Evangelio miércoles 18 de mayo

Miércoles 18 de mayo de 2022 | Osvaldo Andrés Iturriaga

18 DE MAYO DEL 2022

Evangelio según San Juan capítulo 15, 1 - 8

Miércoles de la Quinta Semana de Pascua

Jesús dijo a sus discípulos: «Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. El corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía. Ustedes ya están limpios por la palabra que yo les anuncié. Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer. Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde. Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán. La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean mis discípulos.»

Meditación de Osvaldo Andrés Iturriaga Berríos

"Al que da fruto, lo poda para que dé más todavía".

Siento como si el Señor me dijera: "seguirme y ser mi discípulo implica un permanente camino de conversión. Si crees que por cumplir ciertas normas y creer ciertas cosas ya alcanzaste cierto estado de "perfección", estás muy equivocado. Seguirme significa estar consciente de tus limitaciones, abierto a cambiar y continuar "podando" todo aquello que no te permite entregarte por entero al Padre. En cambio, si te conformas, o consideras que no tienes nada para cambiar, no dejas espacio para nuestra acción transformadora."

En distintos momentos de mi vida, he podido experimentar la alegría de sentirme instrumento del Señor para otros; ver cómo mi trabajo da frutos. Muchas de estas veces, tarde o temprano he caído en la tentación de envanecerme y de creerme "bueno" por haber realizado estas cosas, y comienzo a apoltronarme en ese sentimiento superficial de tranquilidad espiritual. Hoy el Señor me recuerda que mi camino nunca estará listo, y que cada circunstancia que me lleva a cuestionarme o que me recuerda mi debilidad, es justamente el Padre tratando de "podarme", invitándome a salir de la comodidad.

Querido Señor Jesús, muchas veces quisiera poder quedarme en la comodidad de mis hábitos y costumbres en lugar de ser remecido por ti, pero sé que mi verdadera felicidad está en salir de mí mismo y seguirte. Te entrego mis miedos, dudas e inseguridades; ayúdame a realmente ponerlos en tus manos, para que, en lugar de inmovilizarme, me recuerden lo débil y necesitado que soy de Ti. Que nunca olvide que todo lo bueno que tengo me viene de Ti, y que sólo puedo dar buenos frutos si permanezco unido a Ti.

AMÉN

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