Evangelio miércoles 14 de septiembre

Martes 13 de septiembre de 2022 | Osvaldo Andrés Iturriaga

14 de Septiembre del 2013

Evangelio según San Lucas, capítulo 7, 31 - 35

Miércoles de la Vigésima Cuarta Semana del Tiempo Ordinario

¿Con quién puedo comparar a los hombres de esta generación? ¿A quién se parecen?
Se parecen a esos muchachos que están sentados en la plaza y se dicen entre ellos: '¡Les tocamos la flauta, y ustedes no bailaron! ¡Entonamos cantos fúnebres, y no lloraron!'.
Porque llegó Juan el Bautista, que no come pan ni bebe vino, y ustedes dicen: '¡Ha perdido la cabeza!'. Llegó el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: '¡Es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores!'. Pero la Sabiduría ha sido reconocida como justa por todos sus hijos".

Meditación de Osvaldo Andrés Iturriaga Berríos

"Los hijos de la Sabiduría la reconocen en su manera de actuar"

Siento como si el Señor me dijera "en el mundo siempre oirás voces que chocan entre sí, que intentan presentarse como el bien y la verdad. Muchas veces no sabrás cuál de esas voces es la que realmente viene de Dios, que quiere el Bien y la felicidad de sus hijos. Para distinguir la voluntad del Padre, debes hacerte realmente su hijo; debes llenarte de su Espíritu y su Gracia para de esa manera no dejarte engañar por aquellos que dicen actuar en nombre del bien, pero los frutos de sus obras demuestran lo contrario".

Cuánto añoro la Sabiduría del Padre Eterno en medio de las diversas voces que se levantan en nuestro país, que en muchos casos intentan ser la verdad absoluta. Hoy el Señor me recuerda que la voz del Padre es mucho más grande que cualquier grupo humano que pretenda alzarse como líder, y que su voluntad puede manifestarse de distintas maneras, tal como Juan Bautista y Jesús eran muy distintos. En medio de este panorama donde muchos pretenden reducirnos a polos que simplifican la realidad, el Señor me llama a unirme a Él con mucha mayor fuerza, para aprender a reconocer su Palabra venga de donde venga.

Querido Señor, te doy gracias porque tu Palabra es siempre nueva, porque, aunque la escuche muchas veces, siempre me hablas de forma distinta, invitándome a permanecer en mayor comunión contigo. Regálame el don de tu Espíritu Santo, para poder vivir como un verdadero Hijo de la Sabiduría, y así poder reconocer tu voz sin prejuicios, sobre todo cuando me llama a convertirme, a cambiar, a reconocer que estoy equivocado y que no tengo todas las respuestas. Ayúdame a ser un instrumento de tu Paz para mi alma, mi entorno y mi país.

AMÉN

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