IGNIS, el Fuego de la Misión

“Son muy pocas las veces en que se ve brillar, en las miradas, el fuego del amor de Dios”. Decía nuestro sabio fundador el Padre Kentenich en una de sus diversas conferencias, refiriéndose a uno de los signos de la presencia del Espíritu Santo en Pentecostés.

Pero aguarden un momento, ya que una vez más el Espíritu Santo hizo de las suyas y decidió juntar en el encuentro Internacional de la Juventud Masculina a más de mil JM’s con las miradas llenas del fuego del amor de Dios y con un imparable deseo de incendiar el mundo.

Definitivamente la palabra “Fuego” es algo con lo cual la Juventud Masculina siempre se sintió identificada. De tal manera que el encuentro de este año, previo la Jornada Mundial de la Juventud, celebrada en Rio de Janeiro, tuvo como nombre “IGNIS”, cuya traducción del latín significa fuego.

Sin embargo, no es en vano tanto simbolismo, pues la JM de todo el mundo, camino hacia el centenario de Schoenstatt en el 2014, decidió asumir una corriente de vida muy fuerte, la de ser una Generación Misionera. Esta Generación Misionera está plasmada en cuatros pilares fundamentales los cuales son: el ser Protagonistas del Jubileo y de los próximos 100 años del Movimiento, el de lograr una Unidad Internacional entre toda la JM del mundo, el de vivir una Cultura de Alianza y una vez más, el Fuego de la Misión.

En el IGNIS realmente pudimos vivir intensamente esta corriente. Tuvimos la oportunidad de misionar en las favelas y en las playas de Rio de Janeiro, una experiencia única por lo que significaba llevar a Cristo y a María a estos lugares peculiares. Una tarea nada fácil, pero como siempre animados y recargados espiritualmente gracias a la increíble Adoración al Santísimo hecha como JM internacional en la noche anterior.

También cabe destacar el divertido y pegajoso ritmo del himno oficial del IGNIS, con el infaltable toque brasileño, que hacia también referencia a la Generación Misionera y que terminó recorriendo todas las calles de Rio. Todo esto hay que agradecer a toda la Juventud Masculina de Brasil con sus respectivos asesores, ya que realmente se notó que pusieron todo su empeño para el éxito de este maravilloso encuentro.

Todo fue una vivencia única e increíble, el poder haberse encontrado con hermanos que a pesar de venir de distintos lugares pareciera que habláramos el mismo idioma. Encontrar personas que viven los mismos ideales, sueñan y luchan por un futuro diferente. Y cómo olvidar esa alegría que siempre nos destaca a los Schoenstattianos. Todo esto en un mismo lugar, sólo puede ser obra de Dios.

Ahora queda esperar ansiosamente por el siguiente encuentro Internacional de la JM, pero esto está lejos de significar que el IGNIS se ha acabado. Aún queda mucho por hacer. “Hay que jugarse para adelante” como decía nuestro Papa Francisco. Pues de allí hemos salido con una gran tarea: ¡la de vivir y ser una fervorosa GENERACIÓN MISONERA!