Voluntariado JMJ Rio 2013

Voluntaria de la JMJ Rio 2013  Un relato sobre lo que fue para Fabiana Jiménez, joven paraguaya,Voluntaria de la JMJ Rio 2013 , vivir la Jornada Mundial de la Juventud en Rio como voluntaria, y sobre cómo fue vivenciar y trasmitir a los demás el carisma de nuestro Movimiento.

| Fabiana Jiménez Fabiana Jiménez

El Santo Padre nos dijo: “Ustedes probaron que hay mayor alegría en dar que en recibir”, ¡y fue así! Casi 60.000 voluntarios respondimos al llamado de ser instrumentos de Cristo, regalando nuestro tiempo y esfuerzo a la Jornada Mundial de la Juventud.  Y creo que ninguno se arrepintió de esta respuesta.

Para ser voluntarios debíamos estar en Rio el 15 de Julio, y así preparar la llegada de los peregrinos. Era increíble cómo se empezaban a llenar las calles de Rio con banderas, los metros con jóvenes cantando o rezando el rosario, y los Cariocas nos recibían muy amablemente en sus casas y capillas.

Creo que fue una experiencia personal de fe para los voluntarios, en cualquiera de los sectores. Nuestro coordinador, Antonio Mateo, nos incentivaba desde mucho antes con correos y siempre tenía la jaculatoria: “Amar hasta que duela, y cuando duela... seguir amando”.

Nos dividimos en puntos de información, lotes y tiendas, comunicación, transporte, actos culturales, catequesis, feria vocacional, entrega de kits, entre otros. Tuvimos una misa de voluntarios el 16 de julio, donde ya empezaban a flamear banderas y escuchábamos el Padre Nuestro en varios idiomas. Acudíamos a formaciones generales y específicas de acuerdo a nuestro sector desde el 17 de julio.

A mí me tocó servir en Puntos de Información. Trabajaba de mañana o tarde en una estación de Metro. Nuestros horarios estaban distribuidos por idiomas y de acuerdo a la cantidad de peregrinos en cada zona de Rio.

Fue increíble, porque sorteamos algunos obstáculos, como el que metro dejó de funcionar, o que sólo los peregrinos podían utilizar los servicios del metro, ya que estaba sobrepoblado. Entonces empezábamos a rezar un rosario, cada misterio en un idioma, y la Mater se coronaba. Ella elegía uno de los misterios para aliarse con el Buen Dios y arreglar la situación, desde tranquilizar a una persona, hasta mover el metro de todo Rio.

También me tocó estar trabajando cuando cambiaron de lugar la vigilia, y ahí fue el Santo Padre quien dio la vuelta de tuerca para hacernos ver que el verdadero “Campo de la Fe” es nuestro corazón. Que es ahí donde Cristo quiere actuar, ¡que es ahí donde Cristo quiere permanecer!

La alegría de los peregrinos era contagiosa. Para esperar el siguiente metro (porque todo estaba lleno) nos poníamos a cantar o bailar, era definitivamente la Juventud del Papa ansiosa por encontrarse con él.

También me tocó servir de cordón de aislamiento, que es el cordón de personas que está entre los peregrinos y residentes y el Papa. SII!! Lo teníamos súper cerquita, y sentir que trabajábamos para alguien como Francisco nos llenaba de satisfacción. El representante de Cristo en la tierra era nuestro jefe ¿Hay algo mejor?

También ahí nos tocó sortear obstáculos, varias emergencias por la cantidad de gente, o inclemencias del clima, pero llegaba el Papa y todo se calmaba ¡Hasta la lluvia paraba! Nos pasó en la favela de Manguinhos que esperábamos al Papa desde muy tempranito y con mucha lluvia. Llegó, se puso a caminar, entró a una casa, tomó un cafecito, volvió a la gente y la lluvia paró. Pudo caminar tranquilo, y, como acostumbra, estar bien cerquita de la gente. En esa mañana muchos tuvieron la oportunidad de mirarlo a los ojos, de pasarle la mano, o de acercarle un niño para que besara. La favela, acostumbrada a la violencia, se convirtió en un cielo esa mañana.

También me tocó ese mismo trabajo cuando el Papa llegaba a Copacabana para la Misa de Envío. Más de 3.000.000 de jóvenes esperando a que llegue. Su camino era interminable, estaba súper cansado, pero su sonrisa era radiante y su mirada estaba llena de Dios. 

Luego, se reunió con voluntarios y nos dijo: “Sean siempre generosos con Dios y con los otros. No se pierde nada, y en cambio, es grande la riqueza de vida que se recibe”. ¿Hay acaso una verdad más hermosa? Nos habló del compromiso, de las vocaciones, y nos pidió que recemos por él.

Estas semanas compartiendo con tantos jóvenes de todo el mundo, escuchando diferentes idiomas y aprendiendo de diferentes carismas, creo que fueron más que enriquecedoras. Y compartir Schoenstatt con todos, explicar nuestro carisma tan original, dar a conocer a nuestra Reina era una emoción constante. Personas del otro lado del mundo diciendo: “Ella llegó a mi casa, o conozco la ‘capillita’”… ¡era sentirse en casa!

Al ver las banderas de Schoenstatt flameando, el corazón se emocionaba y se hacían presente las palabras del Padre Fundador: “¡qué bien estamos aquí!”

Y ahora nos espera el desafío de Cracovia en 2016, con la misma alegría y compromiso que Rio, pero con más corazones encendidos. El Padre Fundador nos diría: “Sangre joven, ¿a qué te atreves?”

¡Nos vemos en Polonia!

 

 

 

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