Evangelio sábado 21 de mayo

Viernes 20 de mayo de 2022 | Gonzalo Manzano

21 DE MAYO DEL 2022
Evangelio según San Juan capítulo 15, 18 - 21
Sábado de la Quinta Semana de Pascua

Jesús dijo a sus discípulos: «Si el mundo los odia, sepan que antes me ha odiado a mí.
Si ustedes fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya. Pero como no son del mundo, sino que yo los elegí y los saqué de él, el mundo los odia. Acuérdense de lo que les dije: el servidor no es más grande que su señor. Si me persiguieron a mí, también los perseguirán a ustedes; si fueron fieles a mi palabra, también serán fieles a la de ustedes.
Pero los tratarán así a causa de mi Nombre, porque no conocen al que me envió.»

Meditación de Gonzalo Manzano González

"Pero como no son del mundo, sino que yo los elegí y los saqué de él, el mundo los odia."

Jesús parece decirme: Cuando pienso en ustedes, veo cómo muchos de ustedes intentan acercarse a Mi. Algunos efectivamente ponen todo su afán en seguir mi Mensaje, otros a veces flaquean, más incluso de lo que ellos quisieran. Otro tanto, vive su vida sin reparar en las consecuencias de sus actos, de cara al Juicio Final. Tú, que has tenido la bendición de conocerme, has podido ver al Padre a través mío. Por eso, he querido reclamarte para Mí, y guardarte en mi Corazón, porque efectivamente te elegí y te aparté del resto, para que puedas vivir a mi lado, y así los embates del mundo finalmente no te boten al piso.

¿Será posible que Cristo me haya apartado para cuidarme, si he elegido ser su servidor? No me encuentro tan digno de rescate, sobre todo por la cantidad de pequeñeces y pecados que a diario me acompañan y atormentan. Pero, aun así, también creo que nada de lo que haga me hará merecedor de tal bendición, sino que Él, por su propia elección, ha querido recogerme del suelo, sacudirme el polvo, y acompañarme tomando mi mano. ¿Quién sino Dios podría elegir a una criatura como yo para cuidarla como su cordero extraviado? No es que esté muy perdido, pero tampoco soy una blanca paloma. ¡Quiero mejorar, ser más digno!

Señor Jesús, ¡cuánta paciencia me tienes! Yo hace rato hubiera desistido si me viera caer una y otra vez, tantas veces tropezando incluso con la misma piedra. Ahí es cuando noto más la distancia infinita que hay entre tu Amor divino y mi amor humano. Quiero amar como Tú me has amado; sin embargo, pareciera que me la paso evitando regalar ese amor desinteresado y lleno de Ti, que me pides dar a mis hermanos. Me falta tanto por crecer, pero sé que de tu mano y con la guía de tu Madre, puedo salir adelante, y avanzar aunque sea algunos pasitos, antes de encontrarme contigo al final. Te encargo este caminar, Matercita.

AMÉN.

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