Evangelio sábado 16 de septiembre

Sábado 16 de septiembre de 2023 | Gonzalo Manzano

16 de septiembre del 2023

Evangelio según Lucas capítulo 6, 43 - 49

Sábado de la décimo tercera semana del Tiempo Ordinario

Santos Cornelio Papa y San Cipriano Obispo. Mártires. Memoria Obligatoria.

Jesús decía a sus discípulos: «No hay árbol bueno que dé frutos malos, ni árbol malo que dé frutos buenos: cada árbol se reconoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos ni se cosechan uvas de las zarzas. El hombre bueno saca el bien del tesoro de bondad que tiene en su corazón. El malo saca el mal de su maldad, porque de la abundancia del corazón habla la boca. ¿Por qué ustedes me llaman; Señor, Señor, y no hacen lo que les digo? Yo les diré a quién se parece todo aquel que viene a mí, escucha mis palabras y las practica. Se parece a un hombre que, queriendo construir una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre la roca. Cuando vino la creciente, las aguas se precipitaron con fuerza contra esa casa, pero no pudieron derribarla, porque estaba bien construida. En cambio, el que escucha la Palabra y no la pone en práctica, se parece a un hombre que construyó su casa sobre tierra, sin cimientos. Cuando las aguas se precipitaron contra ella, en seguida se derrumbó, y el desastre que sobrevino a esa casa fue grande.»

Meditación de Gonzalo Manzano González

"De la abundancia del corazón habla la boca"

Jesús parece decirme: ¿Has visto lo que tienes en el corazón? En todos ustedes hay luces y sombras, luz y oscuridad. ¿Intentas iluminar tu corazón? ¿Te acuerdas de que Yo soy el Camino? El camino hay que verlo, y para verlo necesitas luz. Yo soy la luz del mundo, y quiero que tú seas luz para otros. A eso te invito todos los días en mi Evangelio, con mi Cuerpo y mi Sangre en la Eucaristía. A eso te invito cuando rezas en silencio, cuando rezas con tu familia. Así, vas llenando tu corazón de mi Luz, y las sombras que habitan en él van desapareciendo de a poco. Tienes todo para hacerlas desaparecer. Solo depende de ti.
Esta lectura me interpela en sentido positivo. Por Dios, que quiero hablar de la luz que Cristo ha depositado en mi corazón. Quisiera que esas pequeñeces que me hacen alejarme de Él se fuesen achicando cada vez más, para que solo Él reine en mi corazón. Y en la práctica, ando siempre recordando esas miserias que me atan a este mundo, y me alejan de Él. Le debo tanto de lo que soy, porque se me ha presentado en su omnipotencia, pero sencillo como un niño, para que pueda entender hasta donde puedo, su inmenso amor por mí. Nada de lo que soy es solo obra mía, es Él quien me presenta la opción y yo solo elijo, a veces por Él, otras no.
Señor Jesús, ¡quiero elegirte siempre! Quiero que siempre seas Tú el norte que persigo, desde que me levanto hasta que me acuesto. Estoy lejos de ser digno de tu Amor, pero me lo sigues regalando igualmente. Por favor, Señor, que no solo diga lo que me dices al corazón, sino que también lo ponga en obras, para que cuando te llame "Señor, Señor", sea sabiendo que lo hago sin la vergüenza de mis pecados. Quiero verte a la cara, Jesús, y por tu gracia, Tú me sonrías, reconociéndome como aquel que construyó sobre roca. Me la paso construyendo en arena, y quiero cambiar estos malos hábitos. Con tu ayuda y la de tu Madre, seguro que podré.

AMÉN

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