Novena de Preparación al 31 de Mayo día 6

DIA SEXTO: LUNES 27 DE MAYO 2013

| Juan Enrique Coeymans A. Juan Enrique Coeymans A.

Oración Inicial

Padre Dios, (espiritualmente) desde nuestro Santuario, te pedimos que envíes tu Espíritu a nuestra alma. Ese es el regalo que no puedes negarnos jamás.

Y en el Espíritu Santo, te bendecimos y alabamos, porque tu Hijo Jesús nos ha hecho hijos tuyos y, con él, coherederos del reino.

Como a él, nos diste a María por Madre, para que nos educara a fin de ser, algún día, rostro e imagen de Cristo para las demás personas.

Prepara nuestro corazón durante estos días previos a la celebración del Tercer Hito de la historia de Schoenstatt, para renovar en lo profundo nuestra alianza de Amor con María, con nuestro padre fundador y con todos nuestros hermanos de Schoenstatt.

La Alianza nos impulse, en la fuerza de la misión del 31 de Mayo, a luchar en la vida diaria con constancia, sencillez y filialidad, por una santidad cotidiana y silenciosa, y renueve en nuestro corazón el deseo de acompañar a nuestro fundador en la tarea de construir un mundo donde se ame, se piense y se viva orgánicamente.

Te lo pedimos con María, nuestra Madre, Reina y Educadora, en nombre de Jesús que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.

Texto tomado de la Plática del 31 de Mayo

Ustedes, a su manera, pueden ayudarme a llevar la responsabilidad y compartir la misión de la Familia. Pero tenemos que contar con que este trabajo hiera nobles corazones allá en la patria, que despierte una violenta indignación y haga que en respuesta se nos den fuertes y duros contragolpes. No nos admiremos si se forma un frente común poderoso y unido de hombres influyentes en contra mía y de la Familia. Humanamente considerado, tenemos que contar por último con que nuestro intento fracase completamente. Y, sin embargo, no podemos sentirnos dispensados de correr este riesgo. Quien tiene una misión ha de cumplirla, aunque un salto mortal siga a otro. La misión de profeta trae siempre consigo suerte de profeta.

Meditación

Nuestro padre es realista. Sabe que “la Epístola perlonga” traerá consecuencias dolorosas. Podría optar por caminos más diplomáticos, más políticos. Pero siente que Dios le pide mostrar con fuerza el germen de mecanicismo que él advierte en círculos de la Iglesia. No es fácil decir verdades a los que amamos; nos preocupa que se sientan heridos. Sólo quien tiene una clara conciencia de su carisma de profeta, puede realizarlo con simplicidad.

Pareciera que Jesús nos dice:

“La frase del fundador, la misión de profeta trae siempre consigo la suerte de profeta, es una constante en toda la historia de salvación.

Discernir lo que Dios pide y aplicarlo a la propia vida es difícil, pero discernirlo y decírselo a los demás es siempre peligroso; los profetas nunca fueron populares, nunca halagaron a las mayorías, ni menos vivieron pendientes de la opinión de los demás. Ser anunciador de los designios de Dios, mi Padre, es una tarea dolorosa, no porque sus designios sean malos ni catastróficos, sino porque casi siempre llevan y apelan a una conversión, a un cambio.

Yo pagué con mi vida la realización de mi tarea profética. Ninguno de ustedes será dispensado de la cruz y del sacrificio por realizar su tarea. Tengan preparado el corazón para el sacrificio, llenándolo de amor a mí y a mi Madre…”

Oración final

Señor Jesús, Cordero inmaculado que entregaste todo por realizar la tarea que el Padre desde el trono te encomendara, te alabamos y bendecimos, te adoramos y te reconocemos como nuestro Dios, nuestro Rey y nuestro Hermano; tú eres la Cabeza del Cuerpo del cual nosotros somos los miembros.

Te pedimos la gracia de no asustarnos ante nuestras tareas; de tener la valentía de realizar lo que hay que realizar, porque lo pide el Padre, con decisión y fuerza.

Como el siervo de Dios, el padre Franz Reinisch, queremos, aun a costa de nuestra vida, hacer la voluntad del Padre.

Haz que en nuestra vida tengamos disponibilidad absoluta para realizar el plan del Padre, porque “venimos del Padre y nuestra vida es un volver hacia el Padre”. Que no temamos a la cruz cuando llegue el momento, porque ahí estarás tú y tu Madre para sostenernos.

Amén.

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