Karol Wojtyla: El pontífice comunicador llega a los altares

Se tiene una sensación extraña al ver que el hombre a quien se estrechó la mano y de quien se sintió un mensaje al oído como un sutil susurro, al que se ha visto sufrir en público, llega a los altares. Y es que Karol Wojtyla no solo fue el pontífice que vino de un país de la Cortina de Hierro, sino el arquetipo que vimos en Las sandalias del pescador derrumbando el comunismo soviético que hizo vivir con angustia los últimos años del milenio; deportista, amigo de los jóvenes, que rezó en el desierto del Sinaí y pidió perdón por los pecados de la Iglesia. Fue el Papa planetario y gran comunicador que cerró simbólicamente el siglo XX. El nuevo beato llegó a los altares con una ceremonia celebrada el 1 de Mayo. El magisterio de Juan Pablo II se desarrolló en un ambiente caracterizado por la modernidad y la mundialización de las comunicaciones...

| Marcel Gonzalo Unzueta (Roma, Italia) Marcel Gonzalo Unzueta (Roma, Italia)

Se tiene una sensación extraña al ver que el hombre a quien se estrechó la mano y de quien se sintió un mensaje al oído como un sutil susurro, al que se ha visto sufrir en público, llega a los altares. Y es que Karol Wojtyla no solo fue el pontífice que vino de un país de la Cortina de Hierro, sino el arquetipo que vimos en Las sandalias del pescador derrumbando el comunismo soviético que hizo vivir con angustia los últimos años del milenio; deportista, amigo de los jóvenes, que rezó en el desierto del Sinaí y pidió perdón por los pecados de la Iglesia. Fue el Papa planetario y gran comunicador que cerró simbólicamente el siglo XX. El nuevo beato llegó a los altares con una ceremonia celebrada el 1 de Mayo de 2011.

El magisterio de Juan Pablo II se desarrolló en un ambiente caracterizado por la modernidad y la mundialización de las comunicaciones.

Para el pontífice, la primacía de las realidades culturales del hombre era una "soberanía fundamental" que no debía ser convertida en presa de intereses políticos o económicos. Esta soberanía, según el Papa, "debe permanecer como el criterio fundamental en la manera de tratar este problema importante para la humanidad de hoy, que es el problema de los medios de comunicación social" (de la información vinculada a ellos y también de lo que se llama la "cultura de masas").

El sucesor de la Cátedra de Pedro -que llevó a la Iglesia a las puertas del nuevo milenio- es considerado el mayor "comunicador" eclesial por la intensidad, profundidad y envergadura de su tarea evangélica en toda la faz de la tierra, además de centrarse con especial atención en los medios de comunicación contemporáneos. Soláa afirmar que estos instrumentos gestados en el siglo de las revoluciones, no podían ser "medios de dominación sobre los otros, tanto por parte de los agentes del poder político como de las potencias financieras que imponen su programa y su modelo".

El beato Wojtyla afirmaba que los medios de comunicación deben tener en cuenta las verdaderas necesidades de la sociedad, la cultura de la nación y su historia, así como la responsabilidad de la familia en el campo de la educación, el bien del hombre y su dignidad.

El pontífice también fue un atento observador de los procesos políticos mundiales y testigo de las fracturas en las relaciones Iglesia - Estado, como sucedió en paises de America Latina. Durante la época de los regímenes militares de aquel continente, la Iglesia dio un giro y pasó del conformismo a la oposición. Relevantes son los papeles que jugaron Monseñor Romero y Helder Camara.

Con la llegada del obispo de Cracovia, el Vaticano se desplazó hacia una postura clave en la lucha contra el autoritarismo. Por el resultado de sus visitas pastorales a países que iniciaban un proceso democratizador, se puede afirmar que su pontificado se caracterizó por un profundo contexto político, cuyos mensajes cambiaron la mentalidad en Europa Central hasta el punto que un atento observador como Timothy Garton Ash los calificó como "el principio del fin".

Durante un viaje por todos los países de la Europa del Este pude comprobar los horrores del comunismo, pero también el final de una de las utopías más destructivas de la libertad humana. Aunque hoy de nuevo vemos surgir democracias totalitarias en Sudamérica o la persistencia de regímenes comunistas en Asia. Pero, como está pasando en los países del Norte de África, de Túnez a Yemen, de Egipto a Siria y Libia, parecería que cualquier forma de autoritarismo llegará a su fin gracias, en parte, a las nuevas tecnologías de la información y formas de comunicación, como son las redes sociales. Un mundo nuevo que estrena los primeros años de un milenio que Wojtyla, quizá, ya había avizorado proyectando su magisterio del eje Este-Oeste hacia los países del aún llamado Tercer Mundo, católicos, musulmanes y comunistas.

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