Schoenstatiano chileno: Vocación de Esperanza

Hoy, 24 de octubre finalizó la Jornada Nacional de Dirigentes de Chile en el Santuario Cenáculo de Bellavista en Santiago. Más de 500 personas -pertenecientes a las familias de Arica a Punta Arenas- participaron de manera muy activa y comprometida en este encuentro donde se nos plantearon los desafíos a conquistar como preparación al centenario de la fundación de Schoenstatt el 2014. Nuestros corazones quedaron comprometidos con el lema "Aliados del Padre para una cultura Mariana", motivación que nos llevará a trabajar, durante este trienio, por una cultura de Alianza. Ese es nuestro norte, el que compartimos con toda la familia internacional de Schoenstatt y que conquistaremos poniéndonos en movimiento con el Padre Kentenich. Hoy nos tomamos de su mano para que junto a él, demos respuesta a las inquietudes del mundo de hoy. Sí, con el Padre Kentenich, desde el Santuario, nos hemos comprometido a asumir el desafío misionero...

| Paulina Respaldiza (Linderos, Chile) Paulina Respaldiza (Linderos, Chile)

Hoy, 24 de octubre finalizó la Jornada Nacional de Dirigentes de Chile en el Santuario Cenáculo de Bellavista en Santiago. Más de 500 personas -pertenecientes a las familias de Arica a Punta Arenas- participaron de manera muy activa y comprometida en este encuentro donde se nos plantearon los desafíos a conquistar como preparación al centenario de la fundación de Schoenstatt el 2014.

Nuestros corazones quedaron comprometidos con el lema "Aliados del Padre para una cultura Mariana", motivación que nos llevará a trabajar, durante este trienio, por una cultura de Alianza. Ese es nuestro norte, el que compartimos con toda la familia internacional de Schoenstatt y que conquistaremos poniéndonos en movimiento con el Padre Kentenich. Hoy nos tomamos de su mano para que junto a él, demos respuesta a las inquietudes del mundo de hoy. Sí, con el Padre Kentenich, desde el Santuario, nos hemos comprometido a asumir el desafío misionero.

 

Cada país, de acuerdo a las voces del tiempo y del corazón, deberá buscar los elementos que lo identifiquen y lo conduzcan a una cultura mariana. Chile ha tenido fuertes voces este año que han sido claras luces para descubrir cuál es el camino que debemos seguir.

Como país nos preparábamos para celebrar con grandes ceremonias y actividades el bicentenario de la independencia de Chile. Con mucho orgullo -tal vez demasiado- queríamos mostrarle al mundo los avances y el nivel de desarrollo que como país habíamos logrado. Pero Dios quiso que volviéramos a lo pequeño, a lo esencial, al ser humano... El terremoto de febrero de este año nos evidenció nuestra fragilidad, puso de manifiesto nuestra pequeñez y que la fuerza de la solidaridad era la principal identidad del pueblo chileno. A pesar de los fuertes golpes de la naturaleza, como nación hemos sido capaces -una vez más- de salir adelante con el apoyo de todos los chilenos y del mundo en general.

Después sufrimos un fuerte golpe a nivel de Iglesia, al salir a la luz conductas impropias de algunos importantes sacerdotes chilenos. Está vez el golpe fue directo al corazón y esta realidad nos hizo reflexionar sobre la importancia de rezar y acompañar a los sacerdotes. Nuevamente se evidenció (en otro plano) la fragilidad humana, incluso en aquellos que están más cerca de Dios. Pero también nos ayudó a evaluar nuestro compromiso como miembros del cuerpo de Cristo, de que todos somos Iglesia, que juntos debemos hacer Iglesia. La comunión de corazones es una necesidad cada vez más urgente en el mundo, en la Iglesia. Como schoenstatianos estamos al servicio de la Iglesia y debemos reforzar nuestro compromiso con las parroquias y las diócesis a las que pertenecemos.

Luego vino el accidente en la mina San José en el norte de Chile. Treinta y tres mineros permanecieron cerca de 70 días enterrados a 700 mts. de profundidad. Todos los esfuerzos humanos y materiales siempre estuvieron acompañados por la oración y la confianza en nuestro Padre Dios y en la Virgen María. Fue realmente emocionante ver la imagen de la Virgen Peregrina de Schoenstatt visitando las carpas donde dormían los familiares de los mineros y los altares donde la comunidad se juntaba a rezar y a celebrar la Eucaristía en el Campamento Esperanza. El rescate de los mineros, cubierto en directo por canales de televisión de todo el mundo, fue un claro testimonio de compromiso con la vida, de confianza en la Divina Providencia y de profunda fe en Dios.

Hoy en la Jornada Nacional de Dirigentes, se comentaron estas voces del tiempo. Y se habló de la "vocación de esperanza" que como chilenos y país hemos demostrado frente a estas realidades. El campamento Esperanza de la familia de los mineros ha sido el mejor testimonio de la fuerza de la confianza y el abandono. Quienes permanezcamos fieles a la Alianza de Amor y nos empapemos de la esencia de la Alianza original y la plasmemos en la realidad de hoy, seremos transparentes de Dios en un mundo que no pierde la esperanza y que necesita ver con urgencia al Dios de la Vida en la vida... Sólo así podremos, realmente, encarnar una cultura de Alianza.

Comentarios
Los comentarios de esta noticia se encuentran cerrados desde el a las hrs