a tomar mi vida de oración con seriedad y hacerme responsable de construir espacios de intimidad, contemplación y silencio dónde pueda experimentar tu presencia en mi vida con sencillez y fuerza. Uno desea guardar silencios, pero la vida cotidiana me distrae. Señor ayúdame a hacer silencio en mi corazón.

AMÉN

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