Impresiones de Chestojova

Justamente cuando se conmemoraban los veinte años de la caída del muro de Berlín, tuve el privilegio de peregrinar al famoso Santuario mariano de Chestojova*.

| Padre Patricio Moore Padre Patricio Moore

Sacerdote, miembro del Consejo General de los Padres de Schoenstatt

Alemania
Noviembre 2009

Justamente cuando se conmemoraban los veinte años de la caída del muro de Berlín, tuve el privilegio de peregrinar al famoso Santuario mariano de Chestojova*.

Recorriendo su bello entorno y celebrando la misa ante el ícono de la Virgen María de Jasna Gora, no podía dejar de pensar en Juan Pablo II y su aliento esencial para que cayera aquella cortina de hierro y de la vergüenza. Tengo la impresión de que ese día, el 9 de noviembre pasado, el Papa polaco fue el gran ausente de las conmemoraciones oficiales de Berlín o, quizás, estaba más presente que nunca, de otra forma y con otra mirada, como diciendo al mundo que existen innumerables muros que aún no caen, y que el derrumbe de un sistema que se creía salvador del hombre, es sólo un símbolo de otros tan graves, como profundos.

Rezando ante la Virgen de Chestojova pensaba que este fue el suelo vital donde se arraigaron las raíces de un hombre que cambió la historia de Europa, dirigió la Iglesia por más de veinticinco años y fue referencia moral para millones de hombres y mujeres. Aquí encontró a la madre que perdió a los nueve años, aquí está la fuente original que llenó su alma de ternura y cuidado por todos, aquí arrancó la fuerza que lo llevó a visitar todos los rincones del planeta predicando la dignidad del hombre y el amor a María.

Me impresionó positivamente en Chestojova la fe viva del pueblo polaco. Cientos de familias con niños y jóvenes saludaban con gran devoción a la Virgen María, se respiraba una densidad religiosa que he visto en pocas partes. Mientras largas colas de gente esperaban para rezarle a la Virgen, en las afueras del Santuario, muchos grupos rezaban el Vía Crucis uniendo el amor a María, con la pasión y resurrección de Cristo.
La herencia de Juan Pablo II se palpa en todos los rincones, su amor a María, su "Totus Tuus" hunde sus raíces en esta suave colina de Jasna Gora, donde María es la madre que ha velado por los dolores y esperanzas de su pueblo, donde la historia se da la mano con la fe creando cultura. Una historia llena de sufrimientos y alegrías, un pueblo que sabe que María nunca los dejará abandonados. Así comprendemos mejor la bella oración que nos dejara Juan Pablo II:

"¡Virgen. Madre de mi Dios,
haz que sea todo tuyo!
Tuyo en la vida,
tuyo en la muerte,
tuyo en el sufrimiento,
tuyo en el miedo
y en la miseria,
tuyo en la cruz
y el doloroso desaliento,
tuyo en el tiempo
y en la eternidad.
Virgen, Madre de mi Dios,
haz que sea todo tuyo."
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* Nuestra Señora de Czestochowa, más conocida como la Madonna Negra de Jasna Gora, es la Patrona de Polonia.

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