Muy bienvenidos a todos.

Aún suenan en nuestra mente, en nuestros oídos, los llamados del Papa Francisco a unos tres millones de fieles reunidos en la playa brasileña de Copacabana; durante la Jornada Mundial de la Juventud, al hacer un vehemente llamado a los jóvenes católicos para que sean "protagonistas del cambio" y ayuden a construir "una Iglesia más bella y un mundo mejor". Para mí, que tuve dos hijas presentes en ese encuentro, y me emocioné con cada gesto y cada palabra, hubo tres grandes llamados que me marcan profundamente como educadora:

"¡No meterseen la cola de la historia!Implica ser protagonistas del cambio, implica que en los más pequeños estánlas grandes cosas, implica salir hacia el mundo y no temer a lo incierto.

“Por ustedes entra el futuro en el mundo"Implica emprender nuevas e inciertas iniciativas, implicasuperarla apatía y ofrecerrespuesta cristiana a las inquietudes sociales y políticas que se planteanenla sociedad.

“La Iglesia debe salir a la calle"Implica no quedarseen la parroquiao la sala de clases,sino que estar empáticamenteen nuestra comunidad,buscando,acogiendo, encontrando problemas y por ende, nuevas oportunidades.

Como se ha dicho ampliamente, existe unanueva generaciónde jóvenes Yy tantas otras denominaciones, quelescatalogacomo‘poco fieles’, como‘cambiantesy apáticos’pues se van de trabajo en trabajo, o como‘indispuestos al sacrificio’. Debo sentirme total y complemente en desacuerdo.

El joven de hoy, abraza con mayor sabiduría que nunca la incertidumbre. No solo no le tiene miedo al cambio, sino que le espera. El joven de hoy, no está dispuesto al sacrificio sin sentido, pero totalmente disponible al esfuerzo cuando la causa fundamental le llena la vida de significado. El joven de hoy, no está dispuesto a postergar aquello que anhela o que siente le hace feliz, prefiere hacerlo ahora, pues quizáscon mayor sabiduría que nuestrageneración,sabe que la vida es corta y que vivir del ahora, es más inteligente.

Esto es en parte, lo que caracteriza a esta nueva generación. La que nosotros tenemos que educar.

A la luz de lo que les pide el Papa, no dejo de sorprenderme al constatar – y estar convencida –que la esencia del pensamiento de nuestro Padre fundador, es la mejor base para educara estos jóvenes de hoyy para alentarlos en los desafíos de cambio y protagonismo que necesitales invita el Santo Padre.

Fue el PadreKentenichquien nos enseñó a confiar en la Fe Práctica en la Divina Providencia, aestar infinitamente despreocupados, aseguir la ley de “la puerta abierta”, a hacerlo todo con el sentido del Ideal Persona y en libertad, a ser plenamente hombres. Fue el Padre quien nosdice“sea niños ante Dios”, algo irresponsables, algo ingenuos. No fue eso mismo lo que les dijo Steve Jobs –fundador de Apple –a los universitarios en el 2005 en la universidad de Stanford?

¿Por qué estamos aquí? Queremos buscar respuestas, encontrar caminos y buscar oportunidades frente a una sociedad brutal con el desempeñoy la productividad, brutal con la medida del éxito económico y en extremo consumista. Brutal frente a la ridícula incertidumbre del futuro. Queremos aprender a educar en tiempos de cambio. Estamos aquí porque todos tenemos un sueño, un anhelo que llena nuestra vida de entusiasmo por un mundo mejor.

Personalmente, me mueve, me apasiona este desafío. Algunos ven un cúmulo de problemas, yo prefiero a ver oportunidades. ¿Y si nos las vemos nosotros, como vamos a convencer a nuestros niños de que las vean también?

Y con profunda humildad, les invito a todos durante estos días, a ver solo eso. Posibilidades, tantas que no sepamos por dónde priorizar.

Bienvenidos a nuestros Congreso, que con la gracia de Dios, podemos celebrarlo en tierra santa.

Muchas gracias.