Mi alma tiene hambre de Dios

MI ALMA TIENE HAMBRE DE DIOS Emociones que sólo se viven cuando Dios habita realmente en nosotros. Una experiencia personal que nos lleva a reflexionar sobre cuántas ansias de Dios tenemos, y sobre cómo aspiramos hacia Él en nuestros tiempos.    

| Lucía Zamora Valero Lucía Zamora Valero

Necesitamos  agua y alimento para sobrevivir, también necesitamos el cariño y el amor de los demás para fortalecer el espíritu; pero si no sabemos entregar ese amor y ese cariño ¿cómo lo vamos a recibir de los demás?... Creo necesitamos esa fuerza interior que nos da la capacidad de dar y recibir amor; esa fuerza que eleva el espíritu, y es capaz de curar el cuerpo de las heridas más profundas. A esa fuerza yo le doy el nombre de Dios. Y nuestra alma tiene una gran necesidad de Él.

 

Este fin de semana la Mater eligió a un pequeño grupo de señoras para compartir experiencias y sentimientos en nuestro retiro anual "día de la mujer". El tema que elegimos fue "Mi alma tiene hambre de Dios", un lindo tema para estos tiempos que estamos viviendo, tiempos donde el mundo tiene una gran necesidad de Dios; donde cada vez más nuestra alma tiene sed; sed del "agua viva", del agua que nos da el consuelo, la paz, la sabiduría y el sentirnos hijos del Padre.  El agua viva que refresca el corazón para seguir el camino que Él nos ha encomendado.

Desafortunadamente creemos que es depresión, angustia, estrés o cansancio lo que nos oprime el corazón. Seguimos inmersos en nuestras preocupaciones, en nuestro pasado con resentimientos y remordimientos, en el orgullo y la soberbia, y creemos que la cura está en los excesos... de trabajo, de vino, de sexo y de cuántas cosas más, que sólo degradan el cuerpo y el alma; que muestran cada vez más este vacío en nuestras palabras, acciones y hasta en el caminar. Qué tristeza que estemos dejando como herencia espíritus pobres en nuestros hijos. Qué pena ver a hombres y mujeres con una gran capacidad intelectual pero con un gran vacío de Dios. Cuántas generaciones han pasado sin saber cómo acercarse a Él, sin escucharlo en la cosas simples, sin preguntarse ¿qué quiere Dios de mi?

Afortunadamente existe la buena voluntad de mucha gente para lograr un cambio en nuestra comunidad, mejor aún...en nuestro corazón. Porque cuando algo maravilloso ha ocurrido en nosotros y sabemos que Dios es la causa, no podemos dejar de agradecer, y queremos que el mundo experimente esa alegría que ha traído a nuestro ser, a pesar de los problemas que el mundo trae.  Aún existen personas, que como yo, creemos que habita en cada uno de nosotros esa fuerza divina que despierta el corazón para entregarse a los demás, y que sólo hay que dejarse conducir por Dios, por medio de las personas y circunstancias que Él pone a nuestro alcance. Tal vez nuestro encuentro haya sido la chispa que movió los corazones de estas mujeres, y descubrir que Dios sale a nuestro encuentro en cada momento. Este sábado Él estuvo para cada una de nosotras.

Desde hace 4 años he sido parte de la organización de estos encuentros, y quiero compartir con ustedes la alegría de  ver a estas mujeres cuando llegan, y ver su rostro completamente transformado cuando se van. Saber que parte de mi trabajo ha sido fundamental para que esto suceda me deja llena de Dios; me deja con la esperanza de que este mundo aún  puede descubrirlo en los detalles más pequeños, abrazarlo y hacerlo parte de  su vida. Y que cuando esto suceda nuestra fe se convertirá en una realidad para cada uno de nosotros y para el mundo entero.

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