Misiones Familiares en San Luis de Potosí (México)

MISIONES FAMILIARES, SAN LUIS DE POTOSÍ, MÉXICO, 2010. Por tercera vez, del 18 al 23 de diciembre, se llevaron a cabo las Misiones Familiares Católicas de Schoenstatt en el pueblo de Portezuelo, San Luis Potosí, México. Las familias Foyo Nales, Reynoso Hanell, Siller Berrón, Rojas Delgado y Noyola Betancourt junto con nuestros invitados, tuvimos la alegría y la bendición de volver a vivir esta linda experiencia con nuestro querido Padre Ignacio Camacho quien esta vez fue nuestro compañero y guía espiritual. Bajo nuestro lema de este año "Confiados en María caminamos a la paz y al amor de Jesús" nos embarcamos a cumplir nuestras Misiones Familiares llenos de esperanza y entusiasmo, aún con la inseguridad que se ha estado viviendo en nuestra ciudad y en sus alrededores. Sin embargo, a pesar de ello, este reencuentro con la gente de Portezuelo que nos abrió su generoso corazón una vez más, nos hizo experimentar a ese Dios bondadoso que nos dio el regalo de poder reconocer a su Hijo Jesús a través del necesitado, del que está solo, del enfermo... Pero también a través de la unión, de la alegría, del haber vivido un encuentro como Familia Misionera. En donde dimos testimonio del gran amor de El y de la Mater, tanto al interior  de la familia como al exterior... (Pinche aquí para leer artículo completo)

| Lucía y José Noyola (México) Lucía y José Noyola (México)

MISIONES FAMILIARES, SAN LUIS DE POTOSÍ, MÉXICO, 2010.

Por tercera vez, del 18 al 23 de diciembre, se llevaron a cabo las Misiones Familiares Católicas de Schoenstatt en el pueblo de Portezuelo, San Luis Potosí, México.

Las familias Foyo Nales, Reynoso Hanell, Siller Berrón, Rojas Delgado y Noyola Betancourt junto con nuestros invitados, tuvimos la alegría y la bendición de volver a vivir esta linda experiencia con nuestro querido Padre Ignacio Camacho quien esta vez fue nuestro compañero y guía espiritual.

Bajo nuestro lema de este año "Confiados en María caminamos a la paz y al amor de Jesús" nos embarcamos a cumplir nuestras Misiones Familiares llenos de esperanza y entusiasmo, aún con la inseguridad que se ha estado viviendo en nuestra ciudad y en sus alrededores. Sin embargo, a pesar de ello, este reencuentro con la gente de Portezuelo que nos abrió su generoso corazón una vez más, nos hizo experimentar a ese Dios bondadoso que nos dio el regalo de poder reconocer a su Hijo Jesús a través del necesitado, del que está solo, del enfermo... Pero también a través de la unión, de la alegría, del haber vivido un encuentro como Familia Misionera. En donde dimos testimonio del gran amor de El y de la Mater, tanto al interior  de la familia como al exterior.

De cada Misión Familiar nos hemos llevado una profunda enseñanza de vida. El amor, la esperanza, la paz y la alegría se viven en familia. Se siente, porque se forjan vínculos a través de diversas actividades internas, donde abrimos nuestros corazones al expresar nuestros sentimientos y experiencias vividas esos días. Formamos un solo corazón y una sola alma.

Invitamos a las familias del lugar, a los jóvenes y a los niños a vivir el Adviento y la Navidad de una manera diferente para lograr una mayor unidad y compromiso al servicio de la comunidad. Tocamos puertas llevando al frente a la Virgen Peregrina, quien guió y acompañó nuestros pasos en cada visita. También compartimos la Palabra de Dios dejando un mensaje de fe, esperanza y alegría por la venida del Niño Jesús. Tuvimos fogata, una posada y una pastorela en la cual participamos nosotros. Estuvieron muy concurridas, divertidas y exitosas. Realizamos talleres de manualidades para mujeres, jóvenes y niños. Hablamos de diversos temas en relación al Adviento y a la Navidad. Nuestros chavos misioneros organizaron juegos y convivencias dejando una huella imborrable en todos los participantes.

Nuestro último día terminó con una misa que ofició el Padre Nacho en la Parroquia del lugar. Peregrinamos por el pueblo terminando en la ermita que construimos en esos días a la Mater. Nos despedimos de toda la gente con sonrisas y lágrimas de alegría en el convivio que organizamos en el Centro Parroquial.

Gracias Padre Nacho por su cariño, compañía, paciencia y disposición... La participación de cada uno de los integrantes de esta Gran Familia Misionera que poco a poco irá creciendo, fue un regalo de Dios y de María que nos dio la oportunidad de poder ser, una vez más, sus instrumentos para crecer en la fe y en el amor... "Nada sin Ti, Nada sin Nosotros".

¡Gracias Mater!

Lucía y José Noyola.

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