P. Ernesto Durán - Relato Histórico

Introducción de la Misa de los funerales del P. Ernesto Durán, como gratitud al Padre Dios, leída por P. Francisco García Huidobro, el día 8 de enero de 2011. Además se puede escuchar el audio de las palabras de despedida de Ricardo Peralta en el cementerio, y las últimas oraciones.

| P. Francisco García Huidobro, S. Sch. P. Francisco García Huidobro, S. Sch.
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Introducción de la Misa de los funerales del P. Ernesto Durán, como gratitud al Padre Dios, leída por P. Francisco García Huidobro, el día 8 de enero de 2011.

 

Además se puede escuchar el audio de las palabras de despedida de Ricardo Peralta en el cementerio, y las últimas oraciones.

 

Introducción de la Misa de los funerales del P. Ernesto Durán, como gratitud al Padre Dios, leída por P. Francisco García Huidobro, el día 8 de enero de 2011.

El P. Ernesto nació mirando los volcanes, los bosques y los trigales de la Araucanía. Es el menor de 5 hermanos.

En su juventud se inicio como seminarista en la Diócesis de Concepción, donde hizo buenos amigos y tuvo eminentes profesores. La lectura y el estudio fue siempre un gran atractivo en su vida.

Creyó que ese no era su camino y se acogió a la comunidad de los Padre Palotinos de la Parroquia del Perpetuo Socorro de Temuco. Por esos años llegaron las primeras Hermanas de María. Entre los padres fue muy cercano con el P. Adolfo Baldauf, quien perteneció a los congregantes héroes de 1914 en el Schoenstatt original.

Los Padres lo mandaron al Noviciado de Olpe en Alemania y mas tarde estudió la teología en Limburgo y Schoenstatt. Volvió a Chile con un gran anhelo de iniciar el Movimiento. Su retorno fue apresurado por la guerra mundial que se había iniciado. Volvió a Chile en una flotilla amenazada por los ataques navales en alta mar.

En 1942 fue ordenado sacerdote por Mons. Menchaca Lira en la diócesis de Temuco. Su ordenación ocurrió el 19 de diciembre en Collipully. Recuerda que mientras estaba tendido en el suelo en la ‘postración' hubo un gran chubasco con lluvia atronadora que sacudió fuertemente el techo de la iglesia. Lo tomo como una señal de fecundidad. Y le pidió a Dios que le diera el don de hacer surgir una vocación sacerdotal en su vida.

Por unos años sirvió como director espiritual en el Colegio de Santa Cruz, donde en 1948 el P. Kentenich puso la primera piedra del futuro santuario. Entonces no había experiencias de cómo ser asesor del Movimiento. Él le pide al P. Kentenich que envíen desde Alemania padres con doctorado y con gran nivel intelectual, así podrían crear el Movimiento. El P. Kentenich le respondió: "no son grandes cabezas, sino grandes corazones los que se necesitan para fundar Schoenstatt".

Desde 1950 se inició como asesor en el Movimiento Apostólico con sede en la calle Republica. Comenzó ya antes como asesor de la Accion Católica estudiantil. Luego formó, en 1950, el grupo de los Caballeros del Fuego y al año siguiente el grupo Sicut Ventus. Estos grupos recibieron especial respaldo del P. José Kentenich que visitó Chile en esos años. El Padre iba ya destino a Milwaukee. A su llegada las Hermanas presentaron una pequeña obra en la cual se aludía a la plática del 31 de Mayo de 1949 que él había dado en el santuario. En 1952 el fundador se asombraba de la fecundidad que había surgido en Bellavista en torno al santuario. El P. Kentenich buscaba una respuesta a este entusiasmo y vitalidad que se daba en Bellavista. Después de haber visto la obra solicitó que le trajesen el texto de la plática que el había pronunciado tres años antes. Entonces aseguró que allí estaba el origen de esa fecundidad: era la plática del 31 de mayo de 1949.

Durante la visita del P. Kentenich a Chile en 1951 y 1952 el P. Ernesto hizo de traductor del fundador. Con buen ritmo alternaban un párrafo en alemán y luego la traducción castellana. Su capacidad como traductor era notable (dominaba varios idiomas).

Como asesor Impulsó a sus jóvenes a cultivar un fuerte arraigo en la Capillita (en ese tiempo se hablaba del santuario como de la "capillita"). Se hizo una costumbre peregrinar al santuario, paricipar en las eucaristías y en las bendiciones del Santísimo los domingos por la tarde. También surgió el ir a las Misas de 6:30 am. Que celebraba el Padre Kentenich en el santuario para las Hermanas.

Pronto se iniciaron los Campamentos, largos y llenos de alegría, de contribuciones al Capital de Gracias, expresado en el fiel cumplimiento de nuestras obligaciones. El P.Ernesto nos dio entonces un regalo que ha perdurado a través de los años: Las canciones que nos hacían vibrar con la entrega y el amor a la misión. Cómo no recordar Panguipulli 1952 con el canto: "Tiembla de emoción...". "Mis Hermanos de Schoenstatt" y tantas otras que expresaban el espíritu que existía en esos tiempos.

La vida de los grupos tomo mucha fuerza y había una irrupción de vida espiritual en los colegios y en la universidad. Pronto los primeros trascendieron los límites nacionales, como es el caso del viaje de los "Tres Hernanes" a Buenos Aires, llevando el mensaje de Schoenstatt por doquier.

Pero el principal impulso lo dieron los viajes de las vocaciones, los "FP", o sea los "futuros padres", que partieron a formarse en Friburgo. Y luego en Brasil. Fueron oleada de jóvenes entusiastas y alegres que querían construir y difundir el reino de la Mater.

En Bellavista se vivió un "paraíso de fraternidad" y de alegría por la Reina del Santuario. Hermosa era la relación entre todos los grupos y los distinto asesores y llena de afecto y gratitud la relación con la Hermanas, que acogían reflejando ser "otras Marias".

El demonio no podía tolerar este paraíso surgido desde el Santuario y comenzó a crear y atizar dificultades e incomprensiones. Estas se agudizan y significan divisiones y la salida del país de los dos asesores de ese entonces. Primero el P. Benito Schneider viaja a Alemania y, más tarde parte el P. Ernesto quien se establece en Nueva York.

En 1960, a los pocos días de haber salido de Chile, retorna de Suiza el primer sacerdote de la generación fundadora, el P. Humberto Anwandter. En la misa de Navidad de ese año, de lo que hoy hace 50 años, y coloca en el altar la Cruz que habíamos preparado como regalo de gratitud y con la suplica reiterada de que la Mater se coronase como "Madre de la Unidad"

En los Estados Unidos el P. Ernesto tiene una fecunda labor con norteamericanos, cubanos, portorriqueños y dominicanos. Crea muchos vínculos importantes. Este periodo se alarga pues quiere volver a Chile cuando la joven comunidad se hubiese consolidado. Retorna después de 22 años como sacerdote diocesano de la diócesis de Brooklyn.

Siempre atento al desarrollo del Movimiento y siguiendo con interés los pasos de la comunidad sacerdotal que tan decisivamente ayudó a formar a través de las muchas vocaciones que surgieron de sus grupos: De su dedicación a la dirección espiritual surgieron casi 30 sacerdotes que reconocen un apoyo muy determinante en su opción por Schoenstatt, por asumir la misión del Padre Fundador y por el servicio sacerdotal a la Iglesia.

Inolvidables son sus platicas en que con talento mostró al Dios Padre misericordioso, a la Madre tierna, que despierta confianza y heroísmo, al un Schoenstatt que se hace misión y que enciende vidas y comunidades y que exige una entrega sin condiciones.

En el tiempo reciente hubo celebraciones que llenaron su corazón y nos volvieron a descubrir su carisma mariano y su ardor apostólico.
Así sucedió, por ejemplo, a cumplirse los 60 años de sacerdocio hace 8 años. Y la memorable fiesta de los 90 años celebrada en Campanario con gran signo de unidad y reconocimiento.

Hoy en esta Misa de gratitud, Misa del Bautismo de Jesús por Juan Bautista, podemos recordar su gran afecto a este precursor, pues el creía que Dios lo había llamado a ser un adelantado aquí en su tierra y vivió en esa conciencia, sabiéndose muy pequeño y limitado, pero inmensamente querido por el Dios Bondadoso reflejado en su querida Mater.
En los últimos meses le decía a los que los visitaban: "Siempre contigo, en el corazón de la Mater". (Semper tecum in corde Matris). Es tal vez lo que nos dice hoy a nosotros.

Introducción de la Misa de los funerales del P. Ernesto Durán, como gratitud al Padre Dios, leída por
P. Francisco García Huidobro

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