Evangelio martes 24 de mayo

Martes 24 de mayo de 2022 | Juan Francisco Bravo

24 DE MAYO DE 2022

Evangelio según San Juan capítulo 15, 5 - 11

Martes de la Sexta Semana de Pascua

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Ahora me voy al que me envió, y ninguno de ustedes me pregunta: '¿A dónde vas?'. Pero al decirles esto, ustedes se han entristecido. Sin embargo, les digo la verdad: les conviene que yo me vaya, porque si no me voy, el Paráclito no vendrá a ustedes. Pero si me voy, se lo enviaré. Y cuando él venga, probará al mundo dónde está el pecado, dónde está la justicia y cuál es el juicio. El pecado está en no haber creído en mí. La justicia, en que yo me voy al Padre y ustedes ya no me verán. Y el juicio, en que el Príncipe de este mundo ya ha sido condenado."

Meditación de Juan Francisco Bravo Collado

Les conviene que yo me vaya, porque si no me voy, el Paráclito no vendrá a ustedes

Es como si Jesús me dijera: "Te conviene que no esté contigo. Te conviene que yo no esté físicamente ni hable contigo cara a cara, como hablaba a Pedro o a Juan. Para ti es mejor que no te visite, que no cocine contigo, que no parta el pan en el comedor de tu casa. Te conviene que no camine a tu lado, ni que te diga cuándo ni dónde echar tus redes de pescador de peces. No necesitas que te lave los pies antes de la cena, ni que te invite a permanecer en vigila cuando tengo miedo."

Me molesta este texto porque echo de menos a Jesús. Me gustaría compartir con él cosas concretas y cotidianas, que son las que más me gustan. Y cuando medito me doy cuenta que mi actitud tiene algo de niño mimado. Y como no quiero ser un niño mimado trato de encontrar otra actitud y alguna explicación. Si lo que necesito es el Espíritu, entonces quiero aprender a desenvolverme en el Espíritu, y sublimar mis ganas de compartir con Jesús en un plano cotidiano y concreto: buscar el cielo.

Jesús, ¡cuánto quisiera encontrarte en mi día cotidiano! Hoy día quiero pedirte que me envíes tu Espíritu Santo y me bendigas con él para aprender a encontrar el camino que tu Padre tiene para mí. Que ese camino –que eres tú: la verdad y la vida- sea claro, y que yo pueda reconocerlo y caminarlo con brío. Que al final de ese camino me encuentre con el Padre, y que él me reconozca como su hijo pródigo desde lejos. Bendice con tu Espíritu también a todos los que caminan conmigo, para que yo pueda reconocer tu rostro en ellos.

AMÉN

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