Evangelio viernes 17 de febrero

Viernes 17 de febrero de 2023 | Alejandra Castelblanco

17 DE FEBRERO DEL 202

Evangelio según San Marcos capítulo 8, 34 – 9, 1

Viernes de la Sexta Semana del Tiempo Ordinario

Jesús, llamando a la multitud, junto con sus discípulos, les dijo: "El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí y por la Buena Noticia, la salvará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida? Porque si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con sus santos ángeles;. Y les decía: "Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán antes de haber visto que el Reino de Dios ha llegado con poder".

Meditación de Juan Enrique Coeymans Avaria

"El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo".

El Señor pareciera decirnos: el seguimiento a mi vida, es algo que cuesta. Cuando Uds. desean seguirme, no es algo hermoso, fácil y entretenido. Está lleno no de cruces sangrientas como la mía, sino de pequeñas cruces cotidianas, en las cuales se hacen favores y servicios que son hijos del silencio, de la sencillez y de la humildad, hecha preocupación por el otro. El camino del seguimiento mío, es un camino mortificado pero constante y permanente, espontáneamente no es lo más atrayente recordar que el seguimiento de Jesús no está hecho de cosas grandilocuentes. Nuestra tarea como cristianos es no olvidar en la simplicidad de la vida diaria, que asumir la cruz es asumiré el vivir para el amor pero no un amor sentimental sino un amor que se entrega en pequeñas y secretas renuncias en la vida diaria.
En la noche al acabar el día en el silencio de la oración, es bueno hacer un examen, no de solo de las pequeñeces y pecados, sino también de las renuncias secretas, del las pequeñas mortificaciones.

Señor Jesús, te adoro como mi Rey y Señor ante quien debo reclinarme y reconocer tu
grandeza. Señor, gracias por pedirnos no cosas imposibles, sino cruces pequeñas en la
mayoría de los casos. A veces a cruces grandes, pero ese terreno está preparado por la
entrega cotidiana hecha servicio y atención por el hermano. Jesús, dame la gracias de asumir las cruces de la vida diaria para decirte de todo corazón que te quiero a través de toda cruz de la vida diaria. Bendito seas Señor ahora y siempre.

AMÉN

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