"Los tuyos no se hundirán".

En la proximidad del 15 de agosto, esta lectora nos llama a recordar que, cobijados bajo el manto de María, "seremos fecundo y haremos florecer la Obra por todo el mundo, sin importar tiempo ni distancia".

| María Isabel Herreros María Isabel Herreros

La proximidad del día 15 de agosto me hace pensar en que, así como nuestra querida Madre, Reina y Victoriosa -Madre de Dios, Madre del Redentor y Madre de los redimidos- llegó a serlo por su íntima unión de amor a la cruz de su Hijo Jesús, también nosotros. Cobijados bajo su manto, con fe sencilla y abnegado amor -como nos recuerda el Himno de la Familia de Schoenstatt, nacido en nuestra época de fundación-seremos fecundos y haremos florecer la Obra por todo el mundo, sin importar el tiempo ni la distancia...

Para el 2014 me gustaría que el Himno de la Familia fuera un símbolo de nuestra libre disposición para amar apasionadamente la pureza y rectitud del corazón de María; quien nos congrega, en tiempos de guerra y de paz, en la tormenta y en la calma, en la luz y en la oscuridad, y hace resplandecer sobre todos nosotros el Sol de Cristo, su Hijo, el Salvador. Acogiéndonos conÉl, dulcemente, en su pequeño Santuario, que es nuestra fortaleza, como la torre de David y el arca de la nueva Alianza, y conduciéndonos, alegres por la esperanza y seguros de la victoria, hacia los nuevos tiempos; como dice nuestro padre y fundador...

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