"Yo soy contigo". La historia de María

"Yo crecí en el amor. Un amor que he recibido sin pedir y sin esperar, a partir del seno de mi madre". Es María, la madre de Jesús de Nazareth, que inicia contando su vida. Narra la propia historia y afirma que para conocer a una persona es necesario recorrer su infancia. Me refiero al filme "Yo soy contigo", presentado en el Festival de Cine de Roma. Asi, María (Nadia Khlifi) nos introduce a una visión de su vida: adolescencia, maternidad y matrimonio con José (Rabeb Srairi), un viudo con dos hijos y que acepta, humildemente, el mensaje dado a la elegida de Dios, desposándola cuando ella es apenas una mujer...

| Marcel Gonzalo Unzueta (Roma, Italia) Marcel Gonzalo Unzueta (Roma, Italia)

"Yo crecí en el amor. Un amor que he recibido sin pedir y sin esperar, a partir del seno de mi madre". Es María, la madre de Jesús de Nazareth, que inicia contando su vida. Narra la propia historia y afirma que para conocer a una persona es necesario recorrer su infancia. Me refiero al filme "Yo soy contigo", presentado en el Festival de Cine de Roma.

Asi, María (Nadia Khlifi) nos introduce a una visión de su vida: adolescencia, maternidad y matrimonio con José (Rabeb Srairi), un viudo con dos hijos y que acepta, humildemente, el mensaje dado a la elegida de Dios, desposándola cuando ella es apenas una mujer. En el filme de Guido Chiesa (Italia, 2010) se tiene una interpretación muy propia del director -un no creyente recientemente convertido al catolicismo – concentrándose en una María de inmensa fe y que acepta sin titubear la maternidad divina.

Este momento es intuido cuando la Virgen está pastoreando sus ovejas y apenas ha terminado de ordeñar a una de ellas. Un fuerte batido cardiaco será la metáfora del sublime momento de la Anunciación. A partir de aquí veremos a un cineasta que se hace una idea de la adolescencia de una chica, común a las otras en su vida cotidiana y familiar, pero a la vez profundamente distinta de todas por su sabiduría, ternura y conocimiento de las sagradas escrituras y la ley judaica. José, su marido, es un carpintero de profesión, viudo, padre de dos hijos y que acepta con bondad todo lo que hace su esposa.

No es una película que intenta hacer teología, como en Luis Buñuel, un cristiano convertido al ateísmo; ni intensamente polémica como "El Evangelio segùn Mateo" de Pasolini, o metafísica como Bergman, sino la narración de una historia de familia, sin aureolas, decididamente humana.

"Yo soy contigo", deciamos, no es una historia sagrada o mística, sino más bien la interpretación de una tierna complicidad, amor profundo e insondable entre una María niña-mujer y su hijo, un chiquillo normal que corre y juega con su primo Mardoqueo, y lo defiende durante una pelea callejera con otros chiquillos de su edad.

María -para el director, o mejor, para la amiga Maebe Corvo que influyó en él- es una de nosotros. Ayuda a su familia en los quehaceres del campo, dialoga intensamente con Ana, su madre, está con sus hermanas (dos) y posee un temperamento fuerte y decidido. Contradice algunas leyes, como la circunsición (evitada a Jesús) y convence a su prima Elisabeth de dar el seno a su hijo, provocando confusión en Zacarías, marido y sacerdote.

"El Señor no quiere sacrificios, sino misericordia", serán palabras de María que cambiarán las reglas seculares y pondrán en permanente conflicto a un rígido padre de familia, como Mardoqueo. La vida de "la muchacha que cambió el mundo" no solo es oponerse al sistema judío sino también al violento dominio colonial de Roma.

Será de ella que Jesás aprenderá las Sacradas Escrituras en un ambiente de total libertad. Entre ambos existe una confianza y dulce complicidad, aun cuando el chiquillo desafíe las fuerzas de la naturaleza caminando alrededor de un pozo. Actos como éste convencerán a los siete eruditos griegos, contratados por Herodes (un irreconocible Carlo Cecchi), que aquel niño es diferente de los otros.

La intensa relación madre–hijo pondrá fin a sus argumentaciones filosóficas y para salvarle de la ira del déspota, simplemente mentirán en su informe. Una moderna representación de los reyes magos. Después, tendremos otra sopresa. El viaje a Egipto no se hará en tres, sino en una caravana.

El filme, rodado en Tunisia con actores árabes que hablan un dialecto rural del país norafricano -muy similar al hebreo de la época-, termina con un primer plano de María, vista de espaldas. Con esto provoca una distancia con el espectador, que termina contando una historia. La suya.

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