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Mensaje del padre Rafael Fernández en el inicio del Año Jubilar, celebrado ayer 18 de Octubre, en todos los Santuarios del mundo. ¿Qué significa un año Jubilar?, ¿Qué celebramos?, ¿Qué debemos ofrecer en este año? Este 18 de octubre, la familia de Schoenstatt inició un año jubilar. La palabra jubilar viene de un año de júbilo, de alegría. Un año de alegría porque queremos agradecer al señor y a nuestra madre y reina, todo lo que nos ha regalado durante los 100 años de Schoenstatt, que se cumplirán el próximo año, el 18 de octubre del 2014. Pinche la barra para escuchar el audio.

| P. Rafael Fernández P. Rafael Fernández
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Transcripción del Mensaje del P. Rafael Fernández.

Este 18 de octubre, la familia de Schoenstatt inició un año jubilar.

La palabra jubilar viene de un año de júbilo, de alegría. Un año de alegría porque queremos agradecer al señor y a nuestra madre y reina, todo lo que nos ha regalado durante los 100 años de Schoenstatt, que se cumplirán el próximo año, el 18 de octubre del 2014. Celebramos la obra de Dios, que sin duda ha sido producto y fruto de lo que Dios nos ha dado en María, pero también del esfuerzo y la entrega de muchos miembros de Schoenstatt a lo largo de todos estos decenios. Un año jubilar, dice el padre Kentenich o lo define de esta forma en una jornada que el dictó en 1950. Estas son sus palabras: "¿Qué quiere un año jubilar?, una nueva fundación. ¿Qué quiere un año jubilar?, quiere poner al descubierto los ciimientos de la familia para construir de nuevo, sobre ellos. Que quiere un año jubilar?, verificar todo lo que surgió y creció; si es sano, recto o si algo se torció y debe ser enderezado". Hasta ahí, las palabras del padre fundador dan el marco para un pequeña reflexión justamente al iniciar este año jubilar.

Por cierto como les decía, toda la familia de Schoenstatt durante este año quiere agradecer y el 18 de octubre del próximo año, va a ser un año en el que vamos a ir, ojalá muchos, al lugar de Schoenstatt de origen, para ver todo lo que ha surgido. Se ha hablado de las 5 o 6 carpas, o sea los campos en que se agrupan estas obras apostólicas que Schoenstatt ha llevado a cabo, en la línea por ejemplo de trabajo de Schoenstatt mismo, de trabajo en la iglesia, del trabajo en el mundo social, de la sociedad, etc, etc.

Dios no ha dado muchísimo y seríamos muy poco agradecidos con él si no reconocemos los dones que el Señor y la Mater nos han dado. Pero aquí el padre Kentenich al definir lo que es un año jubilar nos habla de una nueva fundación, o sea de refundar Schoenstatt. No significa fundar "otro" Schoenstatt, sino que como él lo dice, volver al origen de donde surgió Schoenstatt a los fundamentos, poner al descubierto esos fundamentos de la familia, para poder seguir construyendo sobre ellos nuevamente, con más profundidad con más ganas todavía.

¿Cuáles son esos fundamentos?

Los fundamentos, sin dudas, son por una parte, la iniciativa de parte del padre Kentenich y de los estudiantes que lo acompañaban, de la congregación mariana. O sea, Schoenstatt surgió de una iniciativa donde el hombre estaba directamente comprometido. Schoenstatt no surgió de una aparición como muchos otros lugares de gracias. No hubo ninguna leyenda especial, así como algo en lo que Dios hubiera intervenido en forma extraordinaria, o la Virgen se le hubiera aparecido al padre Kentenich. Nada de eso, simplemente el padre Kentenich, mirando la realidad, mirando en concreto lo que iba a pasar después de haberse declarado la segunda guerra mundial, y visualizando lo que iba a suceder con los estudiantes que tendrían que partir al campo de batalla para enrolarse en el ejército, el Padre medita y ve la capillita que habían preparado para las reuniones de la congregación mariana (habían restaurado una capillita que estaba en el valle de Schoenstatt). ¿Qué querrá Dios?, los estudiantes van a ir al campo de batalla, hemos trabajado muy fecundamente con ellos..., ¿Qué querrá la Virgen?, y ahí le cae en sus manos, como sabemos, un escrito donde se habla de un abogado, Bartolo Longo de Nápoles, que en su tiempo le había pedido a la Virgen que ella hiciera lo que llamaríamos hoy día "milagro de gracia de transformación" de la ciudad de Pompeya que estaba corrompida moralmente. Y ahí surgió lo que hoy día es todavía el Santuario de Pompeya. Esto iluminó al Padre Kentenich, y dijo: ¿por qué no podemos pedirle nosotros a la Virgen que se establezca ahora acá en esta capillita y ella haga acá milagros también de transformación, de fecundidad apostólica? La iglesia necesita renovación urgentemente, y ¿por qué no pedirle a la Virgen que aquí surja, un foco de renovación para la iglesia?, pero lo hace no simplemente pidiendo una intervención extraordinaria, sino que diciéndole a la Virgen, nosotros te vamos a ofrecer muchas contribuciones al capital de gracias, es decir muchas pruebas de nuestro amor, vamos a probarte con hechos que realmente te amamos, y con ello te vamos a hacer una suave violencia, o sea te vamos a tirar el manto para que tú te establezcas acá.

Ese fue el origen de Schoenstatt, esos son los fundamentos de la familia, y siempre que Schoenstatt surge en un lugar, es fecundo o no es fecundo, en la medida que se remite a este origen, en la medida que hay hombres que toman la iniciativa, personas que toman la iniciativa, que ofrecen algo a la Virgen, su autoformación especialmente, el esfuerzo por cambiar la vida, por ser más consecuentes, dar pruebas que realmente no son solo palabras y buenos deseos, sino que no. Realmente queremos cambiar y queremos ser instrumento para un cambio profundo, tanto en la iglesia como en la sociedad, un cambio de renovación.

Y la respuesta es, la Virgen. Eso es lo que nos muestra en estos 100 años de vida. Se ha mostrado en su santuario como madre y educadora, como una reina misericordiosa, medianera de gracias, que nos regala abundantes gracias. ¿De qué? De arraigo en Dios, de transformación interior, y de fecundidad apostólica. Schoenstatt es y surgió para ser un centro de renovación, donde surjan hombres nuevos y una nueva comunidad. En otras palabras, donde surja un nuevo tipo de cristianos, que viva de verdad la unión de Fe y Vida. Que no sea simplemente nuestra religión y nuestra Fe, una piedad una devoción o muchas veces incluso una superstición.

Si queremos iniciar un año jubilar, tenemos que volver a estos cimientos, pero el padre Kentenich decía algo más. Decía nos tenemos que revisar, verificar todo lo que surgió y creció, si ello es sano, recto, o si en algo se torció y debe ser enderezado. Esto significa que en cada lugar donde Schoenstatt exista en el mundo, en cualquiera ciudad donde se encuentre Schoenstatt, hay que verificar, hay que revisar, hay que hacer un balance si lo que ha surgido es auténticamente en el espíritu de Schoenstatt. Si lo que creció es lo que quería el padre Kentenich, el fundador que surgiera. Él decía, (el padre Kentenich al inicio), "Schoenstatt no es un club de autoformación, Schoenstatt es un movimiento apostólico. El papa Francisco tiene una frase que todos conocemos, ya porque se hizo famosa respecto a la Iglesia, dice "prefiero una Iglesia accidentada a una Iglesia encerrada", no podría ser que nosotros en muchos casos hayamos reducido a Schoenstatt precisamente a un club de autoformación, donde eternamente nos formamos para prepararnos para hacer un apostolado que nunca es tan visible y efectivo, nos hemos arriesgado en el espíritu del padre Kentenich y de lo que pide nuestro Santo Padre. Prefiero una Iglesia accidentada, prefiero un Schoenstatt accidentado, a una Iglesia encerrada, a un Schoenstatt encerrado. Eso es lo que tenemos que verificar, revisar. Queremos reafirmar lo bueno lo positivo que ha surgido. Tenemos quizás algunas cosas que corregirlas, y algunas tal vez erradicarlas de las costumbres schoenstatianas. Y muchas cosas hay que crear, que todavía no han surgido y que el padre fundador soñó para el futuro de la Iglesia, pienso por ejemplo en la inserción de Schoenstatt en el mundo, en la Iglesia, para dar el carisma de Schoenstattat, a la iglesia, una pastoral nueva, una pastoral mariana renovada, una piedad mariana renovada, con otra imagen de la Virgen, distinta a la que abunda hoy día en el pueblo de Dios. Una piedad mariana renovada, no simplemente pedigüeña, sino que en una alianza de amor con la Virgen.

Hay cosas que tienen que desarrollarse mucho más todavía, y este año jubilar, queremos hacer un esfuerzo, de tal manera que cuando llegue el 18 de octubre del 2014, entonces podamos decir a la Mater; Mater aquí estamos, te venimos a agradecer, hemos hecho un balance, queremos afirmar lo positivo que ha surgido, agradecerlo, pero también queremos corregir lo que hay que corregir, y queremos hacer, lo que quizás todavía no hemos hecho. De tal manera que la Virgen de nuevo pueda contar como en el inicio de Schoentatt, con personas que se dieron por enteros, como un José Engling, como un Max Brunner, como tantos que han dado su vida por Schoenstatt, para que la renovación que tiene que surgir desde nuestro santuario, de verdad sea una renovación eficaz y fecunda en la Iglesia.
Que todos tengamos un bendecido año Jubilar, e inicio de un año Jubilar ahora en esta celebración del 18 de octubre del 2013.

Que la Mater, que la Virgen los bendiga a todos.

Padre Rafael Fernández

 

 

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